La divisa se ha depreciado más de 16% desde comienzos de mes.
El cambio en la trayectoria del tipo de cambio amenaza disparar la inflación al encarecer las importaciones.
Hay que tener cuidado con lo que se desea porque podría cumplirse, dice un viejo refrán que probablemente está rondando ahora la mente de las autoridades brasileñas. El gobierno de Dilma Rousseff lleva meses aplicando fuertes intervenciones para frenar la entrada de capitales extranjeros que presionaban al real al alza. Pero el paso de la crisis europea a una nueva fase de gravedad está provocando un abrupto cambio de escenario para la mayor economía de Sudamérica.
El real llegó a fines de julio a su nivel más alto frente al dólar desde 1999. Entre octubre de 2010 y su techo de este año, la moneda subió más de 61%, convirtiéndose en la divisa más apreciada a nivel mundial.
Esta tendencia complicaba a las autoridades locales porque restaba competitividad a sus exportaciones. Para combatirla, el gobierno triplicó el impuesto a las compras de bonos locales por parte de extranjeros, subió los impuestos a los préstamos internacionales y aplicó un nuevo gravamen a las operaciones cortas en dólares, además de subir los requisitos de reservas para estas transacciones. Aunque las medidas lograron frenar en algo la subida del real, estuvieron muy lejos de revertirla.
Pero ahora la tendencia dio un súbito giro. Desde comienzos de septiembre, el real se ha depreciado más de 16%, y hoy es la moneda que más ha caído frente al dólar en el mercado global.
El cambio se produjo justo cuando el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial han advertido que la amenaza de una nueva recesión mundial podría provocar una abrupta salida de capitales extranjeros desde las economías emergentes que haría colapsar a las naciones en desarrollo.
De hecho, el real no es la única moneda emergente que ha caído. El peso chileno fue la divisa que más retrocedió la semana pasada, con una baja de 7% frente al dólar. Y en Colombia, varios economistas están apostando a que el banco central aplicará medidas para moderar la volatilidad de la moneda.
Metas incumplidas
En medio de este panorama, el ministro de Finanzas de Brasil, Guido Mantenga, adelantó su regreso a casa desde la reunión del G-20 el fin de semana en Washington. “Tenemos que estar allá en caso de que haya más volatilidad en los mercados”, dijo el secretario de Estado a los periodistas antes de partir. Mantega se reunió ayer con la presidenta Rousseff para analizar las nuevas amenazas que plantea este escenario.
Uno de los principales riesgos tiene que ver con la inflación, a medida que la caída del real encarece las importaciones.
Según la encuesta del Banco Central de Brasil entre 100 economistas locales publicada ayer, el IPC alcanzará a 6,52% este año, superando el techo del rango meta por primera vez desde 2003. Y los observadores no descartan que la autoridad repita su sorpresivo recorte de tasas de interés de agosto.
www.df.cl
El cambio en la trayectoria del tipo de cambio amenaza disparar la inflación al encarecer las importaciones.
Hay que tener cuidado con lo que se desea porque podría cumplirse, dice un viejo refrán que probablemente está rondando ahora la mente de las autoridades brasileñas. El gobierno de Dilma Rousseff lleva meses aplicando fuertes intervenciones para frenar la entrada de capitales extranjeros que presionaban al real al alza. Pero el paso de la crisis europea a una nueva fase de gravedad está provocando un abrupto cambio de escenario para la mayor economía de Sudamérica.
El real llegó a fines de julio a su nivel más alto frente al dólar desde 1999. Entre octubre de 2010 y su techo de este año, la moneda subió más de 61%, convirtiéndose en la divisa más apreciada a nivel mundial.
Esta tendencia complicaba a las autoridades locales porque restaba competitividad a sus exportaciones. Para combatirla, el gobierno triplicó el impuesto a las compras de bonos locales por parte de extranjeros, subió los impuestos a los préstamos internacionales y aplicó un nuevo gravamen a las operaciones cortas en dólares, además de subir los requisitos de reservas para estas transacciones. Aunque las medidas lograron frenar en algo la subida del real, estuvieron muy lejos de revertirla.
Pero ahora la tendencia dio un súbito giro. Desde comienzos de septiembre, el real se ha depreciado más de 16%, y hoy es la moneda que más ha caído frente al dólar en el mercado global.
El cambio se produjo justo cuando el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial han advertido que la amenaza de una nueva recesión mundial podría provocar una abrupta salida de capitales extranjeros desde las economías emergentes que haría colapsar a las naciones en desarrollo.
De hecho, el real no es la única moneda emergente que ha caído. El peso chileno fue la divisa que más retrocedió la semana pasada, con una baja de 7% frente al dólar. Y en Colombia, varios economistas están apostando a que el banco central aplicará medidas para moderar la volatilidad de la moneda.
Metas incumplidas
En medio de este panorama, el ministro de Finanzas de Brasil, Guido Mantenga, adelantó su regreso a casa desde la reunión del G-20 el fin de semana en Washington. “Tenemos que estar allá en caso de que haya más volatilidad en los mercados”, dijo el secretario de Estado a los periodistas antes de partir. Mantega se reunió ayer con la presidenta Rousseff para analizar las nuevas amenazas que plantea este escenario.
Uno de los principales riesgos tiene que ver con la inflación, a medida que la caída del real encarece las importaciones.
Según la encuesta del Banco Central de Brasil entre 100 economistas locales publicada ayer, el IPC alcanzará a 6,52% este año, superando el techo del rango meta por primera vez desde 2003. Y los observadores no descartan que la autoridad repita su sorpresivo recorte de tasas de interés de agosto.
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