El uso de tecnología en empresas, estado y personas (via las apps en los smartphones) ha generado una explosión de datos, que son ubicuos en la nube, y más baratos de analizar con nuevas herramientas. Pero ¿están hoy las altas gerencias chilenas en capacidad de crear valor con todo esto? La mayoría de los altos ejecutivos chilenos llegaron merecidamente a sus puestos actuales usando la tecnología de la información, comunicación y automatización (TICA) para bajar costos de procesos gerenciales y operacionales, implementando ERPs, CRMs, y otros similares. Pero esa capacidad es necesaria, más no suficiente, para reinventar sus modelos de negocio como lo hicieron eBay o Amazon, o empresas más de “fierros” como la de generación alemana E.ON.
Parmar et al. citan en HBR a E.ON como un ejemplo de innovación digital mediante es uso de los medidores inteligentes de energía usados en muchos países y cuya implementación está contemplada en la nueva normativa energética chilena. La empresa comenzó midiendo el consumo de energía durante el día, para su propio uso como generadora. El análisis de esta data le permitió comenzar por aplicar tarifas dinámicas intra-día, optimizar el uso de su propia infraestructura, y retroalimentar a sus clientes para que gestionaran su demanda. Pero a corto andar, le permitió crear valor al detectar patrones de eficiencia de consumo que podían ser vendidos a los fabricantes de electrodomésticos, u ofrecidos como servicios adicionales a los usuarios finales. De hecho, E.ON creó una unidad de negocios completamente nueva para gestionar y rentabilizar todo este valor.
Un gerente que tradicionalmente ha automatizado y reducido costos usando TI probablemente no es el idóneo para el nuevo enfoque de innovación digital. Se requiere atraer y contratar profesionales capaces de digitalizar los activos del entorno y de la empresa misma, es decir de aumentar la capacidad de generar data de los servicios y hasta los productos físicos mismos; la llamada internet de las cosas. También capaces de combinar data dentro y entre industrias, y que para eso puedan ser únicos en estandarizar y vender toda esta data a otras contrapartes.
Y si bien estas capacidades probablemente llegarán con ejecutivos nuevos el CEO innovador sí debe ser el gran agente de cambio para que la empresa adopte una cultura digital y tecnológica, sea curiosa y abierta en recibir input y perspectivas nuevas, y en general posea un equipo gerencial que no se asuste con las disrupciones, y que adopte la digitalización como un propósito y una misión.
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