Por: Por Roberto Sapag y Carla Sánchez
Fotos: Verónica Ortíz
Ser ministro no estaba en sus planes. “No era un escenario central para mí”, reconoce Rodrigo Valdés con esa jerga tan propia de los banqueros. Pero aunque no era su escenario prioritario, credenciales tenía de sobra para el cargo. Recorrido también. Ingeniero comercial de la Universidad de Chile, doctorado en el MIT, dio sus primeros pasos en Cieplan antes de desembarcar en el Banco Central, donde trabajó con el actual ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre. Luego desarrolló una prominente carrera que lo llevó al banco de inversión Barclays Capital en Nueva York, al FMI y de vuelta en Chile a BTG Pactual y al BancoEstado, que presidió hasta el día que asumió el control de la billetera del país. “Cualquier macroeconomista tiene que estar disponible para trabajar por un gobierno al que apoya”, sentencia.
Viene llegando de París, de la reunión del consejo de ministros de la OCDE. Acostumbrado a correr, Valdés enfrenta un desafío mucho mayor que las maratones en las que ha participado: revertir el débil desempeño económico y superar la crisis de confianza, que en alguna medida se origina en la implementación de reformas que su sector no está dispuesto a transar.
Valdés no la tiene fácil. Las cifras no lo acompañan y la paciencia de los agentes del mercado está francamente en baja. La economía suma y suma trimestres de magro crecimiento y de bajas en la inversión y las proyecciones no se vienen mejor: el último IPoM del Banco Central recortó el PIB para este año. Él lo sabe y de seguro en su fuero interno está consciente del problema que tiene entre manos.
En su oficina de Teatinos 120 posee un montón de carpetas en las que se ha metido “con menos profundidad de lo que quisiera”, admite, aunque a su favor se puede decir que sólo lleva un mes en el cargo y que, según sus cercanos, es obstinado y pragmático, y cuando se propone algo no descansa hasta conseguirlo.
“Soy esforzado, pero uno debe tener el sentido de la prioridad también. Es importante no enredarse en cosas que no son centrales”, declara.
-¿Qué es lo central?
-Seguir caminando hacia el desarrollo y eso significa tener una sociedad más civilizada, con más ingresos y más inclusión. Chile ha avanzado muchísimo en las últimas décadas y hay que perseverar en eso.
“La responsabilidad de un ministro es tratar de empujar hacia lo que uno cree es mejor y si eso pasa por tener discusiones dentro del comité político, bienvenidas sean”.
“No hay que tenerle miedo al disenso”
-En general, los ministros de Hacienda de los últimos años ostentaron un gran poder y han sido bien políticos. El perfil suyo es más bien técnico. ¿Va a jugar un rol similar a sus antecesores?
-No tiene mucho sentido predecir qué voy a hacer. Ahora estoy empujando fuerte la repriorización de los proyectos en el Congreso. Tengo un compromiso muy fuerte con el tema energético, queremos sacar pronto la agenda laboral y que tengamos aún más cuidado en los detalles de los proyectos en discusión, para que todo lo que hagamos tenga también un ojo puesto en el crecimiento, que va de la mano con la equidad.
-¿Cómo ha sido la relación de trabajo y su autonomía para moverse considerando que no es del círculo más cercano de la mandataria?
-Ha sido un proceso de conocerse más y de establecer métodos de trabajo. Contamos con un comité político con el que nos juntamos habitualmente y hay reuniones bilaterales. Cuando uno tiene una persona a la cual le reporta, hay que tener el cuidado de no preguntar todas las cosas. Hay que saber cuándo pasar algunas decisiones por los rangos superiores.
-¿Habla con ella todos los días?
-No todos los días, pero casi.
-Dicen que una de las cosas valiosas de los asesores cercanos es que sean capaces de contradecir. ¿Existe ese espacio? ¿Ud. está abierto a ejercerlo si es que ve alguna política poco prudente?
-Es responsabilidad de todos tratar de aportar a la discusión, y hay momentos en que uno lo hace de manera más privada y otras veces más abierta. Obviamente, la responsabilidad de un ministro es tratar de empujar hacia lo que uno cree mejor y si eso pasa por tener discusiones dentro del comité político, bienvenidas sean. No hay que tenerle miedo al disenso en la medida que haya mecanismos para tratar de llegar a una solución. Disentir por disentir no sirve de nada.
-Antecesores suyos en el gabinete plantearon que la era de los consensos se había acabado. ¿Comparte esa afirmación?
