Thatcher rechazó la libre circulación de personas y la unión monetaria.
La relación de Thatcher con Europa fue de amor y odio. Aunque vio con resquemor la integración, primero con la Comunidad Europea y luego con la Unión Europea (UE), durante su mandato firmó el Acta Única Europea (1986), cuyo objetivo era la libre circulación de personas y mercancías, y que sentó las bases para la creación de la UE y el euro.
Entre otros, su reticencia se debió a que tras lograr la reducción del Estado británico temía la intromisión de un “gran estado europeo”.
“No hemos trabajado todos estos años para liberar al Reino Unido de la parálisis del socialismo sólo para ver entrar a hurtadillas el control central y la burocracia de Bruselas”, afirmó.
Entre sus desaires a Europa figura la negativa a firmar el Acuerdo de Schengen (1985) de libre circulación de personas.
Asimismo, en 1984 negoció el “cheque británico”, un descuento a los aportes que realiza el Reino Unido a Europa, con la famosa frase “Quiero mi dinero de regreso”. La razón fue que en aquel momento gran parte de los fondos se destinaban a los subsidios agrícolas, que no beneficiaban a Londres en vista de que su sector campesino era muy reducido.
Por su tirante relación con Europa, François Mitterrand, en aquel entonces presidente de Francia, dijo que tenía “los labios de Marilyn Monroe y los ojos de Calígula”.
Thatcher también rechazó la participación en el Sistema Monetario Europeo, cuyos objetivos eran estabilizar los tipos de cambio, reducir la inflación y preparar la unificación monetaria europea. Su temor era que el mecanismo limitara la economía británica.
Aunque en 1990 finalmente accedió a ingresar al mecanismo, sólo dos años después Londres debió retirarse en medio de un descalabro financiero.
El presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso, expresó ayer sus condolencias por su fallecimiento y destacó que será recordada tanto por sus “contribuciones” como por sus “reservas” hacia la UE.
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