Carlos de Narváez, hermano del exdiputado, atraviesa serios problemas financieros. Pidieron la quiebra de su constructora y peligra un megaproyecto que incluye un local de la firma Sodimac.
Desde hace un tiempo el empresario inmobiliario Carlos de Narváez, hermano del exdiputado ahora exclusivamente dedicado a los negocios Francisco De Narváez, atraviesa serios problemas financieros en sus compañías. Y esa situación, además, puso en riesgo el avance de una nueva tienda de la cadena Sodimac, que según informan desde Chile podría no llevarse a cabo.Según cuenta Diario Financiero, la firma Falabella “enfrenta una inesperada complicación de sus operaciones en la Argentina. Una de sus tiendas Sodimac en el país se encuentra en estado de ‘incertidumbre’ debido a la crisis del empresario inmobiliario Carlos de Narváez”.De Narváez sometió a su empresa constructora Ribera Desarrollos SA a concurso de acreedores, al no poder hacer frente a sus obligaciones financieras en medio del proyecto Al Río. Por esa situación una entidad bancaria pidió semanas atrás la quiebra del empresario.El daño colateral que sufre Falabella es que a través de esta sociedad, De Narváez es arrendador de una tienda Sodimac en Argentina. “Existe incertidumbre respecto a los términos bajo los cuales continuaría o sería terminado el contrato en cuestión”, consignan desde la empresa de retail, según publica el medio.
En tanto, fuentes de la empresa señalaron que efectivamente existe un contrato de alquiler entre Sodimac y Ribera Desarrollos SA, pero aclararon que como esa transacción representa un ingreso a la empresa concursada, prevén como “muy poco probable” que ese contrato se vea afectado.
Concurso
El pasado 18 de febrero, el juzgado en lo Comercial 12 de la Ciudad de Buenos Aires declaró abierto el concurso preventivo de Ribera Desarrollos S.A., la empresa de Carlos de Narváez encargada de desarrollar el megaproyecto inmobiliario Al Río, en Vicente López.
El pedido de la empresa ante la justicia para abrir el proceso concursal apunta a reestructurar una deuda que va de los u$s 90 millones a los u$s 200 millones y que asegura no poder hacer frente.
Entre los afectado por la crisis de la constructora también están varios bancos, proveedores, inversores y los propietarios de las torres que jamás se edificaron pero sí se vendieron.
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