-Mientras más consenso mejor, pero eso no puede significar derecho a veto en ciertos temas. Hay que tener respeto por las minorías, dialogar, escuchar, pero no arrogarse verdades absolutas. A veces no va a haber consenso en ciertas cosas, pero al final es muy importante tomar decisiones. Son las reglas de la democracia.
-¿Está preocupado por el estado de la economía?
-Estoy ocupado por el estado de la economía y más que ocuparme yo, tenemos que hacerlo todos: empresarios, trabajadores, aquéllos que están fuera de la fuerza de trabajo. A todos nos interesa una mejor economía.
-¿Cómo está viendo la posibilidad de alcanzar las metas planteadas y dónde o en qué parte podríamos estar?
-Voy a hacer una actualización de proyección de la situación fiscal en julio como corresponde. Pero sin duda que el crecimiento va a ser más bajo de lo que se pensó en su momento, el precio del cobre es también más bajo, pero igualmente vemos algunos tipos de recaudación que han ido avanzando y, por lo tanto, hay que hacer un encuadre completo, incluida la Operación Renta que no está terminada.
Yo dije que había que desdramatizar las nuevas proyecciones del Banco Central por dos razones: el nuevo rango viene acompañado también de un cambio de sesgo de negativo a neutral, con lo que la variación al final es pequeña. Y segundo, esto se da en un marco de varias bajas de proyecciones en el mundo. Tuvimos un primer trimestre que, si bien en Chile según los datos no fue malo, en el mundo no fue bueno. Estados Unidos en particular estuvo bajo.
-¿Y el crecimiento potencial hay que revisarlo a la baja?
-Hay una comisión que hace eso y vamos a llamarla. Lo que me queda claro es que tenemos que trabajar para que no baje. El centro de atención debe moverse más hacia ampliar la base de crecimiento de la economía. Eso es trabajar sobre crecimiento potencial o de tendencia y no en esta capacidad de corto plazo que hemos usado fuertemente.
“Yo le creo a la presidenta. No hay ninguna razón para poner en duda sus palabras. Es importante poner en perspectiva que los candidatos delegan cosas y no se ocupan de los detalles”.
Las orillas de Valdés
-En el último IPoM el presidente del Banco Central, Rodrigo Vergara, recalcó que hay una sensación de confianzas dañadas y pidió que se haga un esfuerzo mayor en la dirección de repararlas…
-Siempre se pueden hacer esfuerzos y mi labor es abrir puentes de diálogo. Hemos estado trabajando con los empresarios y los trabajadores en reuniones formales e informales. Es importante escuchar y ponerles contornos a las reformas, de manera que exista certidumbre respecto de hasta dónde se llega. Pero si el consenso de algunos implica no hacer las reformas que impulsa el Gobierno, se pierde el sentido del diálogo. Por eso valoro lo que ha dicho el presidente de la CPC, Alberto Salas, respecto a que quieren apoyar las reformas y contribuir a ese proceso.
-Ponerles bordes a las reformas significa también aceptar que puede haber fricciones internas dentro de la Nueva Mayoría. ¿Está dispuesto a eso?
-Por supuesto, no siempre vamos a estar todos de acuerdo en todo. La coalición es bien amplia, y vamos a buscar ponernos de acuerdo. Pero cada persona no puede tener derecho a veto en todo.
-En la búsqueda de esas orillas, ¿cabe la posibilidad de modificar las reformas? algunos plantean que la reforma tributaria es engorrosa…
-Estamos en plena implementación. Se han dictado la mitad de las circulares y vamos a ver cómo avanzamos. Mi compromiso es que esto sea un proceso impecable y siempre estamos dispuestos a escuchar propuestas que nos permitan implementarla mejor.
-Entonces no se cierra a la posibilidad de cambiarla…
-Quiero escuchar ideas, pero no quiero abrir una puerta a propuestas donde pasen gato por liebre, como las que al final terminan o bajando la carga tributaria, o endosándosela a otros sectores.
-Ud. alguna vez propuso una fórmula alternativa de recaudación de impuestos que consistía en un solo sistema de cobro, diferente al dual que se aprobó…
-¡Si juntas 10 economistas vas a tener 11 opiniones! Al comienzo, cuando la reforma se discutía a nivel técnico, las personas que participamos en este debate teníamos distintas visiones. Pero ya se hizo y es una reforma central que yo apoyo.
