El gobierno portugués encabezado por el primer ministro, Jose Socrates, utilizó ayer su poder de veto con la "acción de oro" para bloquear la oferta de 7.150 millones de euros (US$ 8.720 millones) de Telefónica por la participación de Portugal Telecom (PT) en Vivo, la mayor compañía de telefonía móvil de Brasil, pese a que cerca del 74% de los accionistas había aprobado la operación.
En un comunicado, la vocera de Asuntos Internos de la Comisión Europea, Chantal Hughes, calificó la medida como "una restricción injustificada" ya que la decisión dificulta tanto la inversión directa como a la cartera de inversionistas.
El organismo comunitario señala que ahora corresponde al Tribunal de Justicia de la Unión Europea emitir sentencia, decisión que se espera para el próximo 8 de julio. En ese momento la Comisión "analizará la sentencia del Tribunal de Justicia y sacará las conclusiones necesarias".
En diciembre de 2009, el abogado general del Tribunal ya había señalado que la acción de oro del gobierno portugués era contraria al derecho comunitario, ya que no cumple la normativa relativa a la libertad de movimiento de capitales. Aunque la opinión del abogado general no es vinculante, en la mayoría de las ocasiones el Tribunal sigue sus recomendaciones.
Alza de la oferta
La operadora española Telefónica había aumentado a última hora su oferta desde los 6.500 millones de euros que había ofrecido el 1 de junio, después de que su oferta inicial de 5.700 millones de euros fue unánimamente rechazada por la junta de Portugal Telecom. La más reciente oferta tasaba a Vivo en once veces las ganancias antes de impuestos, intereses, depreciación y amortización, el doble del promedio de 5,72 de los rivales de la firma, según datos de Bloomberg.
"Los inversionistas (de PT) han sido ignorados", comentó a Bloomberg el estratega de Iberian Equities en Madrid, Francisco Salvador. "Esto socavará la confianza en las compañías portuguesas".
La jugada del gobierno portugués es también un revés para los planes del presidente de Telefónica, César Alierta, quien quería tomar el control de Vivo para fusionar la red de telefonía móvil con Telesp, la filial fija de Telefónica en Brasil, una estrategia que ya ha utilizado en otros países.
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