2016/04/18

“No está loco… logrará llegar a Marte”

Dos años y medio trabajó Ashlee Vance, columnista de Bloomberg Businessweek, en Elon Musk: Tesla, SpaceX y la búsqueda de un futuro fantástico, uno de los mejores libros de 2015 según Wall Street Journal y Amazon. Tras más de 40 horas de conversación, Vance desclasifica al excéntrico sudafricano, que anda a mil kilómetros por hora en su carrera por salvar a la humanidad de un virus, un meteorito o de una tropa de robots creados por Larry Page.
Por: Carla Sánchez M.
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"Hay dos posibilidades: puedo hacerte la vida muy difícil o te puedo ayudar en tu proyecto”, le dijo Elon Musk a Ashlee Vance. El reportero ya había entrevistado a más de 200 personas para escribir Elon Musk: Tesla, SpaceX y la búsqueda de un futuro fantástico, uno de los bestsellers más exitosos de 2015 y una de las biografías más completas que existen de este excéntrico personaje. En 400 páginas, Vance va contando detalles de la historia del hombre que en poco más de una década pasó de ser mochilero a multimillonario, tras ganar más de 150 millones de dólares con la venta de PayPal a eBay en 2002, la empresa que cambió el concepto de pagos a través de Internet.
Cuando le planteó la idea de escribir el libro, Musk se negó a cooperar. Pero varios meses después estaba dispuesto a colaborar con el escritor con una condición: controlar. Musk (44 años) le dijo que no quería intervenir el texto central, pero sí leerlo antes de ser publicado y agregarle comentarios. Vance ya había investigado lo suficiente sobre el emprendedor sudafricano y sabía que su obsesión detallista y su angustia por cualquier error le significarían páginas y páginas de comentarios al margen.
“No acepto”, le dijo. Musk, quien no está acostumbrado a que le digan que no, pero que respeta a quienes insisten, finalmente aceptó salir a comer con Vance y luego de varios tiras y aflojas, cedió. Se dieron un apretón de manos y el físico se subió a su Tesla S rojo, el auto eléctrico que inventó y que ha arrasado en el mercado, con más de 300 mil personas que han pagado mil dólares por anticipado para reservar el suyo.
Más de 40 horas repartidas en reuniones en Space X –su empresa de transporte aeroespacial, encuentros en su casa, salidas a comer y al cine le bastaron a Vance para cambiar de opinión: “Antes de escribir el libro, no estaba tan interesado en él (ríe). Pensé que era un tipo que prometía productos fantásticos para el futuro. Pero en 2012 las cosas empezaron a cambiar. El modelo Tesla S –el mejor auto de la historia según Consumer Reports– vio la luz, la nave Dragon de SpaceX fue capaz de alcanzar la Estación Espacial Internacional y Solar City –proveedor de energía– se abrió a la bolsa. Ahí me di cuenta de que este tipo estaba logrando muchas cosas, que era real”, cuenta al teléfono desde Estados Unidos. Y agrega: “Es una persona única, no creo que haya mucha gente que sea buena en ingeniería, diseño, física y softwares y que también sea exitoso para hacer negocios”.
Vance comprobó en persona el talento del solitario Elon Musk, pero también descubrió su lado más oscuro: “Inspira a la gente por su inteligencia y motivación, pero creo que es muy difícil trabajar con él. Ves a muchas personas que después de un par de años se van. Musk puede ser muy rudo, es un poco lo que ocurría con Steve Jobs: la gente lo quería, pero en algunos niveles lo resentían”.
Una personalidad obsesiva con “una forma curiosa de empatizar. No le interesa mucho la vida privada de sus empleados, ni sus emociones, pero sí el futuro de la humanidad. Nunca había conocido a alguien así”, resume.
-¿Cree que podría ser asperger?
-Algunos piensan eso, pero yo no podría afirmarlo. En algunos aspectos tiene problemas de inteligencia emocional. Su nivel de interacción con las personas es muy limitado, pero se le caían las lágrimas cuando hablábamos de lo que le estaba ocurriendo a la humanidad. Eso le interesa profundamente.

