Hace
apenas una semana atrás, en mi columna “Lo que esconde
la caída del Nasdaq”, dejé abierto el debate sobre la
posibilidad de que una corrección de gran magnitud en las Bolsas
estadounidenses era posible, sobre todo por el comportamiento que estaban
mostrando las acciones tecnológicas.
Unos días después, existen evidencias de que esta tendencia podría ya estar
tomando lugar. Sin hacer un paralelismo sobre la explosión de la burbuja de
las puntocom
en el año 2000, porque son fenómenos distintos, es evidente que existe
margen para que las Bolsas corrijan parte de las ganancias acumuladas
durante los últimos 18 meses.
Repito, algo de eso ya estamos viendo.
El índice Nasdaq registró una caída de 1,5% semanal, con algunas acciones
mostrando una marcada y profunda tendencia bajista: Facebook (FB) -6,8%, Twitter
(TWTR) -9,4%, Amazon
(AMZN) -6,4%
y Linkedin (LNKD)
-13,8%, entre otras.
Este nerviosismo de los inversores en relación a las acciones tecnológicas
arrastró también al resto de las Bolsas, aunque en mucha menor magnitud, ya
que el índice S&P 500 retrocedió 0,26% y el Dow Jones hizo lo propio en
un 0,12% en la última semana.
Dos cuestiones concretas surgen detrás de este “derrape” de las acciones
tecnológicas. La primera es cuánto tardará en llegar el efecto contagio
hacia los otros índices en caso de continuar la corrección de las acciones
del Nasdaq. Y la segunda es si efectivamente la actual caída constituye una
oportunidad de compra para el portafolio de inversiones.
En el primer caso es donde yo detecto el máximo riesgo. Si efectivamente el
Nasdaq es la punta del iceberg y el pánico se generaliza, entonces el efecto
contagio será inmediato y de gran magnitud. Allí, ineludiblemente, el
S&P 500 y el Dow Jones serán arrastrados. Sin dudas es una señal de
alarma a considerar.
En relación a la segunda cuestión, creo que detrás de esta turbulencia se
abrirán alternativas para aquellos inversores que buscan posicionarse en
activos pensando en el largo plazo. Cuando se dan este tipo de movimientos,
el patrón de comportamiento se repite. La caída es generalizada en el corto
plazo pero luego, con las aguas más calmas, comienza la recuperación de las
empresas más sólidas y que ganan dinero, mientras que las que muestran
inconsistencias en sus esquemas de negocios quedan relegadas.
Creo que este es el caso nuevamente. Es como si sacudiéramos un árbol y las
manzanas podridas cayeran al suelo mientras que las que están a punto de
madurar se mantienen inalteradas en su posición.
Claro está que para sacar provecho de esta situación uno tiene que ser
capaz de asimilar el riesgo y volatilidad de corto plazo sin caer en la
desesperación.
Aún para aquellos inversores que “disfrutan” de los períodos de alta
volatilidad, acostumbrados a realizar las “Inversiones de 5 minutos”, el
escenario puede ser más propicio todavía.
El riesgo les juega a su favor. Aunque no saber administrarlo puede
provocar el efecto contrario.
DÓNDE ESTÁ EL
REFUGIO
La dinámica que se observó el último mes ha llamado la atención de muchos.
Paradójicamente, cuanta más aversión a las acciones estadounidenses, los
inversores mayor atención prestan a mercados que habían ignorado tiempo
atrás.
En mi caso particular, los últimos comportamientos no me han tomado por
sorpresa ni mucho menos. Todos los activos financieros tienen un valor
intrínseco y cuando su precio de mercado se aleja fuertemente de dicho
valor estamos frente a un desequilibrio que no puede durar eternamente.
Ésta es la situación de los mercados emergentes, los cuales han sido
castigados sistemáticamente durante los últimos dos años, aún cuando el
panorama económico para estas economías no había cambiado tan radicalmente.
Mi postura la dejé en claro en reiteradas oportunidades, sobre todo en mi
columna del 18 de febrero último la cual titulé “Alguien se
equivoca con estos mercados”.
Durante los últimos 30 días, algo ha cambiado respecto el statu quo vigente
en los últimos meses:
Mientras
que el Nasdaq y el S&P 500 operaron en terreno negativo, el ETF de los
mercados emergentes acumuló una suba superior al 4%.
Está claro que sólo ha transcurrido un mes de este “nuevo orden” en los
mercados globales, pero puede ser suficiente para ser considerado como un
punto de inflexión.
Con esto no estoy señalando que hay que invertir 100% de la cartera en
mercados con estas características que, por su historia, tienden a mostrar
una prima de riesgo mucho más elevada. Lo que quiero señalar al respecto es
que detrás de la caída de los principales índices bursátiles (Estados
Unidos), hay vida y oportunidades de inversión concretas.
Sin ir más lejos, en nuestra cartera de inversiones de Crisis &
Oportunidad hemos tenido acciones que han acumulado
ganancias de 15%, 9% y 6% respectivamente durante el mismo período en que
las Bolsas estadounidenses operaron con pérdidas.
Se trata de ser paciente y saber elegir las acciones correctas y comprarlas
en el momento adecuado. En este sentido, podemos ayudarte.
Si quieres saber más sobre estas alternativas, te invito a que hagas click acá.
Un saludo,
Diego.
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