2012/06/16

Aumentan los casos de clonación de Tarjetas Bancarias ¿Qué defensa tienen las víctimas? En 2009 hubo 1.911 denuncias por este delito en Carabineros. En 2010 fueron

 

En 2009 hubo 1.911 denuncias por este delito en Carabineros. En 2010 fueron 3.161 y en los cinco primeros meses de este año ya van 2.612 casos. Las Condes, Santiago y Providencia concentran el mayor número de estos ilícitos. Bandas europeas y de Canadá mandan a clonar en Chile.

por:  Martín Romero y Gustavo Arismendi / La Segunda

 "Es un fenómeno que va aumentando" concuerdan en Carabineros y la PDI.

Se trata de la clonación de tarjetas bancarias, donde la persona nunca ha sido víctima de un asalto, tiene todas sus tarjetas a mano... y de repente descubre que le faltan miles o millones de pesos.

Ahí comienza un peregrinaje que puede ser más o menos largo, más o menos burocrático, para demostrar al banco que fue blanco de un delito y así lograr la devolución de los montos robados.

El crecimiento de este fenómeno, del cual en muchas ocasiones son extranjeros los autores, queda demostrado en las cifras de Carabineros.

El OS-9 recibió 5.093 denuncias durante todo el año pasado. Y ahora, hasta el 10 de junio -cuando todavía falta para completar el primer semestre- ya van 2.612 víctimas .
Comparando con los años previos, el crecimiento es todavía más exponencial. En 2009 hubo 1.911 denuncias por clonación de tarjetas y al año siguiente el recuento alcanzó a 3.161 casos.

Este tipo de estafa, si bien se produce en todo el país, se concentra fuertemente en la Región Metropolitana.

Según las cifras del 2011, el ranking de denuncias por clonación fue liderado por Las Condes (794), Santiago (786), Providencia (602), Ñuñoa (244), Vitacura (208), La Reina (137), Puente Alto (129) y Lo Barnechea (124) .

En regiones, las comunas con más requerimientos ante Carabineros fueron Antofagasta (158) e Iquique (124) .

Emplean distintos métodos para estafar
Fuentes del OS-9 de Carabineros lo dejan claro: A pesar del alza de las cifras, la clonación de tarjetas es un delito sofisticado. "Las personas que se dedican a esto no son delincuentes comunes, no son lanzas del centro. Manejan un cierto grado de tecnología".
Lo que ya está claro son los diversos modus operandi.

El primero, y más conocido, es la instalación en el cajero o en las puertas de acceso del recinto de un Skimmer , dispositivo electrónico que copia la información de la banda magnética de la tarjeta una vez que el usuario la desliza por la ranura.

En paralelo en la parte superior del teclado numérico del dispensador se instala -camuflada- una microcámara que graba cuando el cliente digita su número secreto.
La instalación de cámaras y Skimmers, según se puede apreciar en los videos de seguridad que maneja Carabineros, no dura más de dos minutos.

Ambos mecanismos funcionan, generalmente, con dos baterías de celular que les dan una autonomía de unas 12 horas. Tras ese lapso, los delincuentes vuelven a retirarlos. En el caso del copiador electrónico, tiene una pequeña salida que permite que los datos puedan ser traspasados a un computador para luego ser procesados por un software .

Luego se transfiere esa información a otras tarjetas con banda magnética, para comenzar girar dinero. Aquí se utilizan los llamados "caminantes", personas contratadas para realizar las transacciones a cambio de un pequeño porcentaje.

El "lazo libanés"
Otra variante es el "lazo libanés". Este también se sirve de la microcámara para registrar las claves de los usuarios, pero con la diferencia de que no ocupa Skimmer, sino que una ranura de plástico -amarrada al cajero con hilo dental generalmente- que hace que la tarjeta bancaria quede atrapada y sea imposible sacar.
Cuando el cliente se marcha del cajero, los delincuentes llegan a recoger todo, incluyendo el plástico.

El OS-9 también ha identificado una tercera forma de operar, "más burda", en el caso que los delincuentes no tengan la tecnología necesaria para copiar tarjetas. Se llama "Balurdo".
Sólo se puede realizar en lugares donde hay más de un cajero, ya que se necesita espacio para maniobrar. Cuando un cliente está realizando una operación, un sujeto se le pone por detrás para tratar de mirar sus dígitos secretos. Un segundo individuo se pone al lado y deja caer al suelo, usualmente, algunos billetes y le pregunta al usuario si le pertenecen. Una vez que la persona se distrae, por detrás un tercer integrante de la banda saca la tarjeta de crédito y la reemplaza por otra de similares características.