Su obsesión con Marte

No son los autos eléctricos. Ni tampoco alimentar ciudades con energía solar o crear un tren magnético que viaje a 1.200 kilómetros por hora. Lo que realmente mueve a Elon Musk es Marte. Colonizar el planeta rojo.
“A algunos les puede sonar una locura, pero su principal objetivo es instalar una colonia en Marte y salvar a la humanidad. Su pensamiento es lógico y racional: cree que en ello debemos enfocarnos”, explica Vance.
“No le interesa mucho la vida privada de sus empleados, ni sus emociones, pero sí el futuro de la humanidad. Nunca había conocido a alguien así”.
-¿Por qué es tan pesimista respecto del futuro de la humanidad?
-Elon leyó mucha ciencia ficción cuando era niño y tiene una visión más oscura. Hay mucha gente que plantea la teoría de que un meteorito puede chocar a la Tierra, o que un virus puede acabar con la humanidad. Desde ese punto de vista, su misión tiene sentido.
-En el libro, Musk dice que su familia teme que los rusos lo asesinen por sus avances en la carrera espacial. ¿Elon se siente amenazado?
-Él me dijo que le daba miedo ser asesinado por los rusos o los chinos, y no creo que esté bromeando. Por otro lado, los fabricantes tradicionales de autos, los car dealers, las petroleras y los políticos le han hecho la vida muy difícil en el Congreso. Probablemente, la mayor amenaza sea SpaceX, su hijo pródigo. Ahí hay grandes sumas de dinero involucradas y es un solo individuo compitiendo contra países, contra gigantes en los avances espaciales.
En el libro, Vance revela una de las peores pesadillas de Musk: que Larry Page, el CEO y cofundador de Google, esté construyendo una flota de robots de inteligencia artificial capaces de destruir a toda la humanidad.
“Quizás leí muchos cómics cuando niño”, le confesó Musk a Vance. Pese a venir de una familia acomodada, su infancia no fue del todo fácil. Hijo de un ingeniero mecánico y eléctrico y una ex modelo que fue finalista de Miss Sudáfrica, creció en Pretoria, el noreste de Sudáfrica, junto a su hermano Kimbal y su hermana Tosca. A Maye, su madre –quien se separó del señor Musk cuando Elon era adolescente–, le llamaba la atención que el pequeño Elon “a veces caía en trance”. Incluso pensaron que podía ser sordo. Le sacaron las adenoides para mejorar su audición, pero no cambió. “Se mete en su cabeza y se va a otro mundo… Todavía lo hace. Ahora lo dejo tranquilo porque sé que está diseñando un nuevo cohete o algo similar”, contó su madre en el libro.
Musk –quien inspiró a Robert Downey Jr. para dar vida a Iron Man– empezó a fantasear con colonizar otros planetas en la secundaria. Solía despotricar contra los combustibles fósiles defendiendo la energía solar o llevar modelos de cohetes a clase.
Paradójicamente, no era de los más brillantes de su curso. “Honestamente, no había ninguna señal de que él iba a ser un multimillonario”, comentó Gideon Fourie, uno de sus compañeros de curso.
“Él me dijo que le daba miedo ser asesinado por los rusos o los chinos, y no creo que esté bromeando”.
“Fue un niño muy solitario. La gente no lo quería mucho, tuvo una relación muy difícil con su padre, sufrió bullying e incluso lo lanzaron escaleras abajo y terminó en el hospital. Él está en una búsqueda para mostrarle al mundo que es especial”, comenta Vance.
-¿Musk quiere ser recordado como el hombre que salvó al mundo? ¿Ése es su fin último?
-Él lo niega, pero definitivamente él quiere ser la primera persona que llegue a Marte y quiere realizar algo que nadie haya hecho antes.
-Es una especie de nuevo Leonardo Da Vinci, ¿qué piensa al respecto?
-Hay mucho de eso, es un tipo que ha redefinido las finanzas, el sector aeroespacial, la industria automotriz, la ingeniería, es bueno para el diseño, el marketing, los negocios, etc. No es el mejor en cada una de estas áreas, pero es muy bueno en ellas. Al igual que Da Vinci, tiene una visión única para el mundo.
-¿Cree que él va a cambiar el mundo?
-Pienso que ya lo ha hecho en muchos aspectos, por ejemplo, en el mercado de los autos eléctricos, ninguno de los grandes fabricantes se hubiera aventurado si Tesla no hubiese ejercido presión. Si miras los cohetes, ha reducido enormemente el costo de llegar al espacio, la mayoría de las compañías aeroespaciales están intentando replicarlo. Llegar al espacio a un costo más bajo definitivamente cambiaría a la humanidad, es una esperanza de que podemos descubrir nuevas cosas que serán muy importantes para el planeta. Antes de que digamos que Musk cambió el mundo, tiene un largo camino por delante: los autos eléctricos todavía son muy caros; los cohetes no son tan baratos como para igualar los viajes al espacio con las tradicionales rutas aéreas. Hay mucho por hacer, pero él ha creado un modelo y ahora vemos a mucha gente haciendo avances complejos en la industria.
-Después de haber investigado a fondo al personaje y su trabajo, ¿qué tan factible crees que es colonizar Marte en 2020 como se lo ha propuesto?
-Él habla de 2020 o 2025. Después de escribir el libro, estoy convencido de que va a lograrlo. Tiene mucha gente brillante trabajando para él. No sé si va a lograr construir una colonia como sueña, pero SpaceX va a llegar a Marte. Y Musk está dispuesto a gastar toda su fortuna en eso.

