El Cronista
"Hoy en día, la gente conoce el precio de todo, pero no sabe el valor de nada". Parafraseando al elegante Oscar Wilde, en El retrato de Dorian Gray, el escritor británico de origen indio Raj Patel se aventuró a ilustrar el trasfondo de la crisis global. "Se encuentra relacionada a profundos problemas sobre cómo valoramos el trabajo, los recursos y hasta otro tipo de relaciones. Creo que hoy todo el mundo quiere entender de dónde vienen los precios y, al mismo tiempo, cómo hacer para vivir en una sociedad con una mejor noción sobre el valor", asegura.
Tras el reconocimiento alcanzado con "Obesos y famélicos. Globalización, hambre y negocios en el nuevo sistema alimentario mundial", un ensayo publicado en 13 países y desde donde sugiere que el precio de un Big Mac debería ser de US$ 200, Patel presenta ahora "$0. Cuando nada vale nada", un libro que rankeó entre los preferidos por el New York Times. "Hoy existe un gran debate en torno a cómo valuar el mundo que nos rodea. Sobre todo, en este momento, cuando parece que estuviese prohibido discutir acerca de algún tipo de valoración que no sea la que dictan los mercados", dice.
Tormenta en el Viejo Mundo
Polémico, Patel sostiene que, detrás de la crisis financiera global, la de los alimentos y la del clima, subyace una profunda falla política.
"Creer que el libre mercado se asocia a la libertad y a los derechos para todos es un error". A través de este último libro, este joven escritor ataca las clásicas recetas económicas y propone encontrar nuevas formas para darle valor al mundo.
"Nos aferramos al mito de que los mercados son autosuficientes a pesar de todas sus deficiencias porque sentimos que sin ellos estaríamos perdidos. Sólo tenemos una brújula para medir el valor de las cosas y, a pesar de que raramente nos señala hacia dónde ir, nos ayuda a sostener la fantasía de que sabemos hacia dónde dirigirnos. Parece que sufriéramos la ceguera de Antón", dice el autor.
Esta afección, llamada de este modo por el neurólogo austríaco Gabriel Anton, puede ser ocasionada por un ataque o lesión cerebral traumática cegando a una persona. Lo particular es que el paciente cree que puede ver, a partir de experimentar episodios alucinatorios.
"Lo que efectivamente permite diagnosticar la enfermedad son las historias increíbles que cuentan. No es muy distinto de insistir en los beneficios magníficos del libre mercado y poner excusas frente a los fracasos reiterados", agrega el escritor británico.
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