Los estudiantes que comienzan sus carreras este otoño (boreal) podrían estar esperando su primer degustación de la libertad. Pero a medida que las universidades exploran el uso del análisis digital para monitorear los hábitos de estudio online de los jóvenes, estos se encuentran bajo más escrutinio que nunca.
Un nuevo algoritmo, desarrollado por la Open University, es capaz de predecir la calificación final del alumno a una semana de comenzar sus clases.
Ahora, al menos dos universidades de entre las instituciones de investigación intensiva del elitista Russell Group están considerando cómo pueden adaptar la tecnología para mejorar sus resultados.
Al otro lado del Atlántico, la vigilancia digital a los estudiantes ha progresado a niveles mucho más intrusivos.
Al otro lado del Atlántico, la vigilancia digital a los estudiantes ha progresado a niveles mucho más intrusivos.
En Dartmouth College, una universidad de la Ivy League, los tutores han puesto a prueba una aplicación instalada en los teléfonos de los estudiantes que mide cuánto tiempo destinan a dormir, estudiar, ir a fiestas o hacer ejercicio. La intención es la de asesorar a los estudiantes universitarios sobre cómo cambiar su comportamiento para maximizar su potencial, así como identificar a aquellos que pueden estar bajo estrés o con probabilidades de abandonar el curso antes de tiempo.
El mecanismo de predicción de Open University funciona combinando datos sobre cuán cuidadosamente están leyendo sus libros de texto online los nuevos reclutas, y cuán entusiastamente están participando en los foros de aprendizaje web, con información acerca de sus orígenes sociales y económicos.
Esto genera una lectura para los académicos acerca de en qué parte del curso los estudiantes podrían tener problemas, y cuál podría ser su eventual resultado. Los programadores hacen hincapié en que hay un doble beneficio: los estudiantes pueden recibir ayuda antes de que se encuentren en dificultades, mientras que la institución puede proteger su flujo de ingresos, asegurándose que las personas no abandonen a mitad de los cursos.
Ruth Tudor, presidente de la Asociación de Estudiantes de la Open University, dice que cuando el programa de análisis se presentó por primera vez, a sus compañeros les inquietaba que la universidad pudiera tener la tentación de vender la información que recoge a un tercero. Sin embargo, los estudiantes han sido consultados sobre el nuevo sistema y podrán asesorar sobre su evolución futura. "La universidad nos ha asegurado que (nuestros datos) están siendo utilizados solamente para propósitos de educación y para ayudarles a retener a los estudiantes", dijo.
Cuando el aumento de las tasas de matrícula en Reino Unido reducen poco a poco la brecha con EEUU, el costo de los estudiantes que abandonan es un pasivo financiero significativo. Universidades británicas pueden cobrar un máximo de 9.000 libras al año, pero la OU opera un sistema de pago diferente, basado en el pago de 1.350 a 2.700 libras por módulo. Por el momento, el 30% de los estudiantes de OU no logran completar sus módulos. Los técnicos que participan en el trabajo de análisis han estimado que permitir a los tutores intervenir y ayudar a los estudiantes podría suponer millones de libras en ingresos extra cada año.
Jess Poettcker, coordinadora de educación de la Universidad de Calgary en Canadá, encontró que pese a que los estudiantes no estaban preocupados por el uso de datos anónimos, eran reacios a ser monitoreados de forma individual.
"No querían que se supiese que se conectaban dos minutos antes de que una tarea tuviera que ser entregada o que leían en secreto sus ebooks a altas horas de la noche", dijo.
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