La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, encara la última etapa de su primer mandato con el respaldo del 56% de los brasileños aunque en un contexto de deterioro económico en el que el crecimiento anota cada vez más un ritmo menor de lo esperado. En caso de aspirar finalmente a su reelección y ganar de nuevo las elecciones, como señalan los sondeos, la mandataria tiene por delante numerosos retos.
En el frente monetario, el mercado espera que el Banco Central de Brasil (BCB) comience a desacelerar hoy el ritmo de contracción de la política monetaria, elevando la tasa de interés Selic en 25 puntos básicos hasta 10,75% y deje atrás el incremento de 50 puntos básicos que aplica cada mes el Comité de Política Monetaria (Copom).
Es que el consenso local redujo de nuevo su expectativa de crecimiento del PIB para 2014. El sondeo semanal Focus de la entidad que dirige Alexandre Tombini, corrigió sus números la semana pasada y ahora prevé un aumento del PBI de 1,67% para este año, cuando la última estimación había sido de 1,79%. Hasta ahora, esta es la proyección más baja del Producto para este año de las series Focus. Una mala noticia que fue seguida por el anuncio del congelamiento de los gastos de gobierno por 44.000 millones de reales (unos US$ 18.800 millones), con el fin de cumplir con el objetivo de superavit primario de 1,9% estimado para este año.
“Los directivos del Banco Central dieron muchas señales de que desean disminuir el ritmo del alza de la tasa de interés porque entienden que los efectos de los movimientos anteriores no aparecieron todavía en la economía y sobre todo en las tasas de inflación. Además, los resultados de crecimiento no están siendo muy fuertes últimamente”, explicó Jankiel Santos, economista jefe de Espirito Santo, en Sao Paulo.
Sin embargo, diversos analistas estiman un alza de 50 puntos básicos en la Selic, mientras que el mercado de futuros da un 30% de probabilidad que se dé este aumento. Para Luciano Rostagno, jefe de estrategia de Mizuho do Brasil, debido a las incertidumbres que afectan a los escenarios de la inflación y el crecimiento en el país, el Banco Central no terminó oficialmente el ciclo de contracción monetaria.
“Llegamos a la conclusión de que el Copom se mantendrá fiel al plan original de vuelo que marcó la última reunión de política monetaria, que es la búsqueda, a partir de ahora, de una sintonía fina en las tasas de interés mientras se espera los efectos retardados de los ajustes ya realizados en la economía”, dijo Rostagno.
Según el economista, los anuncios del gobierno en torno a la reducción de gastos y una nueva meta fiscal contribuirán también a mitigar uno de los principales factores de riesgo para el escenario de inflación futura, que es una posible baja de la calificación soberana, lo que conduciría a un nuevo movimiento de la fuerte depreciación cambiaria.
El real estuvo bajo una creciente presión no solo en medio de la preocupación de inversionistas sobre la gestión fiscal del gobierno si no también por el desarme de los estímulos monetarios de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), que generó un menor influjo de divisas. Según estimaciones de LatinFocus Consensus Forecast, las consultoras y bancos privados esperan que el real cotice a 2,47 unidades por dólar a fin de año.
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