2015/01/05

Desafíos del 2015

Por Padre Hugo Tagle
Comenzamos el año con una agenda noticiosa intensa. Lo primero, los cambios a la agenda laboral. Como dijo el cardenal Fresno hace años: "Chile tiene vocación de entendimiento y no de enfrentamiento". Es claro que en el mundo laboral, en la base de las relaciones entre los chilenos, nos conviene a todos una legislación laboral más versátil, moderna, que alimente confianzas, promueva el trabajo y una sana convivencia. Es difícil combinar crecimiento, estabilidad laboral y creación de empleo. Busquemos la fórmula que se ajuste a estos requerimientos.

En las relaciones laborales nos jugamos buena parte de la vida. Ahí se prueba y muestra lo mejor (o peor) del ser humano. El Concilio Vaticano II señala que quien "descuida sus obligaciones temporales falta a sus obligaciones con el prójimo y con Dios, y pone en peligro su salvación eterna". Un cristiano debe ser ejemplar en el trato justo con las personas que trabajan con y para él. No basta contentarse con un simple cumplimiento estricto de la ley, nivelar para abajo mezquinamente. Se debe hacer participar al otro en todas las bondades y logros de un empeño empresarial.

El tema sindical es un desafío. Nos movemos en una dimensión en que se debe respetar la libertad de las personas y su capacidad de negociación. Solo una cita del Padre Hurtado: "La unidad de los trabajadores no se puede obtener presionando las conciencias y la libertad de los sindicalizados para obligarlos a entrar a organizaciones que no son de su agrado (...) Esa unión es una tiranía tan grave y a veces (...) lastima penosamente la dignidad del trabajador". Los dirigentes sindicales tienen ante sí una grave responsabilidad. Más allá de lo que la ley disponga, la fortaleza de una organización de trabajadores radica sobre todo en la calidad de su dirigencia, que sepa entusiasmar a los trabajadores por sus derechos y buscar el bien del conjunto de la empresa, velando por la estabilidad laboral.

Ojalá se alcancen los acuerdos técnicos necesarios para conseguir una legislación adecuada a los tiempos y que efectivamente avance hacia a una mejor participación. La acumulación de buenos resultados por solo una parte menor de la sociedad no solo es inmoral sino que atenta contra la sana convivencia social. Y ni siquiera nos conviene a los mismos que más tenemos. De hecho, quienes tenemos más, a la larga nos veremos favorecidos si la torta se reparte mejor.

Propóngase mirar este nuevo año con optimismo y confianza. Se aborda y aprovecha mejor. Haga un aporte positivo. Construir es más fácil que destruir. Que tenga un bendecido año 2015.
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