Christine Lagarde, directora gerente del FMI, advirtió que los mercados financieros estaban “demasiado optimistas” sobre la situación en los 18 países del euro.
Han pasado trece meses desde que la zona euro dejó atrás la recesión más prolongada de su historia y la recuperación todavía no se afianza. De hecho, diversos factores hicieron que en los últimos días regresaran los temores al bloque, como la debilidad exhibida por algunos países de la periferia y la escalada de la crisis en Ucrania.
Las preocupaciones de los analistas se enfocaron en la viabilidad del Banco Espírito Santo (BES) de Portugal luego de que se revelara que una de las compañías que lo controla no había podido pagar parte de su deuda.
El banco central luso ha insistido en que BES, que fue el único gran banco del país que no fue rescatado durante la crisis de deuda, tiene suficiente capital para soportar los problemas de su matriz. Pero, el apoyo del ente regulador no ha podido disipar las dudas sobre la salud del sistema financiero local.
¿Más ayuda para Grecia?
A esto se añaden los temores sobre Grecia. La economía helena celebró con gran entusiasmo su regreso en abril a los mercados internacionales de bonos luego de una pausa de cuatro años. Pero, una encuesta publicada por Bloomberg el viernes reveló que seis de los diez expertos sondeados estiman que Atenas requerirá un tercer rescate tras recibir 240 mil millones de euros (US$ 325 mil millones) en préstamos de Europa y el FMI desde 2010. El Fondo prevé que el gobierno heleno tendrá una brecha de financiamiento de 12.600 millones de euros en 2015.
“La capacidad de Grecia para generar los fondos para cubrir ese monto no es suficiente”, comentó Gianluca Ziglio, director ejecutivo de investigación de renta fija de Sunrise Brokers. “Eventualmente, los socios europeos tendrán que hacer algo”.
Las duras medidas de austeridad que el país viene implementando -y cuyo costo fue una contracción cercana a 25% del PIB- están ayudando a sanear las finanzas públicas. En 2013, el gobierno anotó su primer superávit fiscal en más de una década, un año antes de lo previsto.
Este avance y el retorno a los mercados de capital han llevado al primer ministro Antonis Samaras a declarar que no es necesario un nuevo rescate ni más medidas de austeridad.
Pero, los economistas no concuerdan. “Grecia necesitará al menos dos años más antes de que pueda recuperar la soberanía presupuestaria”, aseguró Michael Michaelides, estratega de tasas de Royal Bank of Scotland.
Tensiones geopolíticas
El conflicto en Ucrania, que ya se extiende por cinco meses, también tendría un impacto negativo sobre la economía del bloque de 18 países.
Boris Schlossberg, director de investigación de divisa de GFT, sostuvo en una columna que “el enfriamiento de las relaciones entre Rusia y Occidente se traducirá en una menor actividad en la región y podría dañar el crecimiento, especialmente de Alemania”.
La confianza económica del área cayó inesperadamente a 102 puntos en junio, lo que se explicaría en gran medida por las tensiones en Europa del Este y en Medio Oriente.
“Debido a que esta pérdida de impulso se extiende a un gran número de Estados miembros… una causa común, como por ejemplo los riesgos geopolíticos, parece probable”, aseveró a Reuters, Evelyn Herrmann, economista de BNP Paribas.
La experta puntualizó que el potencial de mayores sanciones sobre Rusia es una amenaza inminente.
Magros indicadores
Todo esto ha estado acompañado de débiles datos económicos que sugieren que el Banco Central Europeo se verá forzado a tomar nuevas medidas.
La oficina de estadísticas de la Unión Europea, Eurostat, informó hace una semana que la producción industrial disminuyó 1,1% en mayo frente a abril. La producción se encuentra más de 12% por debajo de su máximo previo a la crisis.
El indicador se contrajo en las tres mayores economías del euro. El mayor descenso en un año en la producción alemana encendió las alarmas, ya que hasta hace poco la potencia era la esperanza del bloque.
Los recientes magros indicadores han llevado a los inversionistas a señalar que la economía de la zona euro está en su peor forma en más de un año. Según un sondeo global de Bloomberg, más de un tercio de los encuestados aseguró que la economía está empeorando, el mayor nivel desde mayo del año pasado cuando la región estaba saliendo de la recesión.
Un 77% de los expertos mencionó la baja inflación o la deflación como un riesgo mayor que la inflación en los próximos doce meses. Los precios subieron 0,5% en junio, muy lejos de la meta cercana a 2% del BCE.
“La economía de la zona euro se está deteriorando”, afirmó Cyril Blaise, vicepresidente de BBVA. “Los bancos europeos tienen más interés en desapalancarse”, que de traspasar a los clientes el dinero barato ofrecido por el BCE.
El último llamado de alerta provino de Christine Lagarde, directora gerente del FMI, que el viernes advirtió que los mercados estaban “demasiado optimistas” sobre el área, ya que el alto desempleo y deuda podrían ser una carga para la inversión y la expansión. “Existe el peligro de un ciclo vicioso: un desempleo persistentemente alto y altos ratios de deuda/PIB arriesgan la inversión y un menor crecimiento futuro”, declaró.
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