En paralelo existen dos variantes de "robo de datos", para operar en formato digital.
Una es el Smishing -captar el número y clave de la cuenta corriente mediante llamados telefónicos hechos por falsos "ejecutivos" bancarios- y el otro es el Phishing (captar claves a través de falsas páginas web de bancos).

Este último sistema, a pesar de la tecnología que se necesita, se ha vuelto común en Chile. Según datos proporcionados por la Brigada de Delitos Económico de la PDI (Bridec), en el período junio de 2011- junio 2012, tuvieron 25 detenidos por ese ilícito.

Para todas estas variantes, ambas policías hacen hincapié en la responsabilidad de los usuarios a la hora de realizar las transacciones .
"Lo primordial es cuidar el número secreto. Sin él, da lo mismo si los delincuentes copiaron la información de la tarjeta... no pueden hacer nada sin esa clave. Hay muchas personas que, por ejemplo, ponen la fecha de nacimiento y cuando les roban las billeteras o las carteras pueden tener acceso a los carnés de identidad. También hay gente que usa el 1, 2, 3, 4 como clave y eso no es posible", explica el inspector Rodrigo Millán de la Bridec .
Desde el OS-9 añaden que "hay que mejorar el uso de las tarjetas. La seguridad pasa por uno. Se tiene que asumir que en la tarjeta está todo nuestro dinero. Si uno la descuida, por supuesto que todos somos susceptibles a que nos clonen la tarjeta. Gran parte de la culpa la tenemos los clientes".

Alto número de extranjeros detenidos
Una de las cosas que más sorprende en la clonación de tarjetas es la alta cantidad de extranjeros involucrados en este delito. De los 36 detenidos en lo que va del 2012, tres son peruanos, dos brasileños, dos colombianos, tres emigrantes europeos (un ruso y un rumano entre ellos) y un centroamericano.

Hacia atrás la tendencia es la misma. En el período 2009-2011, según Carabineros, hubo 131 detenidos, de los cuales 18 son colombianos, siete peruanos, seis brasileños, cuatro rumanos, tres sudafricanos y 18 de otras nacionalidades .

¿Por que tantos? Según explican en Carabineros, el número se debe a que la clonación es un delito "importado". Partió en España e Inglaterra, y después se traspasó hacia Brasil y Colombia, y luego a Chile... por lo que hay gente en esos países con experiencia.
Por ejemplo, en mayo recién pasado, el OS-9 detuvo al ciudadano rumano Paul Adrián Ghisam (23) , al interior de un cajero automático en pleno centro de la capital, cuando intentaba robar dinero. Había llegado recién el 9 de marzo y se encontraron en el departamento en que alojaba microcámaras, copiadores de cintas magnéticas y 112 plásticos que le servían para traspasar los datos clonados... incluso habría intentado sobornar por $1 millón a los policías que llegaron a detenerlo.

De hecho, según fuentes de la policía uniformada, los chilenos están en "la base de la pirámide delictual" en estos casos. Es decir, son empleados en tareas menores, como el uso de las tarjetas para realizar los giros.

Las ventajas del chip europeo
En paralelo, Carabineros y la PDI han podido establecer que en Chile han operado bandas internacionales dedicadas a este delito, si bien la única tarea que realizan en el país es sacar dinero de tarjetas previamente clonadas en Europa.
 
"Algunas personas que hemos detenido han reconocido que pertenecen a bandas organizadas tanto de Canadá como de Inglaterra. Les dan los pasajes, les pasan una cierta cantidad de tarjetas, vienen, sacan los dineros y hacen los depósitos, que no superan los 10 mil dólares. Y después se regresan a su país", cuentan en el OS-9.

Explican que aquellas bandas eligen Chile -y otros países del cono sur, como Argentina, Perú, Ecuador o México- debido a que las tarjetas bancarias son menos seguras que en Europa.

En Inglaterra, por ejemplo, las tarjetas funcionan con chips que hacen imposible su copiado, no como las que tienen la banda magnética. De allí que la Asociación de Bancos (ABIF) anunciara en marzo de este año la implementación de ese mecanismo para las tarjetas nacionales, el que debería estar plenamente operativo para 2014.

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