El ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, desempeñó un rol clave en el diseño de este penúltimo discurso del 21 de mayo de la Presidenta Michelle Bachelet. Claro, porque el mensaje estuvo marcado por el énfasis en fortalecer el crecimiento económico y la necesidad de avanzar en un pacto en esa línea. Tras estar presente en la cuenta anual ante el Congreso pleno y luego acompañar a la mandataria al acto de homenaje de las glorias navales en Valparaíso, Valdés concedió esta entrevista a PULSO, donde aterrizó los ejes del mensaje.
Los empresarios echaron de menos que en el mensaje presidencial no hubiese medidas concretas para impulsar el crecimiento.
-El discurso pone muy en el centro de la agenda el crecimiento económico. Eso es importante porque la óptica del crecimiento empieza a dominar las otras discusiones.
Hay anuncios relevantes, tanto específicos como en temas de principios. Esto de esperar la ‘anuncitis’ o los ‘paquetazos’ no es la forma en que operan los gobiernos serios que tienen convicción respecto de lo que están haciendo. Tenemos una agenda muy amplia de productividad, que incluso la CPC nos ha ayudado a armar, y lo que corresponde ahora es llevarla a cabo. De hecho, hubo varios anuncios ligados a la agenda de la Comisión Nacional de Productividad y de la propia CPC, en materias hídricas, en infraestructura y relaciones de productividad. Al final, lo que tenemos que hacer es implementar bien las cosas que estamos legislando hoy. Uno no puede un día criticar que el Gobierno hace muchas cosas y al día siguiente decir que la Presidenta debiera haber anunciado más cosas.
¿O sea que con las medidas que están sobre la mesa es suficiente para que el país se recupere en el corto plazo?
-Los países como el nuestro tienen, primero, políticas macroeconómicas que son las que se despliegan para los ciclos económicos. Esas están desplegadas por completo: la política monetaria, la política fiscal, el tipo de cambio, la capacidad del sistema financiero para prestar. Está todo ya puesto sobre la mesa para que el país pueda crecer más. Tenemos un shock externo fuerte que tampoco puede hacerse desaparecer. Las políticas económicas lo que hacen es moderar los efectos de ese shock. También está el tema de la capacidad de crecimiento de la economía. Ahí tenemos la agenda de productividad, que es una cuestión central, y los temas de confianza. En ambas cosas el discurso es bien claro. La agenda de productividad continúa, va avanzando bien. En temas de confianza, fue muy importante que el discurso haya puesto el crecimiento en el centro. La Presidenta invita a todos a juntarse en principios, en eso habló de propiedad privada.
Al final, cuando me dicen ‘faltó un anuncio’, o se dice que ‘para crecer se necesita más’, ¿qué cosa es? ¿Abandonar las convicciones que tiene este Gobierno? Alguna vez dije, eso es irreal.
La Presidenta dijo que aquí no se está partiendo de la nada, sino que a partir de una obra de gobiernos anteriores. ¿Ese es un énfasis en el fin de la retroexcavadora?
-Es reconocer muy profundamente que el Chile que tenemos es bastante mejor, aunque falta mucho. Acá hay algo de percepciones. No porque tengamos un buen país uno no quiere aspirar a más. La Presidenta cuando dice ‘estamos construyendo sobre lo que tenemos’, está el tema de que tenemos instituciones que funcionan. Ha habido escándalos importantes en temas de mercados y política, y las instituciones han funcionado. Que la justicia, que el TDLC y la Fiscalía Nacional Económica funcionen, son cosas que nos muestran que el país ha avanzado mucho en los últimos años. Respecto del construir sobre lo que ya está hecho, es bien obvio que en los últimos 25 ó 30 años han sido años muy buenos para Chile. Eso tenemos que cuidarlo. La Presidenta cuando habla que el populismo no es una alternativa, esa es una señal evidente para las personas que están dentro del Gobierno. Como se instalaron ciertas dudas en los últimos meses, fue bueno reafirmar este tema en el discurso.
¿El tema de la propiedad privada que abordó la Presidenta en su discurso era para despejar esas dudas que aún persisten y que afectan la confianza?
