2016/04/20

Alejandro Foxley: “Atribuyo prácticamente todo lo que se logró a esa política de acuerdos que hoy se critica”

El economista sostiene que “en muchos aspectos, la gestión del presidente Aylwin fue excepcional”. “Ha sido el gobierno con mejores resultados en materia económica”, destaca.

Por Ángela Chávez
Alejandro Foxley: “Atribuyo prácticamente todo lo que se logró a esa política de acuerdos que hoy se critica”
Tres o cuatro meses antes de las elecciones presidenciales de diciembre de 1989, Alejandro Foxley supo del mismo Patricio Aylwin que se convertiría en uno de sus futuros colaboradores de gabinete de triunfar en esos comicios. Estaban en un aeropuerto en España, cuando el entonces candidato de la Concertación de Partidos por la Democracia -a minutos de abordar un avión que lo traía a Chile- al despedirse le dijo: "Hasta luego ministro". Una vez electo, sería el mismo mandatario quien le pidió asumir la cartera de Hacienda, cargo que no se demoró en aceptar y que ocupó durante los cuatro años de gobierno.
La anécdota, a juicio del presidente de Cieplan, revela la "candidez" del histórico dirigente de la DC, a quien no solo recuerda como un hombre convocante y sabio, sino que el conductor del gobierno "con mejores resultados en materia económica, crecimiento, desempleo e inversión".
Una condición que dio espacios para compartir y contrastar visiones. "Don Patricio siempre decía 'mire ministro, yo siempre he pensado que el mercado es cruel', y yo le contestaba: 'Pero sabe una cosa Presidente, el mercado es cruel, pero la política es mucho más cruel'", rememora Foxley.
- ¿Qué significa para usted haber sido el primer ministro de Hacienda tras el régimen militar?
- Fue un tremendo privilegio formar parte de un equipo excepcional que trabajó con el Presidente Aylwin en el primer gobierno de transición a la democracia. Él fue una persona que tenía una autoridad y un peso político muy notable. Al mismo tiempo, era una persona muy convocante, nos hacía sentir a todos no solo que éramos parte de un equipo, sino que nos daba mucha autonomía para llevar adelante lo que considerábamos -en cada ministerio- que eran tareas más urgentes, no solo en términos de una pacificación del país y de una buena convivencia entre quienes habían estado en el gobierno militar, sino también para asegurarnos que éramos capaces para producir muy buenos resultados en materia económica y social.
- ¿Les dio libertad para llevar a cabo el plan económico de la época?
- Él generó un equipo formado por el ministro Edgardo Boeninger, Enrique Correa y el que habla. Teníamos la especial responsabilidad de llevar adelante el programa económico con un fuerte sustento político. Lo más notable es que él a ese equipo le dio una autonomía casi plena.
- Y en lo personal, ¿qué significó ser parte del gabinete?
- Fue absolutamente inesperado. Durante los 17 años del gobierno de Pinochet, nosotros estuvimos haciendo una dura oposición desde el ángulo económico-social, los políticos no podían actuar, sentimos que teníamos una obligación y una responsabilidad de llenar, en cierta medida, ese espacio. En todo ese período no tenía un mayor contacto con Patricio Aylwin, eso fue ocurriendo simplemente porque él se fue consolidando como el principal dirigente de la Concertación y nosotros como centro de referencia de la oposición. A partir de allí, ocurrió que me pidió que coordinara el programa económico-social de su campaña, ahí nace la relación, que después fue siendo mucho más estrecha. Vino todo el período de armar el programa de gobierno, que suponía no sólo una visión técnica sino aprender a coordinar puntos de vista que, a veces, eran bien distintos en el plano económico-social entre el mundo de izquierda y la DC. Fue un proceso de aprendizaje muy importante, al final con un buen resultado, porque logramos que todos los sectores que estaban apoyando al candidato Aylwin, estuvieran de acuerdo en un texto de programa que al principio tenía discrepancias porque había gente que no le gustaban algunas cosas y logramos convencerlos que este era el enfoque más adecuado.
Política de los acuerdos
- ¿Cuánto costó tener buenos resultados económicos?
