2016/07/26

Los ocho mitos y realidades del sistema de pensiones chileno

Desde hace 35 años los fondos de pensiones son administrados por una industria que no logra legitimar sus resultados, por positivos que parezcan. En medio del nuevo cuestionamiento a la permanencia de las AFP, bien vale dar un vistazo a las principales críticas y a la mirada de expertos. Si bien ellos comparten la visión de la urgencia de hacer cambios, coinciden en que el reparto está lejos de ser viable.CECILIA ARROYO |

La discusión acerca del esquema de pensiones que necesita Chile destapa una serie de mitos y realidades en torno a cómo operan las AFP, el monto de sus pensiones y las medidas que se requiere tomar urgentemente.
David Bravo, Mónica Titze, y la industria de las AFP entregan algunas clave y de paso, analizan el  tono que está tomando la discusión en torno al sistema al que se busca evolucionar. La Comisión Reforma al Esquema de Pensiones que lideró David Bravo ya entregó su visión. “Se rechazó la vuelta al reparto y también un sistema de capitalización puro, porque sabemos que debemos evolucionar hacia un sistema mixto y para ello hubo dos propuestas. La diferencia entre una y otra es cuánto más mixto es uno u otro. Pero para avanzar a cualquiera de ellos, debemos dejar las caricaturas”, enfatiza.  En una línea similar, Mónica Titze, sostiene que volver al reparto es absolutamente inviable y que la mejora de las pensiones para los afectados hoy, depende absolutamente del Estado. “Estamos cortos en edad de jubilación y en cotizaciones, algo que la reforma de 2008 había advertido. Sin embargo, falta voluntad política, pero también falta que los parlamentarios se convenzan de que el mejor mecanismo para ahorrar es el de capitalización individual, si no ¿de dónde sacamos los recursos? Debemos olvidar que este sistema fue instalado en dictadura. Eso es un dato que no tiene que ver con las pensiones, y enfocarnos en llegar a un acuerdo”. 
Por último, Bravo sostiene es muy importante que el Gobierno de señales de avance, generando algún proyecto de ley de aplicación, de mayor o menor plazo dependiendo de la disponibilidad de recursos estatales. Asimismo, espera que el Comité de Ministros “entregue al menos un cronograma de acciones, porque de lo contrario la gente, legítimamente siente que el tema de las pensiones en Chile seguirá en un cajón”.
1. Las pensiones que reciben los chilenos son demasiado bajas 
Que las pensiones del sistema son bajas es la principal crítica al esquema de AFP. De acuerdo con la Superintendencia de Pensiones, las jubilaciones autofinanciadas del sistema promedian unos $207 mil, cifra que se eleva a $220 mil si se consideran la Pensión Básica y el Aporte Previsional que paga el Pilar Solidario.
Para la mayoría de los expertos, el hecho que la cifra es baja, no está en discusión. Sin embrago, las AFP enfatizan en que el dato promedio que revela el regulador incluye casos de personas que han tenido largos períodos sin cotizar, lo que se refleja en sus pensiones. Un estudio encargado por el sector al economista Ricardo Paredes, mostraba en 2013 que las pensiones del sistema llegaban a una tasa de reemplazo equivalente al 87% del sueldo promedio de los últimos 10 años para los hombres y al 58% en las mujeres. Sin embargo, el informe se basaba en 26 mil casos con cotizaciones constantes en el tiempo.
La Comisión Bravo citó en su informe las estimaciones de la Ocde para las pensiones en Chile que difieren de tal análisis. Según éstas, en personas con una densidad de cotizaciones completa (aportes durante toda la vida laboral) la tasa de reemplazo promedia 48,2% del ingreso de los últimos 10 años para los hombres, y 37,9% para las mujeres. Esto está 17,9 y 27,7 puntos, respectivamente, por debajo de las que alcanzan en promedio los países Ocde, para personas con alta cotización. El grupo estimó que si se aplican las medidas de retrasar la edad de retiro, elevar la tasa de cotización y aumentar la cobertura del pilar solidario, las tasas chilenas se equipararían a las de la Ocde.
2. Las rentabilidades de los fondos no se condicen con las utilidades de las AFP
Un segundo flanco de crítica es que las AFP reciben ganancias enormes en comparación con los retornos de los ahorros previsionales.
