Ambas situaciones reflejan el cambio que está experimentando el mercado laboral chino, caracterizado por jornadas de trabajo extensas y bajos sueldos. De hecho, incluso después del último reajuste, los trabajadores de Honda en China ahora reciben 1.900 yuanes mensuales, o el equivalente a US$ 280, menos que el sueldo mínimo chileno.
Aunque el cambio será gradual, esta tendencia tendrá profundas implicancias para la economía. Las mayores remuneraciones elevarán los costos para las empresas exportadoras, presionando al alza la inflación. A medida que su economía se desarrolla y se fortalece su mercado interno, China se acerca al momento en que tendrá que hacer la transición desde una simple plataforma para manufacturas que ofrece una mano de obra brutalmente barata hacia un fabricante competitivo, más eficiente y productivo.
Bajos sueldos
Después de un paréntesis de dos años, durante los cuales las fábricas enfocaron sus esfuerzos a resistir la crisis financiera global, los sueldos han vuelto a repuntar. El director del Centro de Información de Carreras de Wenzhou, un hub de exportaciones en la costa este del país, Dai Winlan, aseguró al periódico británico Financial Times que los sueldos han subido 20% en la mayoría de las fábricas de la región este año. Las autoridades de Beijing, en tanto, anunciaron hace pocos días un aumento de 20% en el salario mínimo en la capital.
Según los expertos, los empleadores se han visto más presionados a subir los sueldos debido a que las tres décadas de la política de un niño por familia está haciendo que cada año ingresen menos jóvenes al mercado laboral.
El investigador de la Academia China de Ciencias Sociales, Cai Fang, calcula que las remuneraciones de los empleados migrantes aumentaron entre 2% y 5% a principios de la década. Entre 2004 y 2007, en tanto, avanzaron 7% y el año pasado subieron 16%.
Las autoridades regionales también han contribuido al cambio. Luego de congelar el sueldo mínimo el año pasado, siete provincias chinas han incrementado sus niveles en el primer trimestre, según el Ministerio del Trabajo.
Pese a que las cifras son altas, el punto de partida era bastante más bajo que en el resto del mundo. Los sueldos de los empleados chinos aún son equivalentes a un tercio de los salarios en México y un cuarto que en Brasil.
Nuevos desafíos
La mejora salarial, sin embargo, está generando temores de que las empresas exportadoras tengan que modificar el modo en que operan, que por años se ha caracterizado por una ilimitada oferta de mano de obra barata.
Analistas de UBS, por ejemplo, calculan que el aumento de 30% de los salarios en Foxconn provocará una reducción de 20% en las ganancias de la compañía este año.
"Estos eventos han retratado como en un drama el comienzo del fin de una era en que China fue la fábrica del mundo", advirtió a Bloomberg el economista de Credit Suisse en Hong Kong, Tao Dong.
Las fábricas ubicadas en la región industrial de Guangdong aún tienen la opción de trasladarse a otras ubicaciones en el interior del país, donde los salarios aún no han aumentado. En la provincia de Jiangsu, por ejemplo, el sueldo mínimo es de 700 yuanes, mientras que en Wuhu, en la provincia de Anhui, es de 420 yuanes (el sueldo mínimo chileno es 5,5 veces más que eso).
Sin embargo, un mejor nivel de sueldos puede entregar otro tipo de beneficios para las empresas, como mejores tasas de retención laboral y una mayor eficiencia. Eso, sumado a infraestructura de primer nivel y densos clusters de proveedores de componentes, permitirán que China se mantenga como una potencia manufacturera.
"La competitividad de China como base de producción no se debe sólo al precio", explicó el economista del Hong Kong Trade Development Council, Pansy Yau, a FT. "Los clusters industriales bien establecidos, una fuerza laboral altamente eficiente y calificada, y los sistemas de infraestructura son capaces de contrarrrestar la desventaja del alza de los costos", agregó.
Efecto a largo plazo
Uno de los riesgos del alza en los sueldos es la presión al alza de la inflación, que está en un nivel cercano al 3% de meta del gobierno. Según algunos economistas, China alcanzó un crecimiento de dos dígitos en la última década con una inflación mínima, en gran medida gracias a que los sueldos crecían más lento que la productividad. Pero si los sueldos suben, lo harán también los precios, lo que es preocupante en una economía con crecientes señales de recalentamiento.
Pero no todo son malas noticias. La inflación de salarios es un requisito para la meta económica a largo plazo de las autoridades, que es impulsar el consumo y reducir la dependencia de las exportaciones.
El aumento de la demanda interna, afirmó a FT el economista de Tsinghua University y miembro del comité de política monetaria del banco central, Li Daokui, ya se está evidenciando. "Los chinos están empezando a consumir", aseguró.
DiarioFinanciero.cl
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