2014/04/21

Falabella: La hora del relevo

Todo estaba planeado. El anuncio de la salida de Juan Cuneo de la presidencia y del directorio de Falabella, que se concretará a fin de mes, marcó el inicio de una nueva era en la compañía de mayor capitalización bursátil del país y demostró que el pacto que cerraron sus accionistas controladores a fines de septiembre del año pasado, pasó la prueba.
Por Catalina Allendes E.
Ilustración: Ignacio Schiefelbein
falabella
La mayoría son primos hermanos, otros de segundo grado, algunos de generaciones cambiadas, pero entre todos son dueños de poco más del sesenta por ciento de Falabella. Es un verdadero choclón el que desciende de Alberto Solari Magnasco, el yerno del hijo de Salvatore Falabella, el italiano que emigró de Nápoles a Chile y que en 1889 montó una sastrería en el centro de Santiago.
Ha sabido trabajar junta esta familia, que acaba de hacer noticia con la renuncia de su presidente Juan Cuneo a favor de las nuevas generaciones. La historia es conocida: Alberto Solari se casó con Eliana Falabella, nieta de Salvatore, ingresó a la empresa a fines de los años treinta y en 1958 la transformó en una tienda de departamentos. A 124 años de aquello la compañía anota ventas por 6.660 millones de pesos, es una de las empresas de mayor valor en bolsa en Chile, tiene presencia en cinco países y si las cosas siguen el curso de lo previsto, a partir del 29 de abril, quedará completamente en manos de la cuarta y quinta generación.
Los hermanos Solari Magnasco eran diez y de ahí descienden hoy seis de las siete familias que controlan la empresa (ver recuadro). La séptima son los siete hermanos Del Río Goudie que en 2003 ingresaron a la propiedad tras fusionar su compañía de mejoramiento para el hogar, Sodimac, con Falabella. Hoy son dueños de poco más del 19% del gigante del retail chileno y forman parte del pacto de accionistas que sellaron en septiembre del 2013 y los regirá hasta 2025.
Los Solari y Del Río juntos representan el 81,4% de la compañía, el resto está en bolsa.
Intensos tres años
Los resultados de Falabella hablan por sí solos y quienes conocen la compañía por dentro aseguran que incluso a puertas cerradas se han transformado en “un tremendo ejemplo de gobernabilidad. “Nunca es fácil poner de acuerdo a tanta gente, pero han logrado colocar a la compañía por encima de todo”, afirma un cercano a una de las ramas familiares. Y eso, en parte, agrega el mismo ejecutivo, “se ha dado gracias a la enseñanza que les dejó Alberto Solari: austeridad y bajo perfil ante todo”. El mismo sello, por lo demás, de los Del Río, lo que ha facilitado el trabajo conjunto.
Quizá por eso es que pocos se enteraron de los intensos tres años que tardó en sellarse el nuevo pacto de accionistas que presentaron a la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) en septiembre del 2013, tras el cual se planificó el destino que regirá a la compañía durante los próximos doce años.
El mismo que selló la salida de Juan Cuneo –anunciada hace dos semanas– de la presidencia de la empresa para dar cabida a un primo casi cuarenta años más joven, Carlo Solari Donaggio que, de no mediar complicación alguna, lo reemplazará luego de la junta ordinaria de accionistas.
El antiguo pacto, que data de 2003, tras la fusión con Homecenter, debió ser modificado precisamente haciéndose cargo de las nuevas sociedades a través de las cuales las distintas familias controlan la compañía y asumiendo además el rol preponderante que están protagonizando las nuevas generaciones.
El acuerdo, al igual que el anterior, regula la actuación de las distintas familias en la compra y venta de acciones y el rol conjunto en la administración, para asegurar el control de Falabella. “El acuerdo es una actualización del pacto que tenemos hace 10 años y muestra las ganas de estas siete familias de seguir trabajando juntas en pos del desarrollo de Falabella”, dijo en su momento Juan Cuneo (ver recuadro).
Piedra de tope
Pero no fue fácil ponerse de acuerdo. El primero de varios intentos lo lideró la consultora Mckinsey, quien estuvo casi dos años tratando de aunar criterios sin llegar a buen puerto. Por eso, a fines del 2012 los controladores decidieron poner fin a ese contrato y continuar las tratativas con los abogados de cada una de las ramas. El humo blanco se logró con la firma de las siete familias el 24 de septiembre del año pasado.
Un ejecutivo que conoció las negociaciones cuenta que una de las piedras de tope fue precisamente la sucesión en la presidencia de Juan Cuneo, quien estuvo sólo tres años en el cargo, tras los 26 que ostentó su tío Reinaldo Solari, algo así como una transición hacia las nuevas generaciones.
Para la mayoría, Carlo, el elegido, era el candidato natural, pues ya llevaba tres años en la vicepresidencia, con oficina al lado de Cuneo, y había acumulado el expertise financiero y negociador que se requiere en el cargo. De todas formas, su juventud despertaba resquemores, lo que finalmente se zanjó con el acuerdo de todas las ramas de la familia.
Las conversaciones no dejaron cabos sueltos. Otro tema que se trató en extenso fue la interpretación que podría hacer el mercado, sobre todo internacional, acerca de lo especial que resultaría que los cargos más importantes de esta millonaria compañía –la de mayor capitalización bursátil de la plaza local– quedaran en manos de dos hermanos: Carlo en la presidencia y Sandro, en la gerencia general corporativa, la que asumió en 2012 tras un proceso en el que debió competir con otros ejecutivos. Discusión que, al final, dejó a todos tranquilos basándose en los méritos académicos y profesionales de los hermanos Solari que “hoy nadie puede cuestionar”, señala un testigo.
El tema de fondo en esas negociaciones fue que aunque el pacto los lleve a actuar como bloque, cada una de las ramas quería garantizar una fórmula de elección para el presidente y vicepresidente, que dejara a todos los herederos con posibilidad de merecer los cargos, incluidos los Del Río, los únicos no parientes del pacto. La fórmula escogida, fue entonces, dar mayores pesos a los votos de cada accionistas, basados no sólo en la historia y trayectoria, sino además en el mérito de los candidatos. Y así sucedió. En el último directorio de la compañía, lo acordado en el pacto pasó la prueba, y los votos se inclinaron hacia Carlo Solari y Juan Carlos Cortés.
Hoy la nueva generación Solari está totalmente representada en el directorio y el próximo 29 de abril, debutará en la mesa la única exponente faltante: Paola Cuneo Queirolo, hija de Juan Cuneo, quien ocupará el sillón que dejará su padre.
Si algo está claro a estas alturas es que el “lifting” del que habló Reinaldo Solari en la ya mítica comida de fin de año del 2011, donde anunció públicamente su retiro, se ha cumplido, hasta ahora con éxito. Claro que como lo dijo Juan Cuneo en su última carta a los accionistas –en la memoria 2013 que se acaba de conocer– “los éxitos del pasado no aseguran los éxitos del futuro (…) tenemos que mantenernos siempre en la vanguardia”.
Directorio conocido
Por eso, es que respiraron con tranquilidad cuando el mercado recibió con buenos ojos el cambio que viene. Porque, de alguna forma, los anuncios pusieron a prueba la eficacia del nuevo pacto a la hora de escoger a los máximos representantes.
Carlo Solari ha demostrado ser un avezado negociador, no sólo porque las dotes que mostró en la fusión con Sodimac, donde fue el principal mediador para generar el espacio al ingreso de la familia Del Río, sino por la destreza que mostró al formar parte del comité de fusión en la fallida fusión Falabella-D&S, que fue abortada por Tribunal de Defensa de la Libre Competencia.
El directorio, además, se siente cómodo con su estilo y el afiatamiento que ha logrado con Juan Carlos Cortés. Ambos llevan varios años como miembros del Comité de Estrategia del directorio, encargados de visualizar nuevas políticas de inversión, los riesgos y oportunidades estratégicas para la compañía, donde se les reconoce un buen olfato. Esta dupla que dirigirá Falabella ha estado fuertemente ligada también a los nombramientos de los principales cargos al interior de la empresa, desde el sillón que ocupan en el Comité de Compensación y Talento.
Ambos, junto al gerente general, deberán liderar el plan de inversiones a 2017 de 4 mil 102 millones de dólares que apunta a consolidar e incrementar la presencia regional y fortalecer la operación logística y tecnológica, haciéndose cargo del nuevo consumidor online.
El plan contempla 157 tiendas nuevas y 15 centros comerciales: a fines del 2017 Falabella tendrá 539 tiendas y 51 centros comerciales en la región. Y al menos lo planeado hasta ahora, un nuevo país en su lista: Uruguay. •••
LO QUE DICE EL PACTO
En el pacto de los controladores de Falabella es amplio: en él se establecen, desde la manera de llevar adelante los aumentos de capital y la política de dividendos, a la forma en que se eligen los directores y la distribución de votos para aquello.