-Se logró el objetivo, pero ¿se logró bien? En términos técnicos, algunos calificaron la reforma como un mamarracho…
-Eso es una exageración. Sí es cierto que el sistema requiere trabajo para implementarse y que pueda ser aplicado de la manera más simple posible.
-Ud. llegó a Hacienda cuando la reforma ya estaba aprobada, pero la laboral recién se está discutiendo. ¿Hay posibilidades de hacer algunos cambios?
-Hemos avanzado mucho en buscar un justo equilibrio. Cuando los empresarios alegan, se olvidan de todo lo que hemos avanzado. Cuando asumí, había una discusión abierta en varias dimensiones –como el piso del IPC y la negociación ramal– que se ha ido cerrando. Ésta es una reforma profunda que reequilibra el poder entre sindicatos y empleadores de manera fundamental y por eso, por ejemplo, no hay reemplazo en huelga, pero sí debemos tener servicios mínimos, bien definidos, de manera que este reequilibrio no tenga efectos colaterales indeseables sobre la economía. El hecho de que la Comisión de Trabajo ya haya aprobado todo esto, habla de que vamos avanzando bien. La ministra Rincón hizo un gran trabajo de ir empujando estos temas y tenemos que seguir haciéndolo.
“(Decir que la reforma tributaria es un mamarracho) es una exageración. Sí es cierto que el sistema requiere trabajo para implementarse y que pueda ser aplicado de la manera más simple posible”.
-¿Ud. es partidario de sacar adelante como sea las reformas o de velar por mantener buenos índices económicos? Hay un punto en que las dos cosas se topan ¿o no?
-Yo creo que no se topan. Pensar que uno puede dejar las reformas en el congelador sería darle la espalda a lo que la ciudadanía le ha encargado a este gobierno. Para la confianza, eso sería muy malo. Las reformas van a hacerse porque la gente las necesita.
-Eso no es lo que dicen las encuestas. La aprobación de las reformas ha caído violentamente…
-Tenemos una realidad cruzada por temas de probidad y transparencia que agregan complejidades adicionales al debate. Pero también es claro que hay que ponerles más atención a los detalles de las reformas, escuchar y ver si es necesario avanzar por otras vías. Por ejemplo, en el tema laboral se pueden buscar caminos de encuentro (ver recuadro 1).
“No se les puede achacar toda la responsabilidad a las reformas”
-Las encuestas y las cifras confirman que hay incertidumbre extendida, más allá de lo que puedan decir uno o dos dirigentes empresariales...
-Hay que ser consciente de que la confianza y los grados de incertidumbre importan. Cuando le dices al sector privado que invierta, no le estás pidiendo que haga una apuesta al vacío, hay que tener visión de hacia dónde van las cosas porque está arriesgando. Eso vale para un pequeño empresario como para uno grande.
-¿Cuánto pesa la desconfianza en los malos resultados económicos?
-Las ansiedades y las incertidumbres importan. La OCDE, en su último reporte, tiene todo un capítulo dedicado a esto, pero eso no significa que no haya que hacer reformas. Además, en la caída en algunos indicadores de confianza en los últimos meses no se le puede achacar toda la responsabilidad a la reforma laboral y tampoco a la reforma tributaria, que ya se aprobó. No podemos separar el mundo económico de lo que ocurre en otros espacios. Por eso es tan importante esta agenda de transparencia y probidad que está empujando la presidenta (ver recuadro 2).
-¿La sensación de desorden político con ministros que salen del gabinete a menos de un mes de llegar puede estar golpeando la confianza?
-Como señaló el vicepresidente, esto fue una complicación adicional. Fue lamentable la salida de Jorge Insunza (de la Secretaría General de la Presidencia) porque estábamos trabajando bien.
-El presidente de la Sofofa dijo que los 30 años más virtuosos de nuestra historia económica eran del pasado. A la luz de las cifras, parece cierto. ¿Discrepa?
-Hay una realidad: somos más ricos que hace 30 años, y mientras más ricos, más difícil crecer. No significa que no se pueda, pero hay que trabajar en los detalles, en temas de competencia, en el sector financiero, en tener un gobierno que funcione aún mejor. Ninguna reforma va a ser una bala de plata, pero la suma de pequeñas cosas ayuda mucho.
-El Banco Central fue muy activo en bajar las tasas, y el fisco ha sido muy enérgico en el gasto fiscal, pero pareciera que esos dos recursos se agotaron. ¿Está haciendo un llamado a que el sector privado se ponga un poco más las pilas?
