El Banco Nacional de Desarrollo de Brasil (BNDES, estatal) aumentó más de siete veces en casi una década sus préstamos a América Latina para obras de infraestructura, en procura de aumentar su liderazgo regional y garantizar destinos para las exportaciones brasileñas.
Las críticas a la sustentabilidad ambiental de los proyectos de grandes empresas brasileñas en la región no han frenado el avance de los préstamos.
El volumen prestado por el BNDES a América Latina -80% destinado a la infraestructura y 20% para créditos a importadores de productos brasileños- cerraría el año con un alza siete veces mayor a la cifra de 2002, dijo a la AFP Luciane Machado, superintendenta de comercio exterior del banco.
Al igual que Brasil, los demás países de la región están en una carrera contrarreloj para mejorar su infraestructura, indicó Machado.
"El banco se hizo más conocido como financiador de grandes proyectos de infraestructura en América Latina a través de lo que hacemos en pro de las exportaciones brasileñas", precisó.
La condición para que el banco preste el dinero para realizar obras de infraestructura en América Latina es la participación de empresas brasileñas en la construcción o en la exportación de bienes y servicios.
Para Lia Valls Pereira, economista de la Fundación Getulio Vargas, el gobierno brasileño alienta la internacionalización de las grandes empresas nacionales.
"La estrategia es que, con las inversiones, sean creados flujos de comercio" con los países de la región, explicó. "Es algo que los gobiernos locales quieren, porque genera empleo", agregó.
El aumento de los desembolsos del BNDES refleja la intención de Brasil de tener un papel más importante en el mercado mundial a través de su liderazgo regional, afirmó Guilherme Carvalho, educador de la ONG Fase-Amazonia, una de las más críticas a los criterios del banco en la concesión de préstamos.
Según Carvalho, Brasil quiere fortalecer a las grandes empresas del país para que actúen como multinacionales regionales a fin de tener "el monopolio de los mercados latinoamericanos y el acceso a los recursos naturales de esos países".
"Consideramos que ese tipo de estrategia no va a traer buenos resultados para el país", estimó, y recordó el impacto socioambiental de algunos de los proyectos financiados por el BNDES.
"Si la legislación brasileña ya está siendo ignorada en las grandes obras de infraestructura, en peor situación están los otros países latinoamericanos donde no existen organismos capaces de hacer un monitoreo", sostuvo.
Uno de los proyectos del BNDES más criticados este año es la ruta de 300 km que está siendo construida por la empresa brasileña OAS en Bolivia, y que atravesará el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure.
Los indígenas se oponen a este proyecto de 415 millones de dólares porque consideran que perjudicará el medio ambiente en la reserva y promueven una marcha de 600 km con destino a La Paz para exigir la suspensión de las obras.
Tras una reunión el jueves en La Paz con el presidente boliviano Evo Morales, el asesor de la presidencia brasileña Marco Aurelio Garcia declaró que "no hay razón para suspender el financiamiento".
Polémicas aparte, el BNDES viene ganando terreno frente a otras instituciones de desarrollo en América Latina.
En 2011, prevé desembolsar a la región 1.500 millones de dólares, un 20% más que en 2010, mientras el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), acreedor tradicional del subcontinente, cerró el año fiscal 2011 con 2.250 millones de dólares destinados a infraestructura, una caída de 28% en relación al año fiscal anterior.
http://www.swissinfo.ch
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