Al cierre de 2015, las AFP  totalizaron ganancias por  US$417 millones, restando las ganancias que dejaron las  ventas de Cuprum y Provida, por parte de Principal Financial Group y Metlife, y que generaron “goodwill” por más de US$300 millones en conjunto. 
La situación dista bastante de lo sucedido en 2008, cuando la crisis global generó perdidas a las AFP por unos US$4 millones. Al año siguiente las administradoras se recuperaron con creces, totalizando ganancias por unos US$517 millones. Las utilidades de las AFP están marcadas tanto por los ingresos por comisiones (cobro por administración mensual que se extrae del ingreso de los cotizantes), como por los retornos de los fondos. En el caso de las comisiones (que varían entre el 0,47% de Planvital y el 1,54% de Provida) estas se cobran independientemente de las rentabilidades obtenidas. Pero además, por ley las AFP deben invertir el 1% de su patrimonio al igual que los fondos, lo que sí afecta su línea de resultados para bien o mal dependiendo del retorno.
Según datos de la Asociación de AFP, el sistema promedia una rentabilidad nominal de 17,6% en 35 años de historia del sistema; y de 8,6% nominal, desde 2002, cuando se crearon los multifondos. 
Un estudio de Ciedes afirma que entre 2012 y 2015, del total de activos en que se incrementó el fondo de pensiones, el 67,3% derivaba de la rentabilidad. El resto eran cotizaciones.
3. El sistema de reparto entrega pensiones más altas
A menudo las comparaciones con el esquema de reparto que utilizaban las cajas previsionales, y hoy las FF.AA y Carabineros, surgen como parámetros comparativos de las bajas pensiones que pagan las AFP.
Los expertos enfatizan en que se trata datos no comparables, ya que responden a parámetros de ahorro diferentes, tal como muestra en el cuadro adjunto el estudio Pensions at Glance 2015, que elaboró la Ocde. 
Un reciente análisis de Libertad y Desarollo ahonda en el tema. Si bien admite que de acuerdo con datos del regulador, las jubilación de vejez promedio del sistema de AFP son en torno a 19% menores a las del IPS, agrega que tales datos no son comparables. Primero, porque ignoran el hecho de que en el antiguo esquema de reparto sólo reciben pensión quienes cumplen con un número mínimo de aportes (15 años). De hecho, la entidad afirma que según datos del IPS, del total de imponentes sin pensión en las ex Cajas de Previsión, un 50% se debe a que no cumplen con tal requisito.
Otro factor a considerar es que mientras la tasa de cotización del sistema de capitalización individual es cercana al 13% (incluyendo la comisión de la administradora y el seguro de invalidez y sobrevivencia de cargo al empleador), la tasa de cotización del antiguo sistema era de 20%.
4. Los países desarrollados tienen el asunto resuelto
 De acuerdo a un informe de Citi, “el mundo se enfrenta a una crisis de jubilación” y los países desarrollados están lejos de escapar a esta realidad. Más aún, cuando sus tasas de envejecimiento en la población son las que más crecen a nivel mundial. 
El banco estadounidense explica que el peso de las jubilaciones para los estados es cada vez más difícil de llevar. “El total de las obligaciones de los gobiernos por pensiones sin financiamiento o con financiamiento insuficiente, entre los 20 países de la OCDE, alcanza la sorprendente cifra de US$78 billones (millones de millones)”. 
Pese a lo que se suele pensar, el sistema de jubilación en Europa, pilar del estado de bienestar, es uno de los que enfrenta mayores presiones. 
Las pensiones  del viejo continente se están solventando principalmente con ingresos fiscales corrientes, debido a  que la mayoría de los países no han logrado  ahorrar lo suficiente.
Así, en Citi aseguran que “en la mayoría de los países europeos, el coste de las obligaciones por las pensiones es más de dos veces superior a la deuda nacional”.
5. El actual sistema de pensiones es 100% privado
En medio del debate en torno a los cambios que urgen al sistema para elevar el monto de las pensiones, se habla de acabar con un esquema de carácter privado, apuntando a las AFP como único agente. 
Pero lo cierto, es que desde 2008 el sistema previsional chileno incluye un Pilar Solidario estatal, que busca hacerse cargo de las personas más vulnerables del sistema, aquellas que no alcanzan a ahorrar más por diversos motivos. 
