2013/09/25

Ex director de YPF estatal critica la política industrial

vaca muerta
Por ALEJANDRO REBOSSIO
Durante décadas ha sido investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Como tal, en los últimos años ha coordinado el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA) de la rama kirchnerista de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA).

Trascendió la versión de que dimitió en YPF porque se oponía a los términos del acuerdo de la estatal con la norteamericana Chevron para explotar parte del yacimiento de Vaca Muerta, el más rico en hidrocarburos no convencionales de Sudamérica. Basualdo prefiere no referirse al respecto. Ha vuelto a FLACSO y a CIFRA-CTA, donde en julio escribió el primer informe desde su regreso, un documento que no trascendió en los medios argentinos, pero que encierra críticas a la política industrial del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

El informe destaca que “en 2013 la economía argentina empieza a mostrar algunos signos de recuperación”, después de la “marcada desaceleración” de 2012 por factores externos e internos, como la sequía y el “derrape” de la construcción. Este año, con la reversión de estos dos factores internos (la construcción está impulsada por la obra pública y el plan de fomento de la vivienda, en un año de elecciones legislativas) y el impacto favorable de la leve mejora de Brasil en la industria automotriz argentina, la situación ha mejorado, según CIFRA-CTA. No obstante, la demanda brasileña ha aflojado en las últimas semanas, con lo que algunas fábricas argentinas de coches han dado descanso a sus operarios.

Sin embargo, “a pesar de esta reactivación, persisten los problemas en la balanza comercial”, advierte el reporte, y luego amplía la explicación: “El superávit se redujo debido al incremento de las importaciones de energía, el complejo automotriz y la demanda de partes de equipos electrónicos ensamblados en Tierra del Fuego (provincia sureña de Argentina), lo cual es expresión de las dificultades estructurales para apuntalar el proceso de sustitución de importaciones”, tan anhelado por el Gobierno de Fernández. También reconoce un “elevado” nivel de inflación, del 22,3% interanual en abril, último mes del que las agencias provinciales de estadísticas disponían datos cuando se elaboró el informe de CIFRA-CTA.

Basualdo y los economistas de su equipo, Mariano Barrera y Pablo Manzanelli, insisten en señalar “las dificultades para avanzar en un cambio de la matriz industrial y apuntalar el proceso de sustitución de importaciones, debido tanto al escaso interés de las grandes empresas por diversificar sus inversiones, como por las escasas y descoordinadas políticas industriales”. También señalan una “intensificación de la puja distributiva (con un elevado componente oligopólico) que acentuó el incremento de los precios, apreciando el tipo de cambio real”.

El documento destaca que en abril la economía creció, según el cuestionado Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), un 7%, pero aclara que en esa cifra “influye la reducida tasa de crecimiento del mismo mes de 2012”, que constituye su base de comparación. Lo mismo podría decirse de mayo, cuando la economía se expandió al 7,8% según anunció la presidenta Cristina Kirchner después de difundirse el reporte de CIFRA-CTA.

Los investigadores del think tank sindical elogian, de todos modos, que la desaceleración del crecimiento de 2012, después de la fuerte expansión de 2010 y 2011, “no se transformó en recesión porque mediaron políticas fiscales y monetarias expansivas, además del dinamismo del mercado interno en virtud de los incrementos salariales”. En 2013 también señalan que el gasto público y el consumo interno son los factores que impulsan la recuperación. Incluso mejoró la inversión, un leve 1,3% en el primer trimestre del año, después de tres trimestres consecutivos de caída.

Basualdo y sus colegas recuerdan que la caída de la construcción en 2012 estuvo “asociada a los controles de cambios y a la reticencia del sector para pesificar las operaciones inmobiliarias”. Desde finales de los 70, las viviendas de clases media y alta en Argentina cotizan en dólares y el intento del Gobierno de Fernández de pesificarlas en 2011 solo ha deprimido el mercado. Aunque los economistas de CIFRA-CTA señalan la mejoría de la construcción en 2013, matizan que “se debe considerar que se trata de comparaciones interanuales”. Cuando se refieren a la caída fabril entre abril y diciembre de 2012 señalan, entre otros factores, “que también puede haber influido la regulación de las compras externas en un escenario de impulsos limitados a la sustitución de importaciones”.

El exdirector de YPF y su equipo se refieren en algunos apartados a la escasez energética y no la atribuyen solo al fuerte crecimiento económico de la Argentina en los últimos diez años, como algunos funcionarios lo hacen. “La incidencia de las importaciones energéticas en el conjunto de compras externas del país registró un fuerte aumento desde la salida de la convertibilidad, producto del notable crecimiento de la economía, la persistente caída de la producción de gas natural desde 2004 (-15,7%) y la saturación de la capacidad de refinación del país en 2007”. El kirchnerismo gobierna desde 2003. También critican que en los 90 hubiese “sobreexplotación de los recursos (con destino a los mercados externos)” y “subconsumo energético como consecuencia de la ‘desindustrialización’ de esos años”.

Por últimoBasualdo y sus colegas se refieren a la inflación y la adjudican, entre otras causas, “al aumento de las cotizaciones internacionales de las commodities (materias primas) y la intensificación de la puja distributiva con un papel preponderante de los oligopolios”, que sería el elemento diferencial de Argentina respecto de lo que sucede en la mayoría de América latina, según ellos. “No se trató, como afirman varios sectores de la ortodoxia, de un típico proceso de ‘estanflación’, dado que la puja entre capital y trabajo fue posible por tratarse de un proceso de desaceleración económica pero con crecimiento del mercado interno”, concluye el informe de CIFRA, que se define como un “centro vinculado a organizaciones gremiales adheridas a la CTA” que conduce el kirchnerista Hugo Yasky

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