Por Bill Bonner
La señora Yellen nunca ha tenido experiencia en los negocios. Su carrera
se ha desarrollado en el mundo académico y en el sector público. Nunca ha
fundado un negocio o ha tenido un trabajo real. ¿Tiene esta señora una
idea de cómo funciona la verdadera economía? No está del todo claro.
En 2005 describió a la burbuja inmobiliaria en marcha como “un buen bache
en el camino”. ¿Le preocupaba? Aparentemente no. “La economía será capaz
de absorber el impacto de esta burbuja”, aseguró. Pero, ¿cómo podía estar
segura de ello?
Y cuando la economía finalmente se topó con el “bache”, dos años después,
resultó que no tenía ni idea. La economía no fue capaz de absorber el
impacto de la burbuja en absoluto. En su lugar, las ruedas se soltaron y
la economía se quedó atascada en una zanja.
La señora Yellen pronto dirigirá el mayor y más poderoso cartel bancario
que el mundo ha visto nunca. ¡Que Dios nos proteja!
Los días son cada vez más fríos en Baltimore, pero aquí, en Florida, aún
es verano.
Hemos vuelto a Florida para dar un discurso sobre cómo escribir. ¿Pero
qué puedo decir sobre ello? Escribir es fácil, lo difícil es pensar.
Nos sentamos en el aeropuerto en Baltimore. Un hombre lee una novela;
otro ve televisión; otro se sienta detrás de nosotros y juega con su
iPhone; una mujer lee una revista sobre el Día de la Mujer; otros hablan
por teléfono.
¿Somos los únicos que están pensando en la política de tasas de interés
de la Fed? Parece que somos los más bobos del grupo; la gente tiene cosas
mejores que hacer.
Pero ahora vamos a volver a pensar cómo la Fed y el dólar encajan en el
sistema, en la Historia.
El cambio crítico ocurrió hace 5.000 años. Poco a poco, el hombre se fue
“civilizando”. Me gusta utilizar esta palabra con precaución. Es como una
granada de mano sin la anilla: nos podría explotar en cualquier momento.
¿Qué es la civilización al final? ¿Algo bueno, algo malo? ¿Quién está
civilizado y quién no? No importa lo que digan, cualquiera puede ser objeto
de importantes prejuicios sobre esto.
La civilización es lo contrario a la barbarie. La mayoría de los
antropólogos, arqueólogos y filósofos se centran en las cosas
incorrectas, como el arte, la cultura y la tecnología, por ejemplo. No se
fijan en las diferencias más importantes: el dinero, el matrimonio y las
órdenes que la gente sigue.
Las personas no se despertaron súbitamente en un amanecer civilizado. Al
contrario, el progreso de la barbarie a la civilización estuvo lleno de
altibajos. Se suponía que Alemania era uno de los países más civilizados
del mundo hace 70 años, y aún así exterminaron a millones de personas en
los campos de concentración; o, en la actualidad, con Estados Unidos y
sus drones
matando a gente con la que no han tenido un contacto previo.
Incluso los pueblos más civilizados cometen los actos más incivilizados.
Y la mayoría de la gente, sin importar lo civilizada que haya llegado a
ser, aún mantiene algunas costumbres e instituciones arcaicas y bárbaras.
Conforme la civilización se vuelve más compleja, las reglas se
simplifican. Normalmente la gente se convierte en monógama, monoteísta y
monetarista. Puede ver este progreso en la Biblia.
El Antiguo Testamento está lleno de guerras y de normas sobre cómo la
gente debe comportarse con los demás. En el Nuevo Testamento, Jesús
propone una sola regla, lo que deja poco margen para hacer la guerra:
trata a los demás como quieres que te traten a ti.
En los tiempos anteriores a la civilización, un hombre podía tener tantas
esposas y concubinas como quisiera. En los tiempos modernos, civilizados,
la gente tiene una sola esposa; y eso es más que suficiente para muchos.
En los tiempos anteriores a la civilización, las transacciones
comerciales eran difíciles y complejas: a menudo implicaban el uso del
“dinero basado en el crédito”, lo que dejaba que las deudas se
prolongaran en el futuro, a menudo sin resolverse durante generaciones.
Los hombres civilizados desarrollaron el dinero moderno; habitualmente
usaron oro, que simplificaba las transacciones.
Pero la mayor diferencia era que los bárbaros utilizaban la fuerza y la
violencia para conseguir lo que querían; por el contrario, los hombres
civilizados utilizan el consentimiento mutuo y la cooperación.
Pero, espere. ¿Dónde quedan parados el dólar y la Fed en todo esto? ¿De
verdad la Fed permite a los compradores y vendedores fijar las tasas de
interés como ellos quieran? ¿O, por el contrario, emplea la fuerza,
imponiendo los tipos de interés artificialmente bajos?
¿Acaso la Fed permite a los inversores “descubrir” el precio de los
activos financieros sin intervenir? ¿O, por el contrario, fija los
precios por sí misma, proclamando que los conoce mejor que el resto del
mundo?
Sabemos que la economía de la Unión Soviética, dirigida con el uso de la
fuerza bruta, era un desastre. Pero, ¿qué pasa con la economía de Estados
Unidos, persuadida por la fuerza acolchada de la Fed de Janet Yellen?
¿Es el banco central de Estados Unidos una institución civilizada? ¿O es
una institución arcaica, anclada en el pasado? ¿Y el dólar? ¿Es una
versión moderna del dinero o es una reliquia de la barbarie, dependiente
del poder político?
Continuará…
Saludos,
Bill.
Bill Bonner es
fundador y presidente de Agora Inc., con sede en Baltimore, Estados
Unidos. Es el autor de los libros "Financial Reckoning Day" y
"Empire of Debt" que estuvieron en la lista del New York Times
de libros más vendidos. Sus columnas hacen parte de la Revista Inversor Global. Puede suscribirse haciendo
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