Elon Musk versus Steve Jobs

Si hay algo que define la vida de Elon Musk es la intensidad. Trabaja siete días a la semana, entre 16 y 18 horas diarias. Los lunes suele ir a SpaceX. Los martes, empieza su día en SpaceX y después se sube a su jet privado para volar a Tesla, en Silicon Valley. “Lo curioso es que en San Francisco no tiene casa, aloja donde sus amigos”, comenta Vance. Los jueves vuelve a Los Ángeles y los fines de semana aprovecha de ver a sus cinco hijos hombres (un par de mellizos y otro de trillizos), cuya tuición comparte con su ex mujer, Justine Wilson. Musk se ha divorciado tres veces.
“Él habla de colonizar Marte el 2020 o 2025. Después de escribir el libro, estoy convencido de que va a lograrlo. Tiene mucha gente brillante trabajando para él. No sé si va a lograr construir una colonia como sueña, pero SpaceX va a llegar a Marte”.
“Las personas que entrevisté dicen que es buen papá, pero los niños tienen una vida dura, deben ir a la fábrica de cohetes los fines de semana y hacer las tareas ahí”, agrega Vance.
Una rutina meteórica al igual que su carrera. Aprendió a programar de niño y a los 12 años vendió su primer juego en 500 dólares. Aprovechando su pasaporte canadiense, a los 17 años emigró de Sudáfrica a Canadá y de ahí saltó a Estados Unidos, donde estudió economía y física en la Universidad de Pensylvania. Estaba inscrito en un doctorado en Stanford, pero a los dos días renunció para fundar –junto a su hermano Kimbal y su amigo Greg Curry– Zip2, una especie de páginas amarillas en internet, que Alta Vista compró en 1999. Con sólo 28 años, Musk recibió 22 millones de dólares.
Lo llaman el Thomas Edison de esta era o el nuevo Steve Jobs. A Musk le fascina la fama. “Le gusta ser el centro de todo y el estilo de vida que lleva en Los Ángeles. Sale con actores, directores, le gusta ver las carreras de fórmula uno con el príncipe de Mónaco. Es rico y le encanta ser una celebridad”, confiesa Vance.
-Muchos lo comparan con Steve Jobs, ¿en qué se parecen y en qué se diferencian?
-Steve Jobs era un showman que vendía productos de consumo masivo, bueno para el marketing y con un gran carisma. Elon, en cambio, es más un ingeniero, no es tan bueno para el marketing, pero maneja el día a día del negocio mejor que Jobs. Para ser honestos, Steve Jobs fue más exitoso en llegar con iPhones, iPads y computadores a millones de usuarios. Elon no tiene productos como ésos, pero ha cambiado más industrias que Jobs. Diría que Musk es como Stephen Wozniak y Steve Jobs, los fundadores de Apple, juntos.
-¿Dónde radica la clave de su éxito? ¿En que no concibe el fracaso?
-Él está dispuesto a tomar riesgos, sí, pero la razón por la cual es tan exitoso es porque es implacable en todo lo que hace. Para la mayoría de la gente, ser CEO de una compañía es un buen negocio porque quieren ganar dinero o hacerse ricos. Para Elon, esto es una misión de vida y no va a parar nunca (risas). En ese sentido, está un poco loco.
-Partes tu libro con la pregunta que te hizo Elon Musk, de si pensabas que él estaba loco. Después de haber conocido a fondo al personaje, ¿cuál es tu respuesta?
-No creo que Elon esté loco. Tiene una visión del mundo que para muchos es excesiva o inusual.
-Tras haber publicado el libro, ¿siguen siendo amigos?
-Nooo, él se enojó mucho con algunos pasajes del libro, aunque reconoció que era preciso y estaba bien hecho. Hemos intercambiado un par de emails, pero ya no hablamos como antes.

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