-Hay una gran discusión respecto de cuánto de lo que nos pasa es un problema de confianza, es un problema del escenario externo o un problema estructural de la economía. Es incorrecto centrar todos los problemas en la confianza, pero sí algo de ese tema existe. Por tanto, es importante despejar fantasmas. La Presidenta, el ministro Burgos, el ministro Eyzaguirre y yo, hemos hablado que la propiedad privada como concepto es central para que una economía pueda funcionar bien y pueda crecer. Las economías que crecen bien tienen propiedad privada bien protegida, pero también tienen otras cosas.
Debiese ser muy claro que para el Gobierno tener un sector privado y mercados que funcionen, es la manera de que un país crezca.
Es cierto que la Presidenta habló del respeto de la propiedad privada, pero también tocó los derechos sociales. ¿Hay una tensión evidente entre esos dos temas?
-Los países que se desarrollan lo hacen con derechos. ¿Qué nos falta para ser desarrollados? Ser más productivos y tener mejores oportunidades para todos. Un mejor acceso y que el mérito sea lo que determine gran parte de lo que la gente puede lograr, y no la suerte de donde nació. Esas dos cosas hay que hacerlas caminar y no tienen por qué colisionar.
¿El pacto por el crecimiento que anunció la Presidenta en su discurso se va a traducir en un acuerdo marco?
-Tiene que ver con que todos tienen que ceder algo y todos tienen que ganar algo. Creo que el atrincheramiento de los actores sociales, de los partidos políticos, no sirve para nada. El llamado de la Presidenta lo veo en el sentido de que el crecimiento importa mucho. Lo segundo, es que éste es un país serio, que no hace locuras, el populismo está fuera. Tenemos que tener más concertación social, tenemos que sentarnos a conversar. Tampoco podemos pensar que con las instituciones, con la forma de crecer que fue muy exitosa, lo vamos a poder replicar por 30 años más. Se han generado tensiones sociales. La Presidenta habla de una fractura social. Es cuestión de ver lo que pasa en el mundo de las redes para ver que hay visiones que hoy tienen que encontrarse más, incluso para crecer.
Tras conocer las cifras de Cuentas Nacionales, ¿cree que vamos a ir de menos a más este año?
-Vamos a depender mucho de lo que pase en el mundo y de que seamos capaces de mantener una agenda que sea coherente con esto. Esto no está garantizado, ni jugado, va a ir dependiendo de lo que hacemos. Creo que las medidas específicas que tenemos para el tema de vivienda, es un anuncio importante. El ciclo inmobiliario en Chile está muy fuerte y requiere ciertas acciones hacia adelante. Además tenemos un problema de vivienda que es real, es un tema sectorial que tiene impacto macroeconómico. La Presidenta anunció que tenemos que preocuparnos de la gestión del agua. Esa es una solicitud que está en la agenda de la CPC. Estos son ejemplos de medidas que nos ayudan en el corto plazo a que este mejor crecimiento que tuvimos en el primer trimestre ojalá se mantenga en el tiempo. Las políticas macroeconómicas están haciendo todo el despliegue que pueden. Si uno se compara con otros países de la región, hay algunos que están creciendo más por factores bien específicos de sus propios recursos naturales.
¿Cuál será el legado económico que va a dejar este Gobierno?
-Vamos a haber crecido más que Latinoamérica, eso no es tan habitual. Vamos a haber establecido una agenda de poner la productividad al centro de la preocupación de la política pública. Desde la crisis asiática que el crecimiento de la productividad ha venido perdiendo fuerza. Es muy importante para el largo plazo relevar eso como una cuestión clave. Un Gobierno no se mide exclusivamente por lo que hace durante los años en que se gobernó. Sería fácil hacer algo que no es sostenible en el tiempo. Hacer una fiesta de corto plazo, hacer populismo. Eso no es lo que vamos a hacer nosotros.
¿Aunque otros se lleven los beneficios de lo que están haciendo?
-Uno gobierna para Chile, se tiene una mirada de mediano plazo. Estamos haciendo cosas que son fundamentales para mejorar las oportunidades con la gente. Hay una agenda fuertísima en educación.
