Una baja significativa en puestos de trabajo directo ha experimentado el sector minero en los últimos tres años, luego de haber alcanzado su peak de mano de obra contratada en octubre de 2012. De acuerdo con cifras sectoriales, esta actividad ha visto caer el número de trabajadores directamente contratados en cerca de 34.000 personas, es decir un 13% respecto de los 261.000 ocupados que llegó a tener hace tres años.
Planes de control de costos y el menor ritmo de avance que muestra la cartera de proyectos de inversión son parte sustantiva de la explicación de este proceso, el que además se da en una industria que ha visto en los últimos meses caer el precio de uno de sus productos estrella, el cobre, el cual se ha cotizado por algunas semanas en niveles cercanos a los US$ 2,3 por libra.
A juicio de ejecutivos y representantes del sector es muy probable que el proceso continúe en meses venideros, ya que muchos de los factores que lo explican persisten o incluso prometen acentuarse. En efecto, el cuadro que se ha configurado tanto en los últimos años (con alzas de costos de 141% entre 2005 y 2014), como en los últimos meses (donde el precio del cobre suma sólo este año una baja superior a 21%), tiene estresadas operacionalmente a muchas empresas, las que deben adecuarse a esta nueva realidad promoviendo mayor eficiencia y una recuperación de la productividad.
Dada la relevancia económica de este sector y el peso específico que tiene especialmente en el norte del país, el proceso que está viviendo el rubro es uno de la mayor trascendencia en un entorno en donde las dudas sobre la tendencia que pueda tener el precio del cobre han ido en aumento.
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