2013/10/26

El gran dilema de los chilenos

Consumir, ahorrar, invertir

En momentos en que el Banco Central baja su tasa de interés a 4,75% para incentivar el consumo, más allá del análisis de la entidad a nivel particular cabe preguntarse ¿vale la pena gastar? ¿O ahorrar? ¿Y cómo hacerlo?

Por Alejandra Lizana


Hace unos días me encontré con una mujer que vendía su casa en uno de los mejores sectores residenciales del barrio alto de Santiago.

Decía estar encantada con su vivienda de US$ 225.000.000, pero que tenía que venderla porque quería pagar deudas.

La situación me recordó los episodios que detonaron la crisis de las hipotecas subprime en Estados Unidos y los problemas económicos en España. Y si bien una persona me dijo que le parecía impensable que alguien de la situación de esa mujer estuviera en tal caso, a mí no me extrañó.

“En Chile eso se da mucho”, respondí.

Y las cifras sustentan mi respuesta. De acuerdo a datos del Banco Central, el 68% de los hogares chilenos tiene algún tipo de deuda –principalmente con casas comerciales. Y sólo en el caso de la deuda bancaria, en el segmento de mayores ingresos ésta alcanza el  40,1%.

 
La situación, hasta el momento, no parece preocupante, especialmente si se considera que las cifras de empleo son buenas: según la última encuesta del Instituto Nacional de Estadísticas, los desocupados en el país llegan a nada más que un 5,7% de la población laboralmente activa.
 
Sin embargo, ahora que hace unos días Banco Central bajó las tasas de interés de 5% a 4,75%, marcando así el primer descenso en 21 meses, recordé el episodio, preguntándome quiénes podrán aprovechar esta nueva ganga de endeudamiento. Especialmente cuando los bancos ya han manifestado indicios de mayores restricciones a los créditos: por ejemplo, ya no están prestando el 100% para financiar una vivienda, como sí sucedía hace unos años.
 
Y la verdad es que si uno mira los números pareciera que el mecanismo usado por el instituto emisor para incentivar el consumo no va a poder ser aprovechado por muchos, sobre todo por jóvenes o viejos.
 
En el caso de los primeros, en un estudio realizado por el Instituto Nacional de la Juventud se detectó que el 20% de las personas entre 15 y 30 años ha estado alguna vez en Dicom, el registro de los deudores morosos del sistema financiero, mientras que 37% de este grupo asegura  mantener deudas o créditos vigentes con distintas entidades financieras y comerciales.
 
BOTANDO LA PLATA
 
Lo peor de esto es que no se endeudan para bienes de producción, ni menos para viviendas o emprendimiento. De acuerdo al sondeo, un 39% del total de deudas que tienen los jóvenes corresponde a tarjetas de crédito de casas comerciales, 30% a créditos de consumo, 11% a líneas de crédito de cuenta corriente, 10% a avances en efectivo, 3% a créditos hipotecarios y 2% a créditos automotrices.
 
En el caso de los mayores de 60 la situación no es mucho mejor. Según indicó recientemente Hugo Lavados, ex ministro de Economía y decano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad San Sebastián, en una entrevista a CNN Chile, son los jubilados los que registran mayor morosidad en el sistema.
 
La esperanza, entonces, está entre los ciudadanos de entre 30 y 59 años…
 
Pero la verdad es que… no tanto. Esto, porque a la escasa educación financiera que tiene ese segmento y a la fiebre de consumo que vive el país, se suma un hecho que por ser una eventual solución, se transformó en varios casos en una nueva facilidad para endeudarse.
 
Ocurre que el año 2012 se promulgó una Ley que se ha conocido como “el perdonazo de Dicom”, aunque en la práctica esto era nada más que un “borrón”, ya que consistía en eliminar de los registros oficiales de deuda a los morosos, ello con la idea de que estas personas pudieran conseguir empleos y acceder al financiamiento para rearmar su vida financiera.
 
Eso en la teoría, porque en la práctica muchos aprovecharon que el sistema ya no dejaba constancia de su morosidad de deudas para salir a buscar más dinero al mercado. Entonces terminamos con un segmento de la población que en vez de mejorar su salud financiera hoy está más endeudado que hace un año, cuando los bancos no le prestaban plata por estar en Dicom.
 
A esto se sumó otra variable, que en teoría puede ser muy positiva, pero que en una población sobrendeudada  y adicta al consumo puede ser todo lo contrario. Las favorables expectativas de la economía que había hasta el año pasado –y que en muchos casos continúan presentes, ya que en el país se vive la sensación de que estamos relativamente inmunes a las crisis externas- hicieron que los ingresos crecieran a niveles inusuales, derivando en deudas en base a lo que se espera obtener. Y esto genera nuevos problemas de morosidad.
 
Así las cosas, cuando el Banco Central baja la tasa de interés para incentivar el consumo, pero a la vez advierte que la economía podría bajar su ritmo de crecimiento, cabe preguntarse ¿es el momento de incentivar el consumo en los chilenos o es el minuto de educarlos financieramente?
 
La respuesta parece ser esto último, porque quizás tal como todo es cíclico en la vida, éste sea el momento en que el país deba volver a la cultura del ahorro. Claro, no estoy hablando de la libreta roja del banco estatal, sino en instrumentos más sofisticados.
 
Porque en los mismo años en que el endeudamiento se transformó en una práctica corriente en Chile, el mercado financiero se profundizó y las opciones para invertir se incrementaron, permitiendo que “la gente de a pie”  pueda tener desde fondos mutuos (que parten con capitales iniciales de $5.000) hasta comprar acciones y otros instrumentos en los mercados más variados del mundo.
 
Acá es donde decimos, una vez más, que es necesario aprender y probar. Todos aquellos que cruzan la puerta financiera, no se arrepienten de haberlo hecho. La revista Inversor Global es un primer paso. Y usted puede darlo a través de un click acá.
 
Lo importante es saber ahorrar y averiguar en qué instrumento, porque no vaya a ser que se vengan las vacas flacas y nos encuentren con los graneros vacíos.
 
Saludos,
 
Alejandra.

No hay comentarios.: