La administración del presidente Barack Obama reveló ayer su largamente esperado plan para eliminar los denominados “activos tóxicos” de la banca, apostando a que, de esa manera, podrá reavivar el sistema financiero de Estados Unidos.
El programa, bautizado como “Plan de Inversión Público-Privada” busca financiar hasta US$ 1 trillón (millón de millones) en compras de activos ilíquidos relacionados con el sector inmobiliario, utilizando entre US$ 75 mil millones y US$ 100 mil millones de lo que queda de los US$ 700 mil millones del plan TARP de rescate a la banca, que entró en funcionamiento el año pasado.
El plan también dependerá del financiamiento de la Reserva Federal y de las garantías de deuda de la Corporación Federal de Seguro de Depósito (FDIC, su sigla en inglés), dijo ayer el Departamento del Tesoro.
Según el Tesoro, el plan se basaría en tres principios: maximizar el impacto del dinero de los contribuyentes, compartir los riesgos y ganancias con los participantes del sector privado, lograr que los privados definan el precio de los activos, para reducir la probabilidad de que el gobierno los sobre estime.
“Este método es superior a las alternativas de esperar a que los bancos eliminen estos activos gradualmente de sus libros o de que el Gobierno compre los activos directamente”, dijo el Tesoro.
“Si nos limitamos a esperar a que los bancos se deshagan de dichos activos a la larga, correríamos el riesgo de que la crisis financiera se prolongue, como sucedió en el caso de Japón”.La mitad de los fondos del Tesoro se destinará al “Programa de Préstamos Heredados”, dirigido por la FDIC.
El Tesoro suministraría la mitad del capital destinado a la compra de una cartera de préstamos de los bancos, y las firmas privadas de gestión de fondos aportarían el resto.
La FDIC garantizará el financiamiento a los inversionistas, hasta seis veces el capital suministrado.La otra mitad se destinará al “Programa de Valores Heredados”.
El objetivo de esta iniciativa es generar precios para las obligaciones respaldadas por hipotecas que ya no se negocian porque los inversionistas ya no confían en el valor subyacente de las hipotecas.
Buena recepción
El plan fue bien recibido por el mercado. Tras el anuncio, el índice industrial Dow Jones subió bruscamente 250 puntos o 3,5 puntos porcentuales.
La situación fue muy distinta a cuando el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, anunció el plan por primera vez, el 10 de febrero, y el índice Dow Jones perdió 380 puntos en una jornada porque los inversionistas reaccionaron con preocupación a la falta de detalles concretos.
El presidente Obama dijo ayer que está “muy confiado”, en que la estrategia va a permitir destrabar el crédito.
“Este es un elemento más que va a ser absolutamente crítico en conseguir que el crédito vuelva a fluir”, dijo el mandatario tras una reunión en la Casa Blanca con sus principales asesores económicos.
Persisten algunas dudasGeithner no descartó que persisten incertidumbres respecto al plan, pero defendió su implementación. “No hay duda de que el gobierno está tomando un riesgo(...) la única pregunta es cómo hacerlo lo mejor posible”, dijo el funcionario en Washington.
Una de las mayores incertidumbres “es si los bancos van a estar dispuestos a deshacerse de los valores a pérdida”, precisó Richard King, jefe de inversiones de renta fija para Estados Unidos de Invesco, que gestiona un fondo de US$ 40 mil millones.
Los bancos podrían afrontar una nueva ola de amortizaciones si los activos se venden por menos de su valor contable.
“Este es uno de los puntos que hundió el plan del ex secretario del Tesoro, Henry Paulson, al comienzo, y todavía sigue siendo una duda válida”, planteó el director ejecutivo del hedge fund Dalton Investments, Steven Persky.
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