2014/12/26

América Latina 2015: En Retro-Prospectiva

america latina 2015
Por ALFREDO COUTIÑO
(Especial Infolatam).- 2015 será un año de bajo crecimiento para América Latina, después de cuatro años de desaceleración económica. La región ha perdido capacidad productiva ante la baja calidad de la inversión en capital físico y humano y la consecuente ausencia de progreso tecnológico. Los países enfrentarán un año de desafíos ante la normalización de las condiciones monetarias estadounidenses y la caída en los precios internacionales, lo cual agravará la volatilidad financiera en la región. El crecimiento mejorará ligererante, pero los gobiernos tendrán que lidiar con el ajuste forzado de sus políticas económicas para contener una inflación que ha encontrado raíces monetarias. El crecimiento sostenible seguirá siendo un pendiente a resolver en el 2015.

Desaceleración en retrospectiva
Después del repunte post-recesión del 2010, la región entró en un proceso de desaceleración constante que redujo el crecimiento desde una tasa de 6.5% en ese año hasta solo 1.1% en el 2014. La persistente desaceleración latinoamericana de los últimos cuatro años encuentra explicación tanto en la falta de modernización estructural como en la prolongada debilidad de la economía mundial.

A partir del 2010 los precios de las materias primas empezaron a recuperarse y latinoamérica continuó beneficiándose con los recursos adicionales que le permitieron a los gobiernos mantener la expansión del gasto público. Asimismo, el inédito relajamiento monetario a nivel global permitió que la región implementara una expansión monetaria extraordinaria, reduciendo las tasas de interés internas a niveles sin precedente en muchos países.

La expansión fiscal y monetaria latinoamericana financió el consumo más que la inversión de calidad. Bajo estas condiciones favorables, la urgencia por implementar reformas se desvaneció y los gobiernos pospusieron los cambios estructurales necesarios para la modernización. No pasó mucho tiempo para que la estcructura económica de la región empezara a mostrar su agotamiento. La debilidad estructural pronto se reflejó en la pérdida de capacidad productiva. Tomó varios años para que la inversión fija recuperara sus niveles previos a la recesión del 2009. Sin embargo, una parte importante fue inversión en infraestructura pública de baja calidad y programas sociales asistencialistas. Como resultado, la productividad no mejoró y el avance tecnológico se estancó, erosionando con ello la capacidad productiva de la región.

Los precios de las materias primas prácticamente se desplomaron en el 2014, no sólo debido al lento avance de la demanda global sino también como resultado del aumento en la oferta mundial generada por las grandes inversiones realizadas durante la época de los precios altos. Así, el descenso en los precios internacionales parece ser más un ajuste estructural que un evento transitorio. Con ello, el poder contracíclico fiscal en la región se redujo, pero la expansión del gasto continuó mediante financiamiento.
Lógicamente, la persistente expansión fiscal demostró poca eficacia para revivir a una economía con debilidades estructurales. De hecho, la prolongada expansión monetaria y fiscal empezó a encontrar acomodo en las importaciones y los precios al consumidor más que en la producción interna, así ampliando el desequilibrio externo y alimentando la inflación en países como Brasil, Chile y México.

Así, latinoamerica arribó al 2014 con desaceleración del crecimiento e inflación al alza, especialmente en países con políticas persistentemente expansivas y en donde la inflación rebasó el límite superior de su objetivo. A pesar de que la expansión del gasto público intentó crear trabajos temporales, el empleo neto disminuyó en una economía incapaz de absorber la fuerza laboral adicional. Como resultado, el bienestar social latinoamericano no solo no mejoró sino que incluso retrocedió.

Recuperación en prospectiva
Recuperar un crecimiento económico sostenido y enfrentar el final de la era monetaria expansiva son los retos que América Latina enfrentará a partir de 2015. Además, la región tendrá que vivir con la restricción de menores ingresos de las materias primas, al menos durante el 2015 que será un año de crecimiento global aún débil.
La región avanzará a un ritmo lento básicamente como resultado de tres factores: restricción de capacidad productiva existente, ajuste de política económica requerido y, precios internacionales menos favorables. Sin embargo, el crecimiento reportará una ligera recuperación, mayormente determinada por aquellos países que ya están embarcados en reformas estructurales como Chile, Colombia, México y Perú.
El crecimiento aún será moderado, ya que el impacto de las reformas solo será significativo en el mediano plazo. De aquí que se espera que la región crezca a un ritmo de alrededor de 2 por ciento en 2015. Los países a la cabeza serán Colombia y Perú, seguidos de México, Uruguay y Chile, y al final Argentina, Brasil y Venezuela. El riesgo a la baja existe, sobretodo si la debilidad se prolonga o la recuperación es más lenta en Brasil, Chile y México.

El riesgo más importante en el 2015 lo constituye una sacudida financiera más severa generada por una estampida de capitales ante la inminente alza de tasas en los Estados Unidos y un desplome más profundo en el precio de las materias primas. La galopante depreciación cambiaria acompañada de una persistente inflación obligaría a las autoridades latinoamericanas a un ajuste de política económica más drástico. Sobre todo en aquellos países que han exagerado los estímulos fiscal y monetario y que no se han preparado para la terminación de la fiesta monetaria mundial.
Ajustes precipitados y más severos tendrían un efecto depresor en la actividad económica en el corto plazo. Sin embargo, permitirían corregir los desequilibrios amenazantes en los que han incurrido algunos países en materia fiscal, monetaria, externa e inflación.

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