Un jefe-coach es un guía clave en el progreso y desarrollo de los empleados y del objetivo del negocio.
La transformación significa, en el mundo del management, ser capaz de
construir en un entorno muy difícil como el actual, con incertidumbre,
inseguridades y miedos, proyectos efectivos y duraderos, así lo explica
Rafael González Alonso, director General de People Excellence Colombia,
al dimensionar la importancia del coach en las empresas, donde su
ejemplo es la guía para que los empleados se proyecten con éxito, en
medio de la globalización.
Ahora bien, ser un coach exige un nivel de compromiso muy alto frente
al desarrollo de los integrantes del equipo, requiriéndo que se realice
una diagnosis inicial de las cualidades más destacadas de cada empleado,
y de aquellas que sería necesario potenciar para, posteriormente,
diseñar un plan de actuación patrocinado por el directivo, que ayude al
colaborador a tomar las decisiones propias de su puesto.
La idea no es tanto ejercer de ‘coach profesional’, dice González, sino
aportar a los directivos herramientas sencillas que les ayuden a
desempeñar este estilo de dirección, el estilo capacitador,
desarrollador o coach.
“Cada vez más, nuestros clientes nos piden que actuemos desde la
formación para capacitar a sus directivos en el empleo de ese estilo de
dirección, ya que en él estamos encontrando respuestas a la gestión de
situaciones emocionalmente complejas, que resultan muy difíciles de
abordar desde las herramientas más tradicionales y que el management
puede aportar”, dice el alto directivo de People Excellence Colombia.
Una de las claves en el entrenamiento del coach es invitar a la
autoevaluación, ofrecer un feedback concreto y enfocarse en el presente y
el futuro, no en el pasado.
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