Rodríguez Zapatero aprobó por decreto la reforma laboral que se ganó la enemistad de los sindicatos
P. Namur e I. Ramos
En un intento por hacer frente a la creciente presión de los mercados financieros, España y Francia avanzaron ayer en reformas laborales y de pensiones políticamente impopulares. El gobierno galo anunció su intención de elevar la edad mínima para la jubilación, mientras el presidente José Luis Rodríguez Zapatero aprobó por decreto una reforma laboral que se ha ganado la enemistad de los sindicatos.
De cara a una cumbre de la Unión Europea, que se espera apruebe duras reglas fiscales para evitar que se repita la crisis de deuda griega, el gabinete en Madrid aprobó por decreto y sin consenso la reforma laboral que le recomendó la Comisión Europea a España para incrementar su potencial de crecimiento.
La reforma penaliza los contratos temporales, pero también facilita el despido en las empresas con pérdidas, entre otras medidas. Para esto, contempla la creación de un fondo de capitalización para pagar parte de las indemnizaciones por despidos, que entrará en funcionamiento en 2012. Al ser aprobada por decreto, la norma entra en vigencia de inmediato, pero será sometida a trámite parlamentario la próxima semana. Los partidos podrán negociar modificaciones con el gobierno y cambiar con enmiendas algunos aspectos de la reforma.
El decreto detonó una ruptura entre el gobierno y los sindicatos, que convocaron a una huelga general para el 29 de septiembre.
Jubilación retrasada
El gobierno francés también arriesga una confrontación con los sindicatos, luego de anunciar ayer su intención de elevar la edad mínima para la jubilación de 60 años a 62 años en 2018 y aumentar los impuestos para frenar las pérdidas en los sistemas de pensiones.
"Trabajar más es inevitable", explicó el ministro de Trabajo, Eric Woerth, al presentar los planes. "Todos nuestros socios europeos han hecho esto trabajando por más tiempo. No podemos evitar unirnos a ese movimiento", agregó.
Según observadores, con esta reforma Sarkozy no sólo se juega su reputación como un mandatario capaz de transformar Francia y reducir su déficit, sino una parte de la confianza que los mercados tienen en su país.
"Después de 20 años de reformas abortadas y oportunidades perdidas, Francia finalmente decidió ver la realidad… pero no hay que cantar victoria antes de tiempo", dijo a Reuters el director de investigación en Global Equities, Marc Touati. "Primero que todo, la reforma todavía no se ha ratificado", agregó.
Esta reforma, que será discutida en el Parlamento en septiembre, enfrentará el descontento de los sindicatos.
Otro gobierno que ha visto amenazadas sus reformas por los trabajadores es el de Grecia, donde los principales sindicatos convocaron nuevas protestas contra las reformas de seguridad social y pensiones que el ejecutivo pretende implementar en el marco de su programa de austeridad, y que incluyen elevar la edad de retiro de 61 a 65 años.
El caso en
otras economías
Incluso con los cambios, Francia, que en 2050 tendrá 70 millones de habitantes y 23 millones de jubilados, seguirá teniendo una de las edades legales de jubilación más bajas del mundo desarrollado.
En Alemania, el gobierno de Angela Merkel decidió en 2007 elevar la edad de retiro a 67 años a partir de 2012, desde los 65 actuales.
La misma edad es el objetivo de Holanda, que en octubre anunció su intención de aumentar la edad de jubilación desde 65 años a 66 años, de manera progresiva hasta 2020 para llegar a los 67 años en 2025. Dinamarca y Noruega también están avanzando hacia una jubilación a los 67 años.
Por su parte, Gran Bretaña e Italia estandarizarán la edad de jubilación de hombres y mujeres en 65 años de edad. Dentro de un plan de austeridad dado a conocer en mayo, el gobierno de Silvio Berlusconi informó que elevará la edad de retiro de los funcionarios públicos.
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