2013/08/26

Vergara fija marco para baja de tasas y desdramatiza desaceleración del PIB

Vergara fija marco para baja de tasas y desdramatiza desaceleración del PIBRodrigo Vergara anticipa un menor crecimiento del consumo estos meses, pero advierte que no debe estar frenado para esperar que el ente emisor actúe.

Por R. Lucero y R. Sapag



Cautela. Esa es la sensación que deja hoy por hoy la visión del presidente del Banco Central, Rodrigo Vergara, sobre la marcha de la actividad productiva chilena. Pero no se trata de dramatizar, sino de poner un punto de atención sobre las circunstancias -en especial las internacionales- en que se desenvolverá el país el próximo año. Una dosis de realismo de la cual se nutrió precisamente el fin de semana, cuando participó de la cita cumbre de los banqueros centrales en Jackson Hole, una localidad en EEUU que año a año ve llegar a estos hombres protagonistas de la escena económica mundial.

Pero el punto de partida del diagnóstico de este economista de Harvard no es inquietante. Y, de hecho, se advierte su optimismo sobre el futuro de Chile en el mediano plazo. Un sentimiento que ni siquiera parece alterarse con el “ruido político” que generan las próximas elecciones presidenciales, a las que aparentemente mira atento.

- ¿Qué lectura hace de las cifras del primer semestre, lapso en que la economía creció 4,3%? ¿Tendremos un segundo semestre peor?

- Por el lado de la actividad, las cuentas nacionales muestran una clara desaceleración, particularmente relacionada con sectores distintos a recursos naturales. Es un hecho, se está produciendo, más allá de que el crecimiento de la actividad sea más o menos en un mes puntual. Por ejemplo, algunos meses como julio tienen más días hábiles que el año pasado y una base de comparación baja lo que podría reflejarse en un Imacec más alto, pero lo contrario se da en otros meses como agosto o en el último trimestre del año. 
En términos generales, para el resto del año proyectamos una mantención de las tasas de crecimiento, es decir, no esperamos desaceleraciones adicionales a las que ya se han producido. Tenemos una proyección de PIB entre 4% y 5% para 2013 y en el Informe de Política Monetaria (IPoM) que se publica en dos semanas más vamos a acotar el rango, como lo hacemos tradicionalmente en septiembre. Hacia el próximo año, vemos un crecimiento que también debiera ser algo menor que en los años previos -en 2010, 2011 y 2012 fue bastante alto-, coherente con un escenario internacional algo menos favorable para la economía chilena.

- ¿Mejor o peor que este año?

- Eso lo definiremos, como es habitual, en el IPoM de septiembre, pero probablemente no será demasiado distinto al de este año. Otra cosa interesante que muestran las cuentas nacionales es una desaceleración, pero menos pronunciada, en materia de demanda interna. Como un todo la demanda interna creció a un ritmo bastante moderado en el segundo trimestre (4,5%), pero eso está explicado básicamente por una desacumulación fuerte de inventarios. Cuando uno mira sus componentes más importantes, que son consumo e inversión en capital fijo, ambas crecen a tasas bastante significativas, de 7% y 9% en el segundo trimestre, respectivamente. Esto implica una desaceleración respecto a lo observado el año pasado, pero con cifras todavía relativamente elevadas. Yo diría que ha sido una desaceleración sana, en el sentido que ha sido gradual.

-¿Se ha demorado esa moderación el consumo?

- Ha sido más lenta de lo que esperábamos en un inicio porque el mercado laboral ha seguido relativamente fuerte y estas cosas toman un cierto tiempo. Ahora si uno observa distintos indicadores líderes, como expectativas de los consumidores que han caído, la desaceleración -en el margen- en la creación de empleo, menor crecimiento de los ingresos laborales reales, se debiera producir una desaceleración del consumo en la segunda parte del año, acercándose a tasas de tendencia. Y también veremos una desaceleración de la inversión, entre otras cosas, porque tenemos una base de comparación bastante alta del año pasado.

- ¿El consumo es la variable crítica que está teniendo en compás de espera esta expectativa de que el Banco Central inicie un proceso de baja de tasas?

