2009/07/13

Lecciones de Vietnam para los inversionistas

Robert McNamara murió la semana pasada, a los 93 años. Como secretario de Defensa de Estados Unidos cuando se tomaron muchas de las grandes decisiones de la Guerra de Vietnam, era una de las figuras más controvertidas del último siglo. También era un empresario y banquero exitoso.

Él resulta fascinante porque vivió lo suficiente como para mirar atrás en su vida, diagnosticar errores y sacar lecciones. Una lista de esas lecciones es la base de Niebla de Guerra, un documental premiado con el Oscar hace seis años.La guerra es profundamente más importante que las inversiones.


Las lecciones de McNamara vienen de una vida de decisiones de vida o muerte. Pero esas lecciones también son una gran guía para los inversionistas. Más allá de evitar el predicamento de Vietnam, podrían haber contribuido a evitar el desastre financiero de los dos últimos años y ayudarnos a navegar la confusión actual.


Estas son algunas lecciones claves de McNamara:*Empatice con el enemigo. Como en la guerra, uno necesita entender las motivaciones de la persona al otro lado de la operación. Cuando las empresas recompraban sus acciones y hacían subir los dividendos a mediados de esta década, valía la pena preguntarse si esto implicaba que no encontraban usos productivos para su dinero.


Esto podría haber mostrado que las utilidades generadas por los bancos entonces eran insostenibles.¿Y porqué aceptarían los deudores un préstamo a una tasa de interés más alta, a cambio de no tener que presentar documentos que corroboraran sus ingresos, a menos que estuvieran mintiendo?


Empatizar con la persona al otro lado de la transacción puede ayudar a evitar grandes errores.*La racionalidad no nos salvará. Esta es una lección de la crisis de los misiles cubanos. McNamara decía que Kennedy, Khruschev y Castro eran hombres racionales, pero sólo con suerte evitaron destruir el planeta.Inversionistas y reguladores ahora saben que en el mundo financiero no deberíamos confiar en la racionalidad.


El supuesto de que los mercados tenían precios racionales llevó a los muchos modelos de limitación de riesgo que fallaron cuando se necesitaban. Permitió que los banqueros confiaran en exceso mientras el sistema financiero mundial perdía el equilibrio y colapsaba.Confiar en que otros son racionales cuando pagan 200 veces las utilidades por acción de Cisco Systems, como en 2000, o correr a prestar dinero a estadounidenses sin empleo, como ocurrió a mediados de esta década, es una mala idea.*Creer y ver con frecuencia están equivocados.


El ejemplo de McNamara es el incidente de 1964 en el Golfo de Tonkin, cuando la creencia de que Vietnam del Norte había disparado torpedos a un destructor estadounidense llevó al Congreso a dar poderes de guerra a la presidencia. Puede que el ataque no haya ocurrido.Igual en los mercados, la percepción juega con nuestras creencias y temores en modos que hacen que los dos se equivoquen.


Por ejemplo, la burbuja del petróleo en 2008. Una vez que el precio comenzó a subir, los inversionistas tomaron el alza como un regreso a la inflación. Para cubrirse contra la inflación, compraron más petróleo, haciendo subir el precio y confirmando los temores inflacionarios.


Eso llevó al desastre del año pasado, cuando los bancos centrales declararon la guerra a la inflación, con el Banco Central Europeo hasta subiendo las tasas la víspera de la peor crisis bancaria en casi una década. Deberían haber estado haciendo exactamente lo opuesto.*Esté preparado para revisar su razonamiento. A veces supuestos razonables resultan equivocados.


En Vietnam, McNamara descubriría después, los estadounidenses nunca comprendieron que sus adversarios norvietnamitas se consideraban nacionalistas en lucha por su independencia, no comunistas.Revisar los supuestos cuando una inversión va mal también tiene sentido. Con frecuencia la lógica económica tarda en operar o las burbujas irracionales en estallar.


Un rescate fácil es el camino a las operaciones erráticas y malos resultados.Pero encuentre una falla en sus supuestos (por ejemplo: “el precio de la vivienda no puede bajar”) y corte las pérdidas.*No se puede cambiar la naturaleza humana.


En la última década, una burbuja en las acciones tecnológicas dio paso a burbujas en la vivienda, acciones chinas y petróleo. Tales burbujas son productos de la naturaleza humana, se han repetido a lo largo de la historia financiera y lo harán otra vez.


¿Cómo lidiar con ellas? Hay que ser paciente y autodisciplinado y apostar contra ellas o tomar una estrategia más riesgosa y buscar burbujas en formación, siempre tratando de salir antes de que estallen.Pero la historia es clara; las personas cometen los mismos errores. Eso seguirá creando riesgos y oportunidades.


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