-Al sector privado no lo puedes obligar, hay que invitarlo.
-Pero si están con susto, ¿cómo van a ir a esa fiesta a la que lo están invitando?
-Debemos trabajar en ese susto, cuando digo que tenemos que ponerle bordes a las reformas, es volver a estar seguros de que Chile es un país sensato, que cosas muy extremas no vamos a tener aquí.
-Usted también estuvo al otro lado, en la empresa privada. ¿Es válida la desconfianza que sienten los empresarios o le están poniendo color?
-Es muy difícil calificar los sentimientos o las sensaciones de otras personas.
-¿Qué posibilidades hay de que el ministro de Hacienda saque una carta debajo de la manga para lograr sus objetivos? Por ejemplo, lanzar un plan de infraestructura más ambicioso...
-Tenemos que hacer las cosas bien con lo que hay sobre la mesa. Esperar conejos del sombrero es naif. Chile posee un nivel de desarrollo en el cual, de nuevo, no hay distancia en cuanto a las mejores prácticas en algo que uno diga “ahá, esto es lo que hay que hacer”. Hay que invertir en infraestructura, pero no vamos a hacer elefantes blancos. Si uno ve nuestras diferencias con las mejores prácticas globales de la OCDE, en lo que salimos bien despeinados es en la equidad.
-¿No será demasiado obcecado pretender aspirar en este momento al estándar OCDE?
-No podemos ir al estándar OCDE en todo al mismo tiempo, pero sí es una guía muy útil para compararnos con el resto del mundo. Pensar que uno desde su propia realidad sabe todo, es un poquito pueblerino.
“El SII no se ha politizado”
-¿Concuerda con que el Servicio de Impuestos Internos se ha politizado?
-El SII no se ha politizado, hace una labor fundamental en Chile. Le pedimos la renuncia al director porque en mi evaluación –así se lo propuse a la presidenta–, era lo necesario para que el servicio haga mejor su trabajo.
-Hay algunos economistas como Hernán Büchi que dicen que un SII con excesivas facultades persecutorias es un poco peligroso. ¿Qué opina?
-Tenemos que contar con un SII que cobre los impuestos a la gente que debe pagar. En Chile hay una historia de elusión y evasión que requiere atención, y la ley le da facultades al servicio para hacerlo. Creo que ser laxo en cómo se cobran los impuestos es malo para todos, para la sociedad, para la economía. Esto no pasa sólo en Chile. Acabamos de firmar con la OCDE un mecanismo de intercambio automático de información que ya decenas de países lo han firmado. Crecer haciéndose el leso con los impuestos no es una estrategia.
-A propósito de eso, se ha instalado un problema complejo respecto de algunas AFP que se han vendido, en operaciones que significan menos recaudación de cientos de millones de dólares. ¿Cómo ven desde Hacienda estas figuras?
-La fiscalización de los contribuyentes corresponde única y exclusivamente al SII, por lo que no me corresponde adelantar juicios ni opinar al respecto. La reforma tributaria incorporó una serie de normas para controlar situaciones de evasión y elusión, incluyendo una que impide que el goodwill pueda ser utilizado para rebajar impuestos. Esa norma se aplica hacia el futuro y no retroactivamente. El SII y, en último caso, los tribunales de justicia determinarán si corresponde aplicar las normas previas o las aprobadas en la reforma en cada caso.
-Si bien la ley no es retroactiva, existe la clavija política de preguntarse por qué no se empieza a utilizar antes. ¿Se podría hacer algo así, políticamente?
-Esto ya fue materia de discusión durante la reforma y la decisión del Poder Legislativo fue que estas normas se aplicarán hacia el futuro a partir de una determinada fecha.
-¿Cuál es la visión que tiene de lo que está pasando en Codelco? ¿Está en duda la capitalización que necesita la empresa?
-No hemos tenido una discusión detallada todavía con Codelco. Lo que yo quiero es cumplir con la ley y con los objetivos de la capitalización. En la medida que haya resultados de gestión que tendrán que ser demostrables y demostrados al Ministerio de Hacienda, avanzaremos con la capitalización respectiva. Pero no es algo que hayamos todavía discutido. Esta duda que se instaló sobre la capitalización ahora, no es real, no tiene base. Eso no significa que no vayamos a hacer una revisión cuidadosa de gestión de Codelco. •••
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La nueva Constitución y los “cambios” a la propiedad privada
-Usted habla de ponerle contornos a las reformas y dejar fuera los fantasmas, pero ¿qué pasa con el Godzila de los derechos de propiedad que amaga la reforma constitucional?