Según datos del regulador de pensiones, este pilar contributivo significó para el fisco el desembolso en 2015 de  $1.132.678.000.000, unos US$1.601 millones, es decir, un 0,6% del PIB. Al 2025 se estima que la cifra se eleve a a 0,9% del PIB. La Comisión Bravo propuso elevar el rol del pilar, subiendo su cobertura al 80% de la población.
6. Las nuevas tablas de mortalidad perjudican a los cotizantes
La actualización de las tablas de expectativas de vida (o de mortalidad) han estado en el ojo del huracán. Parlamentarios iniciaron acciones para que las superintendencias de Pensiones y de Valores y Seguros, frenen su puesta en vigencia, que partió en julio de este año. Ello, debido a su negativo impacto en las ya bajas pensiones, las que se verían nuevamente disminuidas en hasta 2%, debido a que los montos ahorrados deben repartirse en mas años que antes. Específicamente, el período aumentó en 1 año y 2 meses más respecto de las tablas vigentes, para el caso de las mujeres, llegando a los 90,3 años después de los 60 años; y 7 meses más para los hombres, llegando a los 85,4 años tras cumplir 65 años.
Los  expertos han sido categóricos en señalar que el cambio es clave para mejorar los mecanismos de ahorro de acuerdo a las expectativas reales de vida de los chilenos, con el fin de asegurar el pago de sus pensiones. Las tablas modifican asimismo los factores de mejoramiento, que ajustan las probabilidades de fallecimiento por cada año transcurrido, ahora hasta 110 años. La Ocde sugería hacerlo hasta los 120 años.
7. Las comisiones de las AFP son altas 
El cobro de las AFP por su administración mensual se sitúa en 1,28% (promedio ponderado por cotizante)  del ingreso imponible mensual. La cifra ha disminuido por efecto de las licitaciones de nuevos afiliados, otorgados a la administradora que ofreciera la comisión más baja. Estos procesos dieron origen a AFP Modelo y este año fue adjudicado a Planvital.
La cifra equivale una comisión de 0,58%del total fondo administrado, lo que a su vez equivale a un tercio del cobro que se hace en la industria de Fondos Mutuos (FFMM).
Según datos de la industria, los fondos E y D exhibieron a marzo de este año rentabilidades de 5,8% y 4,5%, cifras que se sitúan sobre el 3,6% obtenido por los FFMM de deuda de mediano largo plazo.
8. Un cambio en el sistema de pensiones actual está fuera de discusión 
Los diagnósticos de expertos ya están hechos y las medidas ya fueron propuestas. Los dos últimos gobiernos han sido activos en al generación de material para hacer reformas. 
La conclusión es unánime en cuanto a la urgencia de hacer cambios paramétricos, como el alza de la edad de jubilación, el aumento de las cotizaciones previsionales, la mejora de la cobertura del pilar solidario existente y la incorporación inmediata de los independientes al esquema de pensiones. Todo ello permitiría al menos duplicar las tasas de reemplazo actuales en Chile, de acuerdo con los análisis de la Comisión Bravo. 
Sin embargo, se trata de resultados de largo plazo. 
Para quienes se están pensionando hoy con promedios de $ 200 mil al mes, también hay propuestas, como la generación de incentivos a la cotización por más tiempo de las mujeres (las más afectadas por el alza de las expectativas de vida), y esquemas de bonos de diversa índole. 
Todo ello requiere recursos estatales y decisiones urgentes. El gasto fiscal que implique puede ser la piedra de tope. Sin embargo, los expertos enfatizan en que una aplicación gradual de medidas puede ser la fórmula más adecuada para comenzar a dar solución a los problemas más urgentes.
En lo otro que hay consenso es en la necesidad de avanzar hacia un esquema tripartito, con aportes tanto de las personas en un esquema de capitalización individual, como de los empleadores y del Estado, a través del Pilar Solidario. 

En este punto, tanto David Bravo como Mónica Titze, coinciden en que es importante que el Gobierno de señales de una agenda concreta, gradual en la aplicación de los cambios, pero que muestre una dirección elegida. De lo contrario, la incertidumbre generará presiones políticas mayores que lleven a un actuar que poco aporte a mejorar pensiones.

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