
Chile: Lecciones aprendidas a 40 años del Golpe Militar
(Infolatam).- “Hemos construido un país libre, más inclusivo y pujante, dejando atrás el miedo, el odio y la miseria. Hemos ido superando las divisiones, con verdad y justicia. Los crímenes no han quedado impunes o se prosiguen los juicios y los derechos humanos se han hecho parte de la cultura nacional. Los intentos de anular la memoria fracasaron, la memoria le ganó al olvido. Creció la conciencia de los derechos y el respeto a la diversidad”.
(Especial para Infolatam por Rogelio Núñez)-. Este 11 de Septiembre se cumplen 40 años del golpe de Estado de Augusto Pinochet que derribó al gobierno de Salvador Allende y acabó con cuatro décadas de democracia chilena.
Aquel golpe de Estado dividió al país y su sociedad en dos mitades, por mucho tiempo irreconciliables, e inauguró una época muy diferente, de la que el actual Chile es heredero directo.
El golpe y el régimen de Augusto Pinochet siguen polarizando la política y la sociedad chilena que a veces parece vivirlo como algo contemporáneo cuando han pasado ya 40 años del golpe y 23 del final del régimen.
De hecho, la agenda política de cara a las elecciones presidenciales de este año, el duelo entre Michelle Bachelet y Evelyn Matthei, ha estado atravesado por la polémica sobre el pinochetismo (el padre de la expresidenta fue un general contrario al golpe mientras que el de Matthei, otro general, colaboró con el golpe y el régimen).
Además, en estas semanas ha crecido otra polémica vinculada con el golpe cuando algunos políticos de la derecha han pedido perdón por colaborar con el pinochetismo al igual que lo ha hecho el poder judicial (la Corte Suprema).
El golpe en la campaña electoral
Efectivamente, entre los temas que están acaparando la atención de la campaña electoral, el del golpe del 73 es uno de los más relevantes.
Michelle Bachelet, candidata presidencial de la Nueva Mayoría, rompió el fuego cuando dijo que el sector que participó en la instauración de la dictadura de Augusto Pinochet no ha mostrado arrepentimiento: “Han pasado 40 años y aún falta un cara a cara más abierto sobre la verdad y la justicia. Todavía hay sectores y actores que no han mostrado un arrepentimiento, no han hecho una evaluación haciéndose cargo de lo que sucedió en nuestro país frente a tanto dolor y tantos crímenes”.
Michelle Bachelet: “Todavía hay sectores y actores que no han mostrado un arrepentimiento, no han hecho una evaluación haciéndose cargo de lo que sucedió en nuestro país frente a tanto dolor y tantos crímenes”
Unas palabras que parecían ser un misil con una dirección muy clara: su contrincante Evelyn Matthei, hija del general Fernando Matthei, alto jerarca del régimen pinochetista. La candidata de la derecha ha tratado de desmarcarse de estas acusaciones de varias formas.
Primero, apelando a su juventud cuando ocurrió el golpe (“tenía veinte años cuando ocurrió, no tengo nada de qué pedir perdón”), algo que hasta personalidades de su sector como Sebatián Piñera han criticado.
El jefe de Estado señaló a La Tercera que “ la verdad, es un poco engañoso, porque no estamos hablando sólo de ese momento sino de todo lo que pasó después. Pero yo tengo la impresión… que si pudiese, con toda la información de hoy, la inmensa mayoría de nuestro sector estaría con el camino del No”.
Consultada sobre el revuelo de sus declaraciones,Matthei intentó solucionar el entuerto diciendo que “yo nunca me hice la lesa. Cuando todavía era estudiante y nadie me conocía yo hablé del tema de los DD HH, lo hablé de frentón condenándolos”.
“Después cuando fui diputada creo que fui la primera persona de nuestro sector que habló en forma muy clara y muy dura sobre la violación a los derechos humanos. De tal manera que efectivamente siento que no tengo que pedir perdón porque siempre tuve una posición clarísima en el tema y mi padre también”, enfatizó.
La conmemoración oficial reabre heridas
La decisión de Sebastián Piñera de encabezar un acto oficial para conmemorar el 40 aniversario así como el contenido del mensaje institucional no ha gustado en un amplio sector del centroderecha y de la izquierda.
Bachelet no va a acudir al acto de conmemoración y desde los compañeros de coalición del Presidente se rechaza la tesis de Piñera sobre la complicidad pasiva con el régimen.
Así, por ejempo, el presidente de la Cámara de Diputados, Edmundo Eluchans, cree que “son un exceso esos dichos. Me parece delicado decir eso, puesto que la complicidad no se da con pasividad, sino con una actuación completa. Muchas personas que colaboraron con el gobierno militar no sabían las atrocidades que se cometían, sin tener ningún tipo de compromiso con esos actos”.
