Los inversionistas recién están comenzando a festejar una pequeña mejora en los resultados de las empresas de Estados Unidos, después de siete trimestres de caídas consecutivas. Pero los ejecutivos de las grandes compañías ya están listos para un alza en sus salarios y bonificaciones, superando incluso los niveles récord que exhibían antes de la crisis.
Los principales bancos y firmas de valores de EE.UU. pagarán a sus trabajadores cerca de US$ 140 mil millones este año, según estimaciones de The Wall Street Journal. Esto es 20% más que el año pasado y supera el máximo de US$ 130 mil millones de 2007. Los trabajadores de las 23 mayores instituciones financieras recibirán
US$ 143.400 en promedio, casi US$ 2 mil más que el año pasado.
En el primer semestre Goldman Sachs creó un fondo récord de US$ 11.400 millones para remuneraciones, que representa un promedio de US$ 386.400 por empleado.
Según una encuesta de eFinancialCarreers, un sitio de Internet especializado en bolsas de trabajo, 36% de los ejecutivos ligados al sector financiero de Wall Street espera un aumento en sus bonificaciones este año, y 11% prevé que el alza superará el 50%.
Estos datos sugieren que las empresas están evadiendo el escrutinio de los reguladores a la cultura de remuneraciones de Wall Street, que ha sido culpada -en parte-, por los excesos que desembocaron en la crisis. Los líderes del G20 acordaron en septiembre adoptar normas generales para restringir los salarios de los ejecutivos y eliminar los incentivos que los llevan a correr riesgos excesivos, ligando los pagos al desempeño de largo plazo de su compañía.
De este modo se espera evitar escándalos como el que estalló la semana pasada, cuando Financial Times reveló que AIG, la compañía de seguros que tuvo que ser rescatada por el gobierno del colapso, pagó US$ 7.700 a un asistente de cocina por un bono de alojamiento, a comienzos de año.
Al otro lado del charco
Este escenario no es exclusivo de Wall Street. También en la City, el centro financiero de Londres, 80% de los trabajadores espera que sus bonos aumenten o al menos se mantengan este año, mientras que 40% espera una mejora, según un reporte de Morgan McKinley.
Pero las empresas en Inglaterra han estado bajo una mayor presión del gobierno británico para ajustar sus prácticas, y el alza no llega a los niveles récord previos. Los cinco mayores bancos del país firmaron un compromiso en septiembre, restringiendo las reservas totales destinadas a bonificaciones. También han incluido cláusulas de “claw back”, que revierten los incrementos si los negocios sellados por los ejecutivos fracasan después de firmados.
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