- Hemos dicho que si ciertas tendencias se consolidan, eso requeriría un cambio en la política monetaria y obviamente, que nos estamos refiriendo a una política monetaria más expansiva. Evidentemente, eso significa que uno está esperando señales algo más concretas, más avanzadas, o indicadores líderes que sean más decidores de lo que hemos visto hasta ahora. Pero quiero ser muy claro en lo siguiente: tampoco eso significa que uno tenga que esperar a que el consumo esté frenado. No. Justamente la política monetaria se trata de anticipar eso y actuar preventivamente. Entonces, la respuesta concreta a la pregunta es: sí la fortaleza del consumo ha sido mayor que la esperada y eso ha tenido impacto en las decisiones de política monetaria. Pero eso no se puede leer como que el consumo debe estar completamente caído para actuar, lo que se requiere son señales algo más significativas de las tendencias que estamos esperando.

- Es decir, sigue vigente esta sensación de que las tasas probablemente irán a la baja en los meses que vienen.
- Lo hemos dicho en el comunicado (de la Reunión de Política Monetaria): de mantenerse las tendencias, esto puede requerir un cambio en la orientación de la política monetaria. La decisión propiamente tal la tomamos mes a mes, a medida que vamos recibiendo información y que nos vamos haciendo una idea más clara de las tendencias. Estas cosas pueden cambiar también.

- Si se inicia la baja, ¿es posible esperar un cambio o será un proceso sostenido en el tiempo?

- Respecto a cuándo y cuánto, hay que evaluarla en su momento. Aquí no hay un compromiso, esto es condicional. Es contingente que se dé o materialice cierto escenario que uno prevé, pero eso también puede cambiar.

- ¿El alza del dólar no les podría restar margen de maniobra?

- No. Nosotros tenemos un tipo de cambio flexible, por lo tanto que se produzca esta alza del tipo de cambio es parte de las reglas del juego. Más aún, creemos que es un hecho positivo, precisamente en un escenario externo algo más apretado, con términos de intercambio más bajos -el precio del cobre en particular-, tener un tipo de cambio real más alto. Obviamente, tiene algún impacto en la inflación, pero estamos con niveles bastante bajos y las expectativas están bien ancladas, así que no vemos que se ponga en riesgo la meta de inflación.


Retiro de estímulos: gradual


- ¿Ha sido más complejo el manejo del Banco Central en los últimos meses? Hemos visto situaciones muy volátiles y muy cambiantes. A principios de año se hablaba de sobrecalentamiento, de intervención cambiaria…

- No cabe duda que hemos pasado por tiempos extraordinarios y de mucha volatilidad asociados a las consecuencias de la crisis financiera internacional. Esta política ultra expansiva que han seguido los países desarrollados en los últimos cinco años es algo sin precedentes: tasas de interés cero y, además, relajamientos cuantitativos, aumento de la cantidad de dinero mediante la compra de bonos. 
Acuérdense de todos los cambios que ha habido: la crisis 2008-2009, la recuperación en 2010, la crisis europea en 2011, con todas las presiones que hubo sobre los restos de los países, después un período complejo como el año pasado con muchas incertidumbres y hoy estamos viendo una cierta recuperación en EEUU y en la práctica podríamos ver las primeras medidas concretas de retiro o inicio del retiro del estímulo monetario. Esto hay que leerlo bien porque probablemente lo que veamos al principio no sea un retiro sino que una menor expansión, una menor inyección. Como no existen precedentes para estas políticas monetarias cuantitativas, tampoco hay experiencia respecto de las consecuencias de retirar estas enormes cantidades de dinero.

- ¿Cuáles son los efectos de este contexto?

- Generan momentos de incertidumbre y alta volatilidad. ¿Qué hemos hecho nosotros en el banco? Hemos tratado de mantener una visión de mediano plazo y de evitar -creo que de alguna forma lo hemos logrado- sobrerreaccionar frente a cambios transitorios, puntuales, que después se pueden revertir. Y hemos tenido una política bastante estable. Hemos sido firmes en los últimos años en el tema de la flexibilidad cambiaria, nuestra última intervención fue en 2011. Desde entonces, no hemos intervenido y creo que ha estado bien, más allá de que en esta materia siempre hemos dicho que nos reservamos el derecho de intervenir en casos excepcionales. Hemos mantenido la tasa de interés de política monetaria ya por 19 meses, con eventos en el ínterin ante los que uno podría haber dicho se necesita un alza o una baja.

- El mercado parece haberse ido adecuando al retiro del estímulo, el tipo de cambio por lo menos, además ha habido una salida de capitales desde países emergentes. Por lo mismo, ¿una vez que se concrete, no sería esperable un escenario convulsionado o podría existir ese riesgo?

