Todavía al margen de la crisis provocada por el derrame de crudo en el Golfo de México, la petrolera estadounidense Exxon Mobil y la anglo holandesa Royal Dutch Shell, volvieron a anunciar ayer resultados mayores a lo que esperaban los analistas.
El panorama de los gigantes energéticos contrasta con la suerte de la británica BP, que a comienzos de semana anunció pérdidas historias por US$ 17 mil millones por los costos del accidente en su plataforma Deepwater Horizon.
Shell informó un incremento de 15% en las utilidades del segundo trimestre a US$ 4.390 millones debido a los mayores precios del crudo y un aumento en la producción. Excluyendo los ítem extraordinarios, las utilidades fueron de US$ 4.210 millones, frente a los US$ 4.080 millones estimados en promedio por los expertos.
Su rival, Exxon Mobil, registró los mejores resultados desde 2003, con un salto de 91% en las ganancias a
US$ 7.560 millones.
¿Inmunes a la crisis?
Pero el impacto del derrame podría comenzar a sentirse pronto. Tras el accidente las autoridades paralizaron las perforaciones mar adentro en el sector, elevando los costos de producción.
Shell es la empresa con más pozos afectados, con cinco plataformas paralizadas en el golfo y dos en Alaska. La suspensión ya generó un cargo extraordinario de
US$ 56 millones en el segundo trimestre pero el director de finanzas, Simon Henry, estima que tendrá un costo después de impuestos de
US$ 200 millones en 2010.
Exxon, en cambio, destacó que la diversificación hacia el gas natural significa que la moratoria tendrá un efecto mínimo en sus resultados.
Mientras tanto, BP está liquidando activos para hacer frente a la crisis. La firma negocia la venta de un paquete de proyectos en Venezuela a su socia rusa TNK-BP por US$ 1.000 millones, dijo el vice presidente de PDVSA, Eulogio del Pino. A eso se sumarían sus reservas en Colombia y Vietnam.
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