2010/11/22

Bernanke se quedó con la última palabra al cierre de una semana plagada de críticas y polémicas

Por Robin Harding en Washington y Ralph Atkins in Frankfurt



Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, tuvo la última palabra en el cierre de una agitada semana en la cual el banco central se hizo cargo de las críticas en casa y en el extranjero.

En una conferencia del Banco Central Europeo en el hotel Frankfurter Hof, en la capital financiera de Alemania, el presidente de la Fed dijo a China y otras naciones en desarrollo que el problema era su manipulación cambiaria, y no la nueva ronda de compra de activos de la Fed, por US$ 600 mil millones.

"La subvaluación de las monedas en países superavitarios está inhibiendo el ajuste internacional necesario y crear efectos de contagio que no existirían si los tipos de cambio reflejaran mejor los fundamentos del mercado", dijo Bernanke.

La conferencia marcó un retorno a la cortesía después de los ataques a la política de la Fed por parte de políticos desde Alemania a Brasil, a quienes no les gusta la debilidad del dólar causada por los esfuerzos de la Fed para estimular la economía estadounidense.

Jean-Claude Trichet, el presidente del BCE, presentó al presidente de la Fed como "un gran miembro de la hermandad de banqueros centrales". Pero hay menos evidencia de que los exportadores mundiales estén dispuestos a aceptar el mensaje de Bernanke de que necesitan reducir sus superávit de cuenta corriente para transferir demanda a la alicaída economía estadounidense.

Trichet afirmó que el fracaso en resolver los desequilibrios globales "allanaría el camino para mayores dificultades en el futuro". Dominique Strauss-Kahn, director gerente del Fondo Monetario Internacional, aseguró que estaba entendido que "entre más grande se es, mayor es la responsabilidad que se obtiene y ya no se puede ser un oportunista", en lo que parecía ser una clara referencia a China.

Pero Trichet también aseveró: "Compartimos la visión de que un dólar sólido, fuerte vis-à-vis la otra gran moneda flotante... es muy importante".

Diane Swonk, economista jefe de Mesirow Financial en Chicago, consignó: "Reequilibrar es difícil. Significa que el resto del mundo ya no puede depender de nosotros para absorber sus exportaciones".

Bernanke se unió a una contraofensiva contra los republicanos en el Congreso que han politizado la decisión de la Fed a un nivel no visto desde que Paul Volcker, uno de sus predecesores, enfrentó la inflación con tasas de interés altas en los "80.

El alivio cuantitativo "podría resultar en una inflación de largo plazo difícil de controlar y... generar burbujas de activos artificiales que podrían causar mayores problemas económicos", escribieron esta semana los líderes del partido republicano en el Senado y la Cámara de Representantes.

A modo de respuesta, Bernanke visitó Capitol Hill; autoridades de la Fed de alto rango como William Dudley, presidente de la Fed de Nueva York, dio discursos y entrevistas; mientras que ex gobernadores de la Fed, como Donald Kohn, publicaron columnas defendiendo la política.

El argumento de la Fed fue impulsado por el débil dato de inflación de Estados Unidos. La inflación subyacente, que excluye a los precios volátiles de los alimentos y la energía, subió sólo 0,6% respecto de octubre del año anterior, su menor alza desde que comenzaron los registros en 1957.

Bernanke afirmó: "EE.UU. corre el riesgo de ver a millones de trabajadores desempleados o mal empleados por muchos años. Como sociedad, deberíamos encontrar eso inaceptable".

Bernake entregó una réplica cauta al Congreso. "Un programa fiscal que combine medidas de corto plazo para elevar el crecimiento con medidas para reducir los déficit estructurales de largo plazo sería un complemento importante a las políticas de la Fed".

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