¿Sería frustrante ponerle la banda a un Gobierno de otro color político, porque las medidas que se están haciendo no tienen frutos ahora?
-Siempre hay que trabajar para tratar que la coalición de uno siga gobernando, pero no a riesgo de poner en una peor situación a los ciudadanos en un tiempo después.
¿Qué urgencia tendrá la reactivación del proyecto de AFP estatal?
-La Presidenta encargó al comité de ministros seguir trabajando para aterrizar las distintas cosas que propuso la Comisión Bravo, evaluarlas y tener una ruta hacia más adelante. Pero en el corto plazo se decidió empezar a tramitar este proyecto. Este proyecto se armó en 2014, es una empresa pública con ciertas restricciones y lo que tenemos que hacer ahora es ponernos de acuerdo en su trámite. La AFP estatal va a ser parte del menú de soluciones, cualquiera sea ese menú, por lo tanto tiene sentido comenzar a tramitarlo. Pero tampoco es la solución mágica de esto. Las pensiones pasan por muchos temas que estamos analizando, tenemos que armar un mapa claro hacia adelante. No podemos hacer todas las reformas de todos los campos al mismo tiempo.
¿Significa que esa reforma va a quedar de 2018 hacia adelante?
-Puede ser en 2017, pero este año claramente tenemos que concentrar los esfuerzos en otros proyectos. Creo que el más importante que se nos viene es el de educación superior, porque hay muchos actores involucrados, es uno de los últimos proyectos grandes de la agenda de educación y, por lo tanto, es muy importante que los esfuerzos políticos y técnicos se concentren en eso.
¿Y en qué puede ayudar una AFP estatal a mejorar las pensiones?
-Para ese objetivo lo más importante es la cobertura, en el sentido de que hay gente que hoy podría estar cotizando y no lo hace. Es como BancoEstado que da servicios bancarios donde no llegan otros. También le va a dar más competencia al sistema, eso disminuye la comisión que uno paga.
En educación superior, ¿se va a llegar al 100% de gratuidad? ¿Cómo se va a fijar la ruta?
-Habrá que esperar el proyecto de ley para saber más cómo van a ser los siguientes pasos, pero la Presidenta sí anunció que se va a proponer al Parlamento una ruta.
¿Puede asegurar que se va a cumplir la promesa del programa de gobierno de que al 2020, en seis años, habrá gratuidad universal y efectiva?
-El programa no dice al 2020, el programa dice que a fines de este gobierno debemos saber que vamos a tener una cobertura del 70% y habla de establecer mecanismos para llegar a tener gratuidad universal. Lo que es claro es que llegar a la gratuidad universal con los recursos que hoy tenemos es muy difícil, porque le pone una presión muy grande al resto del aparato público. O sea, si no se hace nada más, se puede. Pero hay otras necesidades también. Entonces, el proyecto va a establecer las formas y modos de cómo se va a seguir avanzando.
¿Era necesario insistir en el discurso en la meta de bajar en 0,25% anual el déficit estructural?
-La Presidenta en su discurso habla en varios momentos de la importancia de ser responsables y serios. Sin crecimiento no se puede avanzar, habla de la importancia de la confianza, de la importancia de políticas fiscales ordenadas. Nosotros hemos decidido un camino fiscal. Creo que es importante remarcar el compromiso del Gobierno con ese camino fiscal porque eso no está en juego.
La Presidenta en varias ocasiones dijo que había que mejorar la gestión. ¿Eso significa que hubo improvisación en algunas políticas?
-Lo que nos ha pasado es que estamos dedicados a hacer demasiados proyectos de ley y a gestionar menos el día a día. Parte de lo que nos pasa es que los ministros gastamos mucho más tiempo en la gestión política por proyectos, que en la gestión estratégica interna de que las cosas funcionen bien. Por eso hemos tenido algunos errores que han salido por la prensa. Estoy pensando en decretos que hay que rehacer. La Presidenta hace un tiempo nos pidió más tiempo para la gestión de los ministerios.
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