2016/04/20

Correa y el presidente: “Él sintió mucho orgullo de los cuatro años que presidió un país en paz”

“Tenía convicciones muy fuertes, pero siempre creyó en el diálogo. Siempre cuando hacía un resumen de su vida política destacaba que había sido un hombre de diálogo”, relata.

Por Ángela Chávez
Correa y el presidente: “Él sintió mucho orgullo de los cuatro años que presidió un país en paz”
Como un firme partidario del gobierno de Allende, el presidente de Imaginacción y ex vocero de gobierno entre 1990 y 1994, Enrique Correa, reconoce que no estuvo de acuerdo con el ex Presidente Aylwin en mucha cosa, pero ello no le quita mérito para rescatar los valores y principios con que el ex mandatario actuó en política.
El ex Presidente no solo fue su jefe sino que la persona de la que más aprendió en política y su consejero por muchos años más.
- ¿Qué significa para usted la figura del ex Presidente Aylwin?
- Estoy seguro que el presidente Aylwin pasará a la historia como uno de los grandes presidentes y políticos chilenos. Un político muy relevante, que elevó con su sola acción en todas las etapas de su vida política -en algunas pude haber estado más de acuerdo con él, en otras menos- los estándares de calidad de la política. Siempre fue un político ilustrado, responsable, que tuvo los asuntos de Estado en su cabeza, en el Estado como representante, protector y el punto de referencia común de todos los chilenos.
- ¿Se puede decir lo mismo de don Patricio en el contexto del rol que jugó en la antesala del golpe de Estado?
- Don Patricio fue un partícipe protagónico en el gran último esfuerzo de diálogo entre la Democracia Cristiana y el gobierno, que fueron los diálogos auspiciados por el cardenal Silva y, por lo tanto, lo que se puede decir de él en lo fundamental, en los meses anteriores, que hizo un esfuerzo supremo por el diálogo y que acogió la llamada del cardenal al diálogo. Yo era un firme partidario del gobierno de Allende hasta su fin y, probablemente, incluso ahora, no comparto mucho de los juicios extremadamente críticos que él tuvo de ese gobierno, pero eso es parte de la política. El elemento principal, lo que queda como recuerdo histórico, es que participó lealmente en el último gran esfuerzo por un diálogo con el presidente que evitara la crisis. Sin embargo, las circunstancias y fuerzas negativas terminaron imponiéndose sobre esas voluntades de diálogo.
- ¿A lo mejor Patricio Aylwin fue ingenuo?
- Era apasionado, porque tenía convicciones muy fuertes y muy permanentes, pero siempre creyó en el diálogo. Siempre cuando hacía un resumen de su vida política destacaba que había sido un hombre de diálogo, era lo que él consideraba más valioso de su vida política; y tiene toda la razón. Él volvió a instalar en Chile, después del golpe y en el período de la transición, la noción de que podíamos conversar entre nosotros, que no era cierto que pertenecíamos a sociedades o naciones casi distintas. Él logró poner esa obligación de conversar y dialogar, de buscar acuerdos, de nuevo, en el centro de la política.
- ¿Qué aprendió de él?
- Don Patricio, el Presidente, fue la persona de la que más aprendí de política, de sabiduría política y habilidad política, de las reglas de la política, de los cuidados de la política. Probablemente, si uno habla de figuras de Estado, puede pensar en figuras comparables, pero como político propiamente tal, como desempeño político, como eficacia política, no he conocido otra persona como don Patricio Aylwin. Incluso, después que fui ministro, cada vez que tuve una duda fue a él a quien le pedí consejo. Y sus consejos siempre fueron oportunos, porque es conocedor de la política, porque la política es también un oficio y no conocí otro político que lo ejerciera con tanta excelencia. Ya quisiera yo haber sido alguna vez, por último, como él.
- ¿Algo que reprocharle? Porque, claro, tiene muchos valores positivos.
- Soy muy cercano a él como para pensar en eso. Que otros lo hagan.
"Es injusto decir que favoreció la impunidad"
- Usted lo acompañó los cuatro años que duró su mandato, ¿cuál fue a su juicio el momento más complejo que le tocó enfrentar? Mucho se ha hablado de los ejercicios de enlace, pero todos tenemos en la memoria la imagen del Informe Rettig.
