2013/09/28

Dos días con el hombre de los secretos

Un mano a mano con Bill Bonner en la campiña francesa

Felipe Ramírez
Felipe Ramírez

El château de Courtomer, a 160 kilómetros de París, es el lugar donde los asociados internacionales de Inversor Global se reúnen para hablar sobre el rumbo de la economía y las finanzas mundiales. Una oportunidad única para intercambiar puntos de vista con uno de los más astutos inversionistas globales.

Desde Courtomer, Francia

Mucha gente dice que la mejor forma de conocer una ciudad es caminando.

Pero yo no estoy de acuerdo.

La mejor forma de conocer una ciudad es en bicicleta.

Sobre todo ciudades grandes y llenas de turistas, como París. El visitante no sabe ocupar los buses, si anda en metro se pierde todas las vistas y jamás se orienta; y en taxi, además de lo que debe desembolsar, el tráfico lo hace sentir como que está perdiendo el tiempo.

Pero la bicicleta no defrauda.

Y en eso estaba yo, pedaleando rumbo al sur a través del coqueto Boulevard Raspail, cerca de los jardines de Luxembourg, cuando veo venir caminando, en el sentido contrario al mío, al mismísimo Bill Bonner.

Usted ya lo conoce, se trata del fundador y presidente de Agora Financial, la editorial internacional socia de Inversor Global.

Y se encontraba en la ciudad para participar del encuentro que, un par de veces al año, organiza para que los "affiliates" de todo el mundo tengan la oportunidad de intercambiar opiniones y puntos de vista en un espacio privado y acogedor como es el château de Courtomer, a 160 kilómetros de París. La misma razón por la que me encuentro hoy acá.

Así que cuando lo vi me detuve, nos saludamos, y cada uno siguió su camino.

Ya volveremos a eso.

UNO DE CADA ESPECIE

Creo que por lejos (sin contar, claro, el insuperable fromage de chèvre con hongos) lo más interesante de venir a Courtomer es la oportunidad de compartir con los llamados "affiliates", los socios que Agora Financial tiene en el mundo entero y que se reúnen en la primavera y otoño normandos para compartir puntos de vista sobre la marcha de los negocios y el andar de la economía y las finanzas globales.

En esta ocasión vino gente de Inglaterra, Irlanda, Escocia, Francia, España, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Estados Unidos, India, China, Brasil y Argentina.

Y yo, el chileno. 

Fueron dos días intensos, hablando de finanzas desde las 9 am hasta entrada la madrugada. Durmiendo poco pero disfrutando mucho.

En el Chateau de Courtomer
Y en este ambiente de relajo pero estímulo intelectual, es que afortunadamente me ha tocado compartir, bastante, con Bill Bonner.

Un par de veces nos sentamos en la misma mesa. Hablamos de libros, de películas, hasta de series de televisión. Me enteré, por ejemplo, de que es fanático de Game of Thrones...

Pero también, claro, hablamos de finanzas. Me explicó los puntos básicos de su pesimismo a la hora de mirar la economía global, pero también me habló de algunas estrategias, una serie de puntos clave que le hacen mirar algunas cosas con cierto optimismo.

Me dijo, por ejemplo, cuál pensaba que era el mejor país del mundo para invertir hoy día. El lugar donde él, su familia y un reducido grupo de inversores estadounidenses está poniendo su dinero hoy mismo.

La verdad da para creerle. Bill Bonner es un tipo que en estas cosas no parece equivocarse. Y la prueba es él mismo, que pasó de ser un modesto abogado de Maryland, a líder de una editorial que factura millones de dólares alrededor del mundo, gracias a acertados consejos de inversión que él mismo aplica para su fortuna personal.

Se trata de una persona que, entre otras propiedades, tiene una casa en Baltimore, una estancia en Salta y un castillo en Francia...

Pero es un tipo sencillo, que va con los jeans gastados y que, a diferencia de todos los presentes, carga un computador viejo que pesa varios kilos...

"¿Qué hacías el domingo cuando nos encontramos?", le pregunté -muy patudamente- mientras llenaba mi copa de bordeaux.

"Estaba buscando casa", me dijo con naturalidad, mientras ahora cargaba su propia copa. "Creo que me voy a mudar a París"...

Con Bill Bonner
"Guau", le dije. "¿Cómo lo haces?". "Porque ese barrio es carísimo", pensé para mis adentros.

"Ya te lo dije", me respondió. "La contraeconomía. No es más complicado que eso".

"Ok", le dije. "Si tú lo dices...".

Si quiere saber de qué se trata, lo invito a hacer click acá.

Buen fin de semana,

Felipe.

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