- Todo esto depende de la magnitud y de la trayectoria del ajuste o la velocidad del ajuste en EEUU. Pero uno tiene la sensación, por todo lo que está pasando en ese país, que será algo relativamente gradual. Más aún, la propia Fed ha dicho que se reserva el derecho -si se da cuenta que una medida está teniendo efectos indeseados- de revertirla. Pero claramente se han empezado a internalizar los efectos en todo el mundo emergente, donde las monedas han sufrido una depreciación importante. Además, en muchos países -aquellos con cuentas externas más vulnerables o con problemas inflación- las tasas de interés en lugar de bajar y aliviar la desaceleración, han subido. En Chile las tasas de interés se han mantenido bastante estables durante este período y las de largo plazo han disminuído. Esto muestra la fortaleza de nuestro país. Yo creo que algunos de los efectos han sido internalizados, pero no descartaría que hubiera efectos adicionales una vez que empiece el retiro del estímulo cuantitativo. Porque se sabe que se hará, pero el cuándo y cuánto está en el escenario de las probabilidades.

- ¿Qué tan preparado está Chile?

- La economía chilena es sólida, está bien preparada para hacer frente a este tipo de eventos. Tiene fortaleza fiscal, flexibilidad cambiaria, flexibilidad de la política monetaria y solidez macrofinanciera. Pero esto no significa, y eso me interesa dejarlo súper claro, porque siempre lo hemos dicho, que estemos blindados o que no vaya a tener impacto.El retiro del estímulo monetario en EEUU tiene efectos sobre las tasas de interés en ese país, sobre el costo de financiamiento para el resto de los emergentes, sobre el precio de los commodities. Algo hemos visto, pero quizás todavía hay una parte de eso que se tiene que concretar.Creo que es importante tener claro lo siguiente: es probable que Chile enfrente un escenario externo algo menos favorable el próximo año, debemos tener conciencia que será así y esto es algo generalizado entre las economías emergentes y los exportadores de materias primas.

- ¿En qué debiera traducirse ese escenario externo menos favorable? ¿Ser más cautos en las decisiones de gasto por ejemplo?

- Hasta el momento, hemos visto cautela en las decisiones de consumo y endeudamiento de las personas, que han acompañado el crecimiento de sus ingresos laborales. Es importante que esto se mantenga, especialmente porque las condiciones en el mercado laboral podrían ser menos dinámicas en el futuro.

- El salario mínimo subió 8,8% y el sector público está pidiendo aumentos de 10% a 11%. ¿Qué implicancias puede tener esto?

- Es cierto que hemos tenido un mercado laboral muy dinámico y que, de hecho, todavía sigue relativamente apretado, con tasas de desempleo bajas, pero en un escenario algo más ajustado (...), reajustes salariales que vayan algo más allá de la productividad y de la inflación esperada pueden tener efectos significativos en el empleo, finalmente pueden terminar perjudicando a aquellos que se quería ayudar. Yo simplemente haría un llamado a ser extraordinariamente prudente en esta materia, en particular -insisto- con un escenario externo que se vislumbra algo menos favorable hacia adelante.

- ¿Una China creciendo al 7,5% todavía es positivo para Chile?

- Sí, porque China pasó a ser la segunda economía del mundo. Entonces, un crecimiento de 7,5% hoy es más en términos de agregar al Producto mundial de lo que era un crecimiento de 10% hace una década, cuando era una economía más chica. Entonces, es un crecimiento primero que todo envidiable, cualquiera quisiera tener esa tasa de crecimiento y, ciertamente, un apoyo importante para el crecimiento mundial. Si ese fuera el caso, por supuesto que sigue tirando el carro de la economía mundial. 
Hay que tener en claro lo siguiente: si eso sucede, y más encima EEUU se recupera y empieza a mostrar tasas de crecimiento más alto, tenemos las dos principales economías del mundo -cada uno a su nivel- tirando el carro de la economía mundial. Así que en ese sentido, hacia mediano plazo uno puede tener una visión un poco más optimista sobre el escenario externo. Pero en el corto plazo hay riesgos relevantes asociados con la evolución del sistema financiero en China.
"No veo alguna contaminación importante"

Imagen foto_00000002- Esta desaceleración de la actividad va a coincidir con un cambio de gobierno. ¿Dicha situación complicará más el escenario económico?
- Las instituciones y, particularmente en materia de responsabilidad macroeconómica, son sólidas en Chile y no he visto a nadie de los equipos económicos de las candidaturas, planteando -por ejemplo- el abandono de la regla fiscal o ese tipo de cosas. Siempre los períodos eleccionarios traen nuevas ideas, más discusión y, hasta cierto punto, más incertidumbre sobre cuáles de esas ideas se implementarán y cómo se implementarán, eso es natural y es parte de la democracia. Pero yo soy optimista respecto a la evolución de la economía chilena en el futuro, creo que las instituciones son suficientemente sólidas y están preparadas para hacer frente a los desafíos hacia adelante.