- El período más complejo y donde él fue más grande, fue en el Informe Rettig. Naturalmente, él siempre preguntaba opiniones, pero esa fue una decisión personal, apoyado en su convicción más profunda. Él sabía las duras reacciones que enfrentaría y logró constituir una comisión de gran amplitud y credibilidad. Asumió con una gran capacidad de liderazgo la triste obligación de pedir perdón al país a nombre del Estado. Hubo momentos más molestos, más difíciles, los permanentes alardes de fuerza de Pinochet, pero el momento históricamente más complejo fue éste. Es muy importante decirlo, porque todo lo que ha pasado con los derechos humanos después, los juicios, la búsqueda de justicia, la prisión de Contreras, tiene su origen en esa decisión. Por eso, probablemente, no haya nada más injusto que decir que el gobierno del Presidente Aylwin fue un gobierno que favoreció la impunidad.
- ¿Por qué él debía ser el Presidente y no Gabriel Valdés?
- Gabriel Valdés fue un gran estadista, un gran líder, una figura histórica chilena, habría sido un excelente presidente de Chile, no tengo ninguna duda. Pero las circunstancias políticas son así y éstas llevaron a que las fuerzas se encaminaran en la dirección de don Patricio. Influyó mucho que él fue jefe o la cabeza de la campaña del plebiscito, aunque no hay que olvidar nunca que Gabriel Valdés fue la cabeza política de las protestas y sin protestas no habría habido plebiscito ni apertura democrática.
- Si tuviese que destacar algún logro del cual el ex Presidente se sintiera orgulloso, ¿cuál sería?
- Creo que él sintió mucho orgullo de los cuatro años que presidió un país en paz. Ahora parece obvio, pero este país estaba muy dividido. En los años anteriores al golpe y durante el golpe la división llegó incluso a las familias, se dividió todo en Chile. Entonces, el haber logrado construir o ayudar a construir un momento virtuoso en que el país recuperó la paz, recuperó el aliento, ese fue un orgullo muy importante. Logró unir transformaciones con crecimiento.
- ¿Crecimiento con equidad fue el relato del gobierno?
- El gobierno de don Patricio Aylwin fue un gobierno muy transformador, tuvimos leyes indígenas, creamos el Ministerio de la Mujer, la institucionalidad para la juventud, se inició un camino que logró una tributación mayor que permitiera al Estado más iniciativa. El Estado volvió a ser un agente respetable, aprendiendo a convivir con el mercado, como en los tiempos modernos; el respeto a la ley, al Estado de derecho. Entonces, tengo la idea que haber presidido un país que, por un lado, recuperaba su vocación institucional y, por otro, volvía a disfrutar de la experiencia de vivir en paz, fue su satisfacción mayor. Quedó, naturalmente, muy satisfecho con otras cosas. A él lo satisfizo mucho la Ley Indígena.
- Es recordada la frase del ex mandatario acerca de justicia 'en la medida de lo posible'. Exagerando, ¿fue un Presidente en la medida de lo posible?
- En la medida de lo posible es casi el lema de la política ¿no? Porque su opuesto es en la medida de lo imposible y eso es ponerse al borde del abismo.
- Desde la izquierda se ha criticado que perpetuó el modelo económico.
- Cuando los países son libres, la libertad de expresión se recupera, naturalmente pueden haber todas las discusiones que usted estime y son sanas. Unos serán más críticos por un lado, otros serán más críticos por otro, pero se recuperó en Chile la noción que la política podía conducir el país y que para eso tenía que tener en cuenta, por un lado, sus convicciones y su propósito; pero por otro lado, siempre grados de realismo importantes para distinguir lo que era posible de lo que no era posible. El modelo económico que tenemos hoy no es el mismo que teníamos en los '90. En los '90 encontramos un país ultraliberal, un país en que la máxima que lo ordenaba era que mientras más mercado tuviéramos menos Estado teníamos que tener. Y al fin de 20 años de gobiernos, que inició el presidente Aylwin, es decir, cuando empezó a gobernar el presidente Piñera, teníamos un país distinto, un país en el que convivía un Estado potente con un mercado dinámico. Esa es otra situación, es lo que llamaría pasar de un país ultraliberal a un país con un cierto sentido socialdemócrata. Entonces, esto que se haya perpetuado el modelo no es así. Y, de hecho, así lo dicen también los doctrinarios más fundamentalistas del modelo. Afirmar que los gobiernos de la Concertación fueron neoliberales se parece más a una caricatura que a la realidad.
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