2011/05/31

La expansión de China

El estudio que ha elaborado la Cepal sobre la inversión extranjera revela que China ha desembarcado en la región convirtiéndose en el tercer inversionista tras un desembolso de 15 mil 251 millones de dólares en 2010, que representa 9% de todo lo captado por Latinoamérica. 

"Por países, la inversión directa de China llega principalmente a Brasil, Argentina y Perú", explica la Cepal y, ciertamente, las cifras señalan que estas naciones tienen prioridad. 

El año pasado Argentina y Brasil recibieron 99% de lo invertido por China en Latinoamérica y en 2011 Perú ingresará al grupo de los elegidos. 
Las inversiones que ha anunciado China en Latinoamérica este año suman 22 mil 740 millones de dólares, de los cuales, Brasil recibirá 9 mil 870 millones, Perú 8 mil 640 y Argentina 3 mil 530. 

Con Venezuela el gigante asiático, que se ha convertido en la segunda economía del mundo, construye una relación donde principalmente otorga préstamos a cambio de asegurarse suministro de petróleo. 

Muestra emblemática de esta política es el crédito por 10 mil millones de dólares y una cantidad similar en yuanes recibido por Venezuela de manos del Banco de Desarrollo de China, que será cancelado con envíos de petróleo. 

Los contratos abren espacio para que se concreten algunas inversiones en montos menores a los que se destinarán a otros países de la región. "Aunque estos préstamos no constituyen inversión directa, hay cláusulas explícitas que vinculan una parte del monto del préstamo a proyectos de desarrollo de infraestructura en que participarán empresas chinas", indica la Cepal. 

La frialdad de las grandes empresas chinas para invertir en Venezuela es muy similar a la de otros países. En 2010 el país fue el único caso en América Latina en que hubo flujo negativo y la salida de capitales superó en 1.404 millones de dólares al ingreso. 
El resultado es la pérdida de oportunidades para captar tecnología, crear puestos de trabajo y alentar la diversificación de las exportaciones. 

Políticas como la nacionalización de empresas, exceso de controles y un discurso feroz contra el sector privado han secado la inversión extranjera que fluye hacia el país, beneficiando, entre otros, a Perú y Colombia. 



VÍCTOR SALMERÓN |  EL UNIVERSAL

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