2013/08/13

Otro pillo es llamado a la cancha

La mala memoria es un problema global

Felipe Ramírez
Felipe Ramírez

El ex secretario del Tesoro de Bill Clinton, Larry Summers, suena como el principal candidato a ocupar la presidencia de la Reserva Federal en reemplazo de Ben Bernanke. Pero pocos recuerdan que durante los años 90 Summers fue uno de los principales responsables de la desregulación financiera que terminó con la debacle de 2008.


Durante el fin de semana me encontré con una interesante columna en Project Syndicate escrita por el profesor de Economía y Políticas Públicas de la Universidad de Harvard, Kenneth Rogoff.

Project Syndicate es un sitio de debate de ideas políticas y económicas, donde se publican columnas y ensayos de algunas de las más interesantes figuras del pensamiento económico global, y que luego son reproducidas en los medios de mayor difusión de cada país. El diario La Nación, en Argentina, o el diario La Tercera, en Chile, son dos ejemplos.

Para quienes no sepan quién es Rogoff pero les suena el nombre, les refresco la memoria: entre otras cosas fue economista jefe del Fondo Monetario Internacional entre 2003 y 2011 y ganador del premio en finanzas económicas del Deutsche Bank en 2011.

Y si le suena de otro lado es probable que sea porque este año hizo ruido cuando se descubrió que un influyente estudio suyo -de esos que son utilizados como referencia por decenas de ministros de Hacienda y funcionarios alrededor del globo, sobre todo en las economías emergentes-, que alertaba sobre los peligros que una alta deuda pública implicaban para el crecimiento económico de los países, había hecho mal los números.

Hoy este descubrimiento (el del error), hecho por un estudiante de economía de la Universidad de Massachusetts Amherst, es utilizado como caballo de batalla para decir que las recetas del FMI no son más que un mantra que, en el fondo, ni siquiera tiene argumentos técnicos reales sobre los cuales sostenerse.

Me desvié, lo sé, pero estoy tratando de poner lo que viene en contexto, porque ¿de qué se trataba la columna de Rogoff, "La Reserva Federal en tiempo de palomas"?

Era un repaso -y apoyo- a los dos principales candidatos a ocupar el sillón que pronto está a dejar vacante Ben Bernanke: el de la presidencia de la Reserva Federal, el banco central de Estados Unidos. Por ahora se supone que éstos son el ex secretario del Tesoro de Bill Clinton, Larry Summers, y la presidenta de la Reserva Federal de San Francisco, Yanet Jellen.

Rogoff menciona -con agudeza- que las diferencias entre ambos son más un invento de los medios por polarizar sus perfiles que una diferencia real entre sus visiones económicas, y destaca de ambos su coincidencia en ser un poco más "permeables" a dejar subir un poco la inflación si lo que está en juego es mantener la economía en movimiento y con tasas bajas de desempleo.

Si es necesaria la aclaración, recordemos que la Reserva Federal, a diferencia de muchos bancos centrales del mundo, como el Banco Central Europeo, tiene como mandato no sólo mantener controlada la inflación, sino también estimular la economía y la creación de empleo. Por esto, el trabajo de su presidente es siempre como estar en una cuerda de equilibrista, manejando la política monetaria de forma tal que ni se frene la economía ni se "arranque" la inflación.

Entonces, Rogoff los defiende, y hasta diría que le da su respaldo a una posible elección de Summers, por su experiencia en manejar el difícil contexto de la recuperación económica de Estados Unidos durante los años 90. Y como no puede evitarlo, se pone el parche antes de la herida al defenderlo de quienes atacan al ex funcionario demócrata por haber sido uno de los principales impulsores de la desregulación financiera que tan mal terminó 15 años después con la caída de Lehman Brothers.

Y es acá donde a mí me da un poco de urticaria. Summers en la Fed es como llamar al mecánico que ayudó a echar a perder el auto bajo el argumento de "bueno, antes de que se estropeara parecía correr tan lindo...".

Sobre la desregulación del sistema financiero global, los invito a leer esta nota que publiqué el año pasado: La gran trampa del sistema financiero:

Washington y Nueva York fueron una fiesta. JP Morgan compró a Chase y grandes bancos comerciales como Bank of America o Wachovia comenzaron con operaciones de banca de inversión. Vino 2001, el ataque a las Torres Gemelas y, para reactivar la economía, comenzaron las tasas bajas. Vinieron los préstamos hipotecarios "para todos". Hasta que todo llegó a su fin en 2007 y 2008.

¿A dónde vamos con todo esto?

Tras el mayor colapso del sistema financiero mundial desde la Gran Depresión, los ejecutivos que orquestaron el baile no han dejado de cobrar sus jugosos cheques. El ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, se pasea por el mundo dando conferencias y Bill Clinton responde con chistes cuando se le habla de su responsabilidad en la crisis.

Parece que tal como sucede con Greenspan dando conferencias, con Summers también va a haber un "aquí no ha pasado nada", y volverá a la primera línea de las finanzas mundiales.

La verdad es que el descaro de esta gente es épico. Tienen la sartén por el mango y con sus cambios en las reglas del juego muchas veces hacen muy difícil la supervivencia del pequeño inversor. Porque los que parecen errores en realidad no lo son: son aciertos que benefician a unos pocos, y esos pocos se palmean y felicitan por sus logros.

Es como nadar en un tanque lleno de tiburones.

Algunos dicen que la única forma de hacerlo es utilizando la guía de la "contraeconomía".

Es en esta batalla donde la revista Inversor Global puede ayudarlo. Para saber de qué se trata, lo invito a hacer click acá.

Buena semana,

Felipe.

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