Se estableció que quien quiera comprar o vender acciones debe dar aviso al resto y se consagra el derecho de oferta preferente para el resto de los grupos. El pacto restringe a los grupos controladores la participación directa en negocios relacionados con el core business de la compañía, tales como tiendas por departamento, mejoramiento del hogar, bancos o supermercados.

Entre las causas por las que se podría poner fin al pacto figuran el hecho de que la participación accionaria del grupo en su conjunto caiga a un 41%, si se pierde el control de la compañía o si uno de los grupos adquiere más del 51% de la propiedad.
FOCO EN LO PÚBLICO Y LO SOCIAL
La mayoría de los miembros del directorio de Falabella tienen hoy una “pata” en los temas públicos y sociales. La mayoría de ellos, además, han concentrado sus esfuerzos en aportar un grano de arena a la calidad de la educación de sectores vulnerables.
Carlo Solari Donaggio es miembro del consejo ejecutivo del Centro de Estudios Públicos (CEP) y uno de los impulsores de la fundación educacional Aptus que, en alianza con la Sociedad de Instrucción Primaria (SIP) de la familia Matte, apunta a mejorar la calidad de la educación en colegios vulnerables del país. Eso, al alero también de la Fundación Reinaldo Solari, a través de la cual la familia canaliza su ayuda social.

Juan Carlos Cortés Solari integra el directorio de la Fundación Caserta, que creó a comienzos en 2003 su madre María Teresa Solari, y que está enfocada en ayudar a estudiantes de escasos recursos en la formación de hábitos y valores a través del deporte y actividades recreativas.

José Luis del Río Goudie participa en los consejos de varias organizaciones sin fines de lucro, como Endeavor Chile, la Fundación educacional Carmen Goudie y la Fundación Juan Pablo II de la Universidad Católica de Chile.

Carlos Alberto Heller Solari, acaba de asumir la presidencia de Azul Azul, la sociedad anónima dueña del Club Deportivo Universidad de Chile.

Sergio Cardone Solari es dueño de la empresa inmobiliaria Enaco y  del fondo de inversiones en bienes raíces Cimenta S.A.. Además, junto con Reinaldo Solari creó hace algunos años Haldeman Mining Co., un holding minero que posee 140 mil hectáreas de pertenencias mineras en el norte de Chile. Es también miembro del directorio del Parque del Recuerdo.

Carolina del Río Goudie es vicepresidenta ejecutiva de la Fundación Ilumina que ayuda a niños de sectores vulnerables durante la primera infancia.

http://www.capital.cl/

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