El Cronista, Argentina.
El gobierno buscará relajar la restricción de divisas para las industrias, informaron fuentes del Ministerio de Economía. En esa especie de relanzamiento de la gestión de la administración “K” de la semana pasada, el jefe de gabinete, Jorge Capitanich, y el ministro Axel Kicillof avanzarán en las reuniones sectoriales con gremios y empresas con el objetivo de maximizar el crecimiento el año entrante.
En ese contexto, el equipo económico entiende que los empresarios deberán obtener las divisas con más facilidad para importar insumos y materias primas que permitan producir y aumentar, a su vez, las exportaciones. Así, la maximización del superávit comercial, objetivo del saliente secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, en los últimos años, pasa a un segundo plano. Para exportar más, hay que importar insumos y, para eso, se necesitan dólares.
Ese cambio de visión no alcanza, en un primer momento, a los ahorristas. En el gobierno entienden que liberar las restricciones para adquirir dólares para atesoramiento presionaría las menguantes reservas del Banco Central que, con cepo y todo, cayeron la semana pasada más de US$ 900 millones.
Más allá de la flexibilidad de divisas, las discusiones con los sectores económicos tendrán lugar en las distintas mesas de competitividad, que Capitanich y Kicillof retomaron el viernes con empresas y sindicatos. La intención de Kicillof es maximizar el crecimiento de 2014, que para los consultores privados será sensiblemente inferior al 6,2% presupuestado por el gobierno. FIEL, por ejemplo, auguró una expansión del PIB de 1,4% para el año próximo.
En ese sentido, en las mesas de competitividad se llevarán adelante los nuevos acuerdos de precios, tal como adelantaron Capitanich y Kicillof el jueves. El ministro dijo que trabajarán en las cadenas de valor. Definirán estructuras de costos, expectativas de exportaciones, variaciones salariales y márgenes de rentabilidad. Kicillof piensa que la solución a los problemas de precios está en esas políticas micro antes que en alguna medida macroeconómica, comentaron en su entorno. Así, en 2014, los aumentos de precios seguirán requiriendo una autorización oficial, pero de acuerdo a las metas preestablecidas en los planes de competitividad que se firmarán a fin de año.
El nuevo secretario de Comercio Interior, Augusto Costa, y la subsecretaria, Paula Español, deberán darle una institucionalidad a los acuerdos de precios, a contramano de la política de Moreno, que seguirá en funciones esta semana, pero con marca personal. El nuevo ministro no quiere encontrarse con ninguna sorpresa y ya le hizo saber al secretario de Comercio saliente que no podrá firmar nada que no pase por el despacho principal del Palacio de Hacienda. No habrá, dicen en Economía, autorizaciones de alzas de precios sin el aval de Kicillof.
El ministro también deberá meterse de lleno en el nuevo IPC Nacional urbano, algo que manejaba Hernán Lorenzino y negociaba con el FMI. Desde el Cenda, su think tank, Kicillof fue crítico de la intervención del Indec de Moreno y fomentó el IPC7, un promedio de mediciones provinciales.
En ese contexto, el equipo económico entiende que los empresarios deberán obtener las divisas con más facilidad para importar insumos y materias primas que permitan producir y aumentar, a su vez, las exportaciones. Así, la maximización del superávit comercial, objetivo del saliente secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, en los últimos años, pasa a un segundo plano. Para exportar más, hay que importar insumos y, para eso, se necesitan dólares.
Ese cambio de visión no alcanza, en un primer momento, a los ahorristas. En el gobierno entienden que liberar las restricciones para adquirir dólares para atesoramiento presionaría las menguantes reservas del Banco Central que, con cepo y todo, cayeron la semana pasada más de US$ 900 millones.
Más allá de la flexibilidad de divisas, las discusiones con los sectores económicos tendrán lugar en las distintas mesas de competitividad, que Capitanich y Kicillof retomaron el viernes con empresas y sindicatos. La intención de Kicillof es maximizar el crecimiento de 2014, que para los consultores privados será sensiblemente inferior al 6,2% presupuestado por el gobierno. FIEL, por ejemplo, auguró una expansión del PIB de 1,4% para el año próximo.
En ese sentido, en las mesas de competitividad se llevarán adelante los nuevos acuerdos de precios, tal como adelantaron Capitanich y Kicillof el jueves. El ministro dijo que trabajarán en las cadenas de valor. Definirán estructuras de costos, expectativas de exportaciones, variaciones salariales y márgenes de rentabilidad. Kicillof piensa que la solución a los problemas de precios está en esas políticas micro antes que en alguna medida macroeconómica, comentaron en su entorno. Así, en 2014, los aumentos de precios seguirán requiriendo una autorización oficial, pero de acuerdo a las metas preestablecidas en los planes de competitividad que se firmarán a fin de año.
El nuevo secretario de Comercio Interior, Augusto Costa, y la subsecretaria, Paula Español, deberán darle una institucionalidad a los acuerdos de precios, a contramano de la política de Moreno, que seguirá en funciones esta semana, pero con marca personal. El nuevo ministro no quiere encontrarse con ninguna sorpresa y ya le hizo saber al secretario de Comercio saliente que no podrá firmar nada que no pase por el despacho principal del Palacio de Hacienda. No habrá, dicen en Economía, autorizaciones de alzas de precios sin el aval de Kicillof.
El ministro también deberá meterse de lleno en el nuevo IPC Nacional urbano, algo que manejaba Hernán Lorenzino y negociaba con el FMI. Desde el Cenda, su think tank, Kicillof fue crítico de la intervención del Indec de Moreno y fomentó el IPC7, un promedio de mediciones provinciales.
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