- O sea, ¿no ve contaminando el ciclo económico por el ciclo político?
- Más allá de más discusión y ruidos en el corto plazo, no veo alguna contaminación importante de mediano plazo.

- Ya se inició la formulación del presupuesto 2014.¿Cómo tendría que comportarse el fisco dado el ciclo de la economía? ¿En qué magnitud debiera crecer el gasto?
- La Ley de Responsabilidad Fiscal dice que cada nueva administración debe fijar un cronograma, una trayectoria de su política fiscal y, en particular, del balance estructural. Y la actual administración fijó alcanzar un déficit estructural de 1% del PIB hacia fines de su mandato y, por lo tanto, lo único que sabemos es que el balance estructural debiera estar en torno a un déficit de 1%.

- ¿Pero debiéramos tener un presupuesto más bien restrictivo o expansivo dada su visión para el próximo año?
- Debiéramos tener un presupuesto que sea coherente con el compromiso asumido por el gobierno, esto es un déficit estructural de 1% del PIB. Yo tengo la impresión, porque aún faltan la información sobre los parámetros del presupuesto, que tendremos un crecimiento moderado del gasto público.

- Hay una polémica a nivel de ex autoridades y autoridades en ejercicio sobre los niveles de ahorro fiscal en este período y el anterior. ¿La actual administración ha estado en regla o ha sido menos disciplinada que las anteriores?
- Más allá de las discusiones del día a día, que pueden estar contaminadas por el ciclo político, creo que hay una cosa evidente y clara: Chile tiene una posición fiscal extraordinariamente sólida. Cuántos países hay que no tienen deuda pública neta, porque acordémonos que sí ha subido la deuda pública, pero también han subido los activos. El déficit efectivo de los últimos cuatro años, si incluimos este año, va a ser en torno a cero. Chile ha seguido una política fiscal extraordinariamente responsable durante las últimas tres décadas. Más aún, esa política se hizo más formal, más institucionalizada, después de la instauración de la regla de balance estructural a principios de la década de 2000. 
En el corto plazo nuestra Ley de Responsabilidad Fiscal fija que cada nueva autoridad tiene que fijar su política fiscal. Y la actual administración fijó reducir el déficit estructural de 3% del PIB a 1% y lo estaría cumpliendo según toda la información que tenemos. Y desde esa perspectiva me parece bien. Yo he visto en algunas campañas que plantean irse de un déficit estructural de 1% a uno de cero. Eso también nos parece bien y eso se va a tener que expresarlo quien sea el próximo gobierno. El punto es que básicamente se cumplan con los compromisos adquiridos y eso ha sucedido. No he visto a nadie, por lo menos, entre la gente de las campañas, planteando algo como abandonar la regla fiscal.

- ¿O sea, más importante que el número, es reafirmar el compromiso con la institucionalidad?
- Los números también importan. Hubo un déficit relevante en 2009, que se explica por la recesión que tuvimos ese año, por la crisis internacional. Si uno piensa en un déficit estructural de 3% del PIB en un escenario de crisis de esa magnitud -recuerden que EE.UU. tuvo un déficit efectivo de 10% ese mismo año - aparece como bastante moderado. Y el hecho de ir de -3% a -1% también muestra una trayectoria en la dirección correcta. Ahora, los bancos centrales siempre preferirán una situación fiscal holgada porque eso le da más espacio a la política monetaria, pero la política fiscal está para resolver en forma sostenible un conjunto de temas sociales, distribución del ingreso, bienes públicos.

- ¿Y ustedes no se han sentido complicados por el ritmo del gasto fiscal de este gobierno?
- Definitivamente no. Llevar el déficit estructural al 1% es un avance importante y si va de 1% a 0% en la próxima administración, fantástico porque contribuiría a mantener y profundizar la solidez de nuestras cuentas fiscales.

- ¿Qué implicancias económicas puede tener la falta de resolución adecuada en términos de precios lo que es la problemática energética del país?
- Como Banco Central hemos planteado muchas veces la problemática del tema de la energía, del alto costo de la energía y de los efectos directos que tiene eso sobre nuestra productividad y competitividad internacional. Creemos que es un tema relevante, que se debe enfrentar a la brevedad y creo que la forma de hacerlo es con un acuerdo político amplio, en el cual se llegue a ciertos consensos respecto a cómo avanzar en términos concretos.

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