- No fue fácil ni inmediato. Una ventaja fue que teníamos tal convencimiento en el enfoque que sin haber sido ministro, en los meses anteriores, ya había comenzado a conversar con los dirigentes de la CUT, especialmente con su presidente Manuel Bustos, con quien teníamos una relación magnifica y que fue clave. Con los empresarios teníamos una relación más distante y fría, en los 17 de años de dictadura nunca vinieron a ninguna actividad a Cieplan. Lo que hicimos desde un comienzo fue buscar un diálogo abierto con los dos sectores. La noche que el Presidente Aylwin entró en el Estadio Nacional, pude conversar con él y le dije: 'Presidente, le queremos pedir si usted nos autoriza que a partir de mañana empecemos a reunirnos con la CUT y con los empresarios para tratar de construir un acuerdo nacional respecto del programa económico-social'. El Presidente no vaciló ni un segundo y dijo "por supuesto, adelante". Lo que quiero decir es que hubo un proceso en que empezamos a discutir esas cosas, también con los partidos de oposición. Lo he mencionado otras veces, en la oposición uno de los interlocutores importantes fue un senador de RN, que era miembro de la comisión de Hacienda, de apellido Piñera. Con él tuvimos algunas conversaciones antes de que Aylwin asumiera, justo los días después que asumiera y luego con más parlamentarios de RN para buscar un acuerdo sobre lo que era la Reforma Tributaria. Queríamos subir la carga en 3% del PIB, parecida a la de ahora, con el compromiso que el total de eso iba en la lucha contra la pobreza. Hoy se critica la política de los acuerdos, pero quiero decir que atribuyo prácticamente todo lo que se logró a esa política de los acuerdos. Y ¿qué se logró? Por recordar algunos números: el crecimiento de la economía promedio de los cuatro años fue de 7,3% anual, la inversión llegó hasta un 27% del Producto, la pobreza bajó en más de 10 puntos, el desempleo se redujo a una tasa del 6%. Por donde se miren, esos resultados fueron óptimos.
- Si pudiese rescatar algunos de esos logros en lo económico-social, ¿de cuál cree que el Presidente se sintió más orgulloso?
- Con la reducción de la pobreza. Sabíamos que con el nuevo gobierno habría muchas demandas sociales que satisfacer y pese a todas las dificultades en el terreno económico logramos cumplir ese desafío. De hecho, la pobreza se redujo en 30%. En segundo lugar, hubo un proceso impresionante de inversión extranjera en Chile, que era una especie de reconocimiento y respaldo a lo que este gobierno de centro izquierda había hecho. En el ambiente internacional privado gustaba lo que había hecho Pinochet en materia económica y nos ponían a nosotros como sospechosos, de que íbamos a desordenar todo y que íbamos a caer en el populismo. Se dieron cuenta que estábamos haciendo una política seria, que conciliaba globalización con equidad social, que invitaba a todos los sectores a participar y que además daba mucha tranquilidad. Entonces, llegó mucha inversión extranjera, al punto que en un momento tuvimos que poner un encaje, que era una cosa muy heterodoxa, el Fondo Monetario se opuso, lo hicimos y funcionó notablemente bien. Diez años después el FMI empezó a decirles a otros países que si tenían un exceso de entrada de capitales, el encaje podía ser una buena solución.
- ¿El gobierno de Patricio Aylwin dio lecciones respecto de cómo se pueden hacer las cosas?
- En muchos aspectos, la gestión del presidente Aylwin fue excepcional y a lo mejor no debo decirlo yo, pero si uno compara los resultados en el plano económico y social, ha sido el gobierno con mejores resultados en materia económica, crecimiento, desempleo e inversión.
- ¿Qué fue lo más complejo que debió enfrentar el Presidente?
- Lo más complejo fue la transición frente a una persona como Pinochet, que mantenía un poder y una influencia muy grande en las Fuerzas Armadas e, incluso, en una parte del sector privado, que no se resignaba a entregar el poder. Su amenaza se hizo presente varias veces en el gobierno de Aylwin, en que estuvimos muy cerca de una confrontación que habría sido extremadamente difícil. Ahí, entre la sabiduría y firmeza de Aylwin, y el respaldo que obtuvo enorme de la gente, de los partidos políticos, fue posible manejar esa situación. Aylwin era un hombre muy sabio y más astuto de lo que parecía, se manejaba con mucha inteligencia y astucia en situaciones coyunturales como esa y logró salir adelante.
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