2017/03/30

¡Si me la quitas, me muero!

GONZALO-DE-LA-CARRERA
www.pulso.cl

Por Gonzalo de la Carrera. El superintendente siempre ha tenido bien escondida la información que daría por terminada la judicialización de las alzas.
Hoy a las 24 horas vence el plazo para que las isapres informen a la Superintendencia de Salud las alzas de precios que aplicarán a sus planes. El anunció pillará a los afiliados de Masvida en la insólita condición de estar cautivos en su isapre, ya no por pre existencias, sino que por una decisión arbitraria del superintendente Sebastián Pavlovic.
Si Robert Rivas, interventor de Masvida, decide hoy alzar los precios, cabe preguntarse si Pavlovic liberará a los afiliados de la cautividad forzada a que los tiene sometidos o si la prolongará. De ser este el caso, los afiliados no tendrían como esquivar el alza de precios, a menos que judicialicen y congelen el alza.
La única razón para no subir los precios sería evitar las costas provocadas por la judicialización. No hay dinero para hacerles frente. Pero si no sube los precios, no se entiende cómo Masvida generará más ingresos que gastos, considerando que el déficit supera los $100.000 millones.
Sebastián Pavlovic, antes de asumir este cargo, ya era un activo detractor del sistema privado de salud, según consta en una columna de opinión que publicó en mayo de 2013 y que tituló “Adiós a las isapres… bienvenida la salud pública”. En dicha columna él declara que no vale la pena “perder tiempo y energías en un sistema que no quiere -y no merece- ser salvado”.
Por eso, con la llave de la retroexcavadora en su mano y el acelerador a fondo asumió como superintendente de Salud. Desde su cargo ha intentado derrumbar a las isapres por la vía de ahogarlas con el congelamiento de los precios y de abrumarlas mediante una odiosa campaña comunicacional. Nunca quiso aceptar propuesta alguna que permitiera a las isapres solucionar los problemas que afectan a sus afiliados. Una de ellas, que yo propuse, era fijarles un tope a las utilidades, de manera que las alzas de precios nunca fueran excesivas.
Según confesó Pavlovic, “la tarea de poner fin a las isapres es un asunto más fácil de decir que de implementar”. ¡Y en eso ha estado durante más de tres años!. Él ha llamado activamente a los beneficiarios del sistema a demandar a sus isapres. También ha manipulado la información que entrega a la opinión pública, de manera de ganar adeptos para una carrera política que se truncó al haber perdido la elección a diputado por Providencia. A fin de cuentas hasta aquí le resultó súper fácil y rentable pegarles a las isapres.
Masvida le sirvió de aliado durante varios años para destruir al sistema de salud privado. En efecto, era la isapre que no subía los precios, la misma que se auto definía en su publicidad como “La red ética”. Hoy sus ejecutivos y directores están bajo la lupa de la fiscalía, producto de que está en duda la ética con que conducían la isapre, al esconder información de sus auditores externos y entregar información falsa al mercado. Según Southern Cross, durante varios años años informaron utilidades cuando en realidad tenían pérdidas, entre muchas otras mañas.
Así el “negocio” para el superintendente y para Masvida iba viento en popa. No subiendo los precios la isapre ganaba mercado atrayendo a nuevos afiliados con esa promesa, y el superintendente ganaba popularidad fustigando a las que sí subían. Pero al igual que las estafas piramidales, esto se acaba en algún momento.
Pavlovic jugó con fuego porque pensaba que podía salirse con la suya, pero también jugó irresponsablemente con la salud de más de 3,5 millones de personas. Él siempre ha tenido en sus manos la información que da cuenta del alza de costos de la salud, pero nunca lo ha reconocido. En efecto, la superintendencia que dirige recibe cada mes la información pormenorizada de cada prestación médica que se hace cada persona afiliada a alguna isapre, examen por examen. Conoce en consecuencia cómo han variado los precios que la isapre le paga a cada prestador médico, y también conoce el aumento de frecuencia de uso que cada persona hace del sistema.
Pavlovic siempre ha tenido bien escondida la información que daría por terminada la judicialización. Él podría haber informado a las cortes la verdad respecto de las alzas de costos reales de la salud privada, y podría haberlo admitido ante la opinión pública, pero la ideología y sus ambiciones políticas lo cegaron.
Paradójicamente Masvida está a punto de quebrar, pero no por culpa de la judicialización, sino que producto de haberla evitado por la vía de no subir sus precios y también como consecuencia de una pésima gestión de su directorio.
En lugar de defender a los afiliados a Masvida, Pavlovic ha puesto en riesgo no sólo la supervivencia de la isapre, sino que hoy se encuentran en serio riesgo de vida los miles de enfermos crónicos que dependen del financiamiento que les otorga la isapre para acceder a las prestaciones de salud que con urgencia necesitan.
Son más de 500 mil personas las que hoy ven amenazado su acceso a la salud privada, y que frente a una eventual alza de precios de Másvida quizás no puedan pagar su plan o continuar en el sistema privado de salud.
Tal como escribió Rubén Darío en uno de sus poemas y que bien aplica a los afiliados a Masvida: “Si me la quitas, me muero; si me la dejas, me mata”.
*El autor es ingeniero comercial U.C. (@carreragonzalo).

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