El Jefe de Estado lo ha tomado como un acto de reconciliación y superación aunque la polarización perviva: “El pasado ya está escrito. Podemos discutirlo, interpretarlo y, por cierto, recordarlo. Pero no tenemos derecho a permanecer prisioneros de él… Chile enfrenta hoy una nueva transición. Una transición que, si hacemos las cosas bien, nos permitirá, antes que termine esta década, ser el primer país de América Latina que logre dejar atrás el subdesarrollo, la pobreza y las desigualdades excesivas”.
Sebastián Piñera: “El pasado ya está escrito. Podemos discutirlo, interpretarlo y, por cierto, recordarlo. Pero no tenemos derecho a permanecer prisioneros de él”
Y, en realidad, tan vivo sigue el tema que ha provocado hace dos semanas la dimisión de Juan Emilio Cheyre a la presidencia del consejo directivo del Servicio Electoral (Servel), tras la polémica surgida por el caso de Emilio Lejderman.
Cheyre, que como Comandante en Jefe fuera quien en 2004 pidiera perdón por lo crímenes cometidos por las FFAA durante la dictadura, estaba señalado por entregar el hijo de unos desaparecidos a un convento y por lo tanto por su presunta omisión de información en un crimen de lesa humanidad.
El caso Cheyre demuestra que las heridas no están cerradas y que actos como el de Hernán Larraín de la UDI de pedir perdón por apoyo el golpe, al final, enlodan aún más el panorama político.
El golpe que cambió la historia
Lo cierto es que el Chile moderno, se quiera o no, nació en 1973.
Un golpe que se produjo por un profundo deterioro de la vida política del país, donde pocos creían en la democracia: la derecha era golpista y antidemocrática y la izquierda revolucionaria y autoritaria.
Un golpe que creó un mito, el de Salvador Allendequien gobernara entre 1970 y 1973 en medio de una espiral inflacionaria y una creciente ingobernabilidad.
Como dijera en su día el profesor de la Universidad Diego Portales, Patricio Navia: “Allende fue mucho mejor mártir que Presidente”.
Luego, el largo régimen de Pinochet (1973-90) fue una cruel dictadura que emprendió el camino de una exitosa modernización económica del país.
De hecho, los gobiernos de la Concertación (1990-2010) no solo no rompieron con el legado pinochetista sino que lo profundizaron en los económico (mayor apertura comercial vía tlc,s), si bien aportaron una mayor proecupación social.
Para el profesor de la Universidad Diego Portales, Patricio Navia “Allende fue mucho mejor mártir que Presidente”.
Desde la historia no existe consenso sobre el 73 y el régimen de Pinochet. Para historiadores de izquierda comoGabriel Salazar “el Ejército nunca había dado golpes de ese tipo antes, sólo cuartelazos improvisados y casi ridículos. Para EE.UU. era muy importante que Allende no triunfara, y no porque fuera marxista, sino porque la fórmula de Allende era un gobierno de reformas profundas desde el Estado liberal, y sin cambiar la Constitución. Si esa fórmula contaba con el apoyo del centro político, o sea la DC, el triunfo de Allende era seguro y ese proyecto podía propagarse por toda América Latina. Ese era el peligro: la fórmula de Allende”.
O Alfredo Jocelyn Holt quien sostiene que “es un discurso panfletario, no es serio sostener que Pinochet es el gran modernizador porque supone sostener que la modernización es de carácter fáustica: se vende el alma al diablo. Es como cuando se dice que Mussolini hacía andar los ternes a la hora, o que Hitler era un gran constructor de carreteras, eso es gravísimo. No es una justificación la capacidad exportadora de Chile pasando a llevar abusos sistemáticos como política de Estado. En ese sentido los legatarios de Pinochet en última instancia son los gobiernos de la Concertación, que han funcionado cómoda e incómodamente al interior de la institucionalidad económica y política, y han sido testaferros de eso”.
Alejado de estas visiones, Cristian Gazmuri señala que “el primer mito que hay que despejar es que esto no fue una guerra civil, como se ha dicho, ni tampoco fue un genocidio. Fue un golpe militar cruento”.
En resumen, como apunta Patricio Navia, “el dolor que sufrieron tantos durante la dictadura hace imposible que alguna vez la izquierda se reconcilie con la figura del ex hombre fuerte. Aunque la Concertación haya consolidado el modelo de economía de mercado (con rostro humano) implantando en dictadura, para la izquierda Pinochet es recuerdo de dolor, autoritarismo e injusticias. Si la izquierda siente cariño por Fidel pese a su dictadura, a Pinochet se le tiene desprecio, pese a haberse apropiado de su modelo económico”.




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