-El proceso constituyente tiene su itinerario y sus contornos bien determinados por la presidenta. Esto bajo un marco de acuerdo político, institucional, con incidencia de la ciudadanía, va a ir poniendo un marco a esta discusión que tiene su tiempo, por lo tanto, no me adelantaría. Sí quiero decir que tengo la convicción de que Chile va a ser cuidadoso y responsable en esta discusión y que no va a entrar en aventuras que echen por la borda todo lo que hemos logrado construir en las últimas décadas.
-Pero esta discusión de los derechos de propiedad agrava más la crisis de confianza que estamos viviendo ¿o no?
-Hay temas específicos en bienes públicos en que no hay una práctica única en el mundo, que requieren discusión y que habrá que tenerla en su momento. Pero de ahí a decir que la propiedad privada está bajo amenaza, eso de ninguna manera.
-En el programa se habla textualmente de la función pública de la propiedad privada. Además, muchos de los planteamientos del programa dan para pensar que vienen cambios tributarios, por ejemplo en el tema de las herencias.
-Lo tributario ya está cerrado en esta administración. En el tema más general de propiedad privada y discusión constitucional, la mayoría de los chilenos somos muy sensatos y tengo plena confianza de que no tendremos una discusión que nos lleve a hacer cosas extremas.
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Las platas de educación
-¿Para la reforma educacional alcanzan los fondos?
-Va a ser hasta 2% del PIB y gradualmente, porque tiene que ser consistente con tener finanzas públicas sanas. No podemos arriesgarnos a hacer reformas que no se puedan sostener en el tiempo. Lo peor que podemos hacer es ofrecer nuevos pactos sociales y al poco andar no poder cumplir con ellos.
-¿Le parece que la reforma educacional ha atacado hasta ahora el tema de la calidad?
-Lo está atacando, hay temas que van asociados a calidad, pero claramente nos queda trabajo. Obviamente, la reforma educacional está en pleno proceso…
-No se entiende bien por qué se dejó fuera a las universidades que no pertenecen al Consejo de Rectores.
-La hoja de ruta de la gratuidad en educación superior se hace gradualmente y con responsabilidad.
-Eyzaguirre ha dicho que las cosas no se escribe sobre piedra, que pueden ir variando. ¿En el resto de las reformas las cosas también pueden ir variando o no?
-Es re importante no arrogarse la verdad total y estar seguro de que lo uno hace siempre es lo correcto. Estamos dispuestos a acomodar los temas bajo ciertas restricciones, primero una restricción presupuestaria y, segundo, la convicción de que lo que se haga ayude a tener una sociedad más equitativa.
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La precampaña de Bachelet: “No hay razones para dudar de la Presidenta”
-¿Dónde se ubica Rodrigo Valdés en el espectro político? Es un PPD un tanto pasivo.
-Me considero un socialdemócrata moderno en la perspectiva internacional, y dentro de la jerga local, ya no soy pasivo.
-¿Por qué nunca ha tenido vida partidaria?
-No, si algo he tenido. Era parte de la comisión económica del PPD. Lo que pasa es que viví muchos años afuera y después trabajé en el Banco Central, donde hay que ser muy cuidadoso con las formas.
-¿Cómo se puede entender que una presidenta, con dos gobiernos a cuestas, insista en manifestar que no sabía que sus subordinados cometían hechos indebidos para apoyarla?
-Yo le creo a la presidenta. No hay ninguna razón para poner en duda sus palabras. Es importante poner en perspectiva que los candidatos delegan cosas y no se ocupan de los detalles.
-Pero las platas de algún lado tienen que salir…
-Pero ella no era ni candidata en ese tiempo. A eso ya se refirió el vocero y la propia presidenta.
-Las dudas que existen sobre cómo ha actuado el mundo político en los últimos años no se zanjaron ni con la comisión Engel ni con el cambio de gabinete. Tampoco la captura que pueda haber del mundo político por parte del mundo de los negocios.
-Vamos avanzando en eso y es un tema que hay que trabajar. No basta con anunciar o mandar los proyectos, hay que hacerlos. Es responsabilidad de todos avanzar en esta agenda de transparencia y probidad para mejorar este clima que involucra al sector privado y público. Tengo confianza en que, de este modo, Chile saldrá fortalecido y habremos mejorado nuestra democracia.