2012/06/16

¿Se acerca el final del "Sueño Americano"?

Los norteamericanos enfrentan una realidad que pone en jaque uno de los máximos orgullos del país: la promesa de que el esfuerzo siempre tiene recompensa.  
SILVIA PISANI  

La Nación, Argentina/ GDA

Pocas geografías consolidaron tanto la imagen de paraíso de la clase media como la estadounidense. Una patria enorme que lo amalgama todo: liderazgo en investigación, excelencia académica, fuerza industrial, desarrollo financiero e inagotable generación de elementos moviendo su energía bajo el mejor lema de la ética del trabajo. Ese que asegura que el esfuerzo individual y la tarea bien hecha acarrean siempre su recompensa.
Durante décadas, la corriente cultural vernácula ayudó a consolidar la idea. Cine y literatura consagraron personajes con la habilidad suprema para salir adelante en un medio que respetaba la moral del esfuerzo o, cuando menos, la promesa de prosperidad y riqueza.

"Ese fue el sistema durante mucho tiempo -define Lawrence Katz, académico de Economía de la Universidad de Harvard-, pero ahora buena parte de los elementos del modelo americano parecen en duda".

La crisis internacional y el paso cada vez más inseguro de EE.UU. en el mundo parecen haber puesto en jaque a ese modelo. Cifras de pobreza en niveles no conocidos desde la Gran Depresión. Desempleo y subempleo. Un proceso de empobrecimiento que, como las malas noticias, no llegó solo sino acompañado por una inquietante tendencia a la separación entre ricos y pobres. Una brecha cada vez más grande entre ellos, que indica el retroceso de la clase media o, dicho de otro modo, el debilitamiento de la fuerza que empujó la etapa de oro.

Clase media en riesgo
Son muchos los que se preguntan si no es la esencia misma del "Sueño Americano" lo que está en juego. Si la dificultad no está amenazando la raíz del modelo que emergió luego de la Segunda Guerra Mundial, con una clase media pujante en una sociedad de profundo comportamiento democrático.

Para muchos, el riesgo del "Sueño Americano" no se mide tanto en términos de estadísticas de pobreza, sino en el quiebre de la promesa de que el esfuerzo bastaba para salir adelante.

La desocupación oficial llega al 9,1% de la población activa (cerca de 14 millones de personas), pero si se suma a los desanimados que ya no buscan puestos de trabajo (unos 2,2 millones) y los que sólo consiguen contratos temporales (8,5 millones), la tasa de subempleo asciende a un 15,7% de la población activa, casi 25 millones de personas.
"Eso, tal vez, sea más profundo y problemático que debatir el concepto de pobreza en sí mismo", dice Timothy Smeeden, director para el Instituto de la Pobreza de la Universidad de Wisconsin. Así expresa el temor a que se prolongue lo que muchos empiezan a llamar "la década perdida". Y que identifica la situación de familias promedio que, al terminar la primera década de 2000, se encuentran peor que al empezarla.

En conjunto, el ingreso medio familiar (ajustado por inflación) se situó en US$ 49.445 a fines del año pasado. Eso es, en términos reales, un 7% menos que los US$ 53.252 registrados en 1999.

"De hecho, es la primera vez, desde la Gran Depresión, que el sueldo promedio de una familia (ajustado por inflación) no registra mejora durante un período tan largo", concluye este economista, que comparte la idea de "la década perdida".
"En lo global, el fenómeno se sintetiza de esa manera; es decir, como el quiebre de la percepción de EE.UU. como un país donde cada generación se desempeña mejor que la anterior", añade.

En términos políticos, la carga caerá sobre la gestión de Barack Obama, el Presidente que llegó con la promesa de cambiarlo todo. "Esta será otra cruz sobre su espalda", asegura Ron Haskins, director del Centro para la Familia y la Niñez de la Brookings Institution.
Hasta ahora, si algo se le reprocha desde la oposición política es precisamente eso: el quiebre de la idea de mejora. El concepto de pobreza, como tal, no aparece tanto en el debate. Pero la verdad es que, antes de que la recesión estallara, ya había muchas personas a las que la economía estaba dejando atrás.

Desde lo social, la cosa va más allá del oportunismo de quien saca mejor provecho de una contienda. "Estamos frente al riesgo de crear una nueva subclase. Hombres jóvenes, con menos nivel de capacitación, que no pueden formar una familia estable y tener hijos porque están desempleados", dice Smeeden.

Eso es lo que pone la duda sobre el "Sueño Americano". La impresión de que la riqueza generada en la última década no sirvió para todos, de que el esfuerzo no se tradujo en la recompensa prometida.

 Creciente pobreza
La señal de alarma se conoció semanas atrás, cuando la Oficina del Censo publicó datos oficiales según los cuales la pobreza en EE.UU. alcanzó niveles récord. De acuerdo con sus cifras, el 15,1% de la población vive por debajo del umbral oficial de pobreza. O lo que es lo mismo, uno de cada seis estadounidenses está con el agua al cuello.

"Mucha gente no quiere verlo. Pero la verdad es que sólo en el Estado de Nueva York tenemos más de tres millones de pobres. Si todos ellos formaran una cadena humana, bastaría para unir Times Square con el Golden Gate, del otro lado del país. Pero no hay conciencia de ello", dice Joel Berg, de la Coalición de Nueva York contra el Hambre. "Si la gente asomara la cabeza en las cocinas populares ( soup kitchens ) que crecen a lo largo del estado, tal vez se darían cuenta".

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