2010/03/03

Una estrategia para liberar el potencial comercial del sudeste asiático

Director del Instituto de Estudios del Pacífico y del Índico

Los tratados de libre comercio deben ser parte de la política de estado de Chile para las relaciones internacionales y convertirse en una institución pública en su política de desarrollo. Estos tratados son los impulsores de la actividad empresarial de todo tipo de empresas, de cualquier tamaño.

Para competir en mercados tan especiales como Tailandia, Malasia e Indonesia, sin abandonar el cobre y otros minerales, hay que ofrecer productos no convencionales, caseros, artesanales y poco reconocidos por nosotros como de interés para otros. Si no se ha hecho, se debe en parte a que no creemos que sean atractivos para otras culturas.

En el presente se está avanzando en los detalles de dos tratados con Tailandia y Malasia, y está en compás de espera el inicio de conversaciones con Indonesia. Se trata de mercados de 327 millones de personas, que si bien es cierto, tienen diferente ingreso per cápita, el ingreso promedio es de US$ 8.307, cifra atractiva para iniciar una exploración de mercado.



Barreras y oportunidades

Esto es una generalización, pero hay aspectos comunes que deben considerarse. El primero es la cultura. La mayoría es de religión musulmana, refractaria a los licores, siendo muy estrictos en observar lo preceptos religiosos. Por ejemplo, en Malasia hay bancos especializados que financian la peregrinación anual a la ciudad santa de la Mecca, fomentando el ahorro desde muy temprana edad. Naturalmente que este mercado no será muy abierto a los vinos, igual situación que deberá esperarse en Indonesia. Pero en el área de los alimentos, la situación puede ser diferente, ya que a medida que sube el poder adquisitivo, aumentan las expectativas de lujo y alimentación, demandando exquisiteces. Los productos de la pesca y mariscos de aguas frías son atractivos para los paladares asiáticos, no sólo por sus sabores exóticos sino también las cualidades afrodisiáticas que les atribuyen. El rubro de la pesca es el que tendrá una mayor demanda, a medida que en el mundo se agote la producción natural, razón para acelerar el fomento en Chile del cultivo de toda clase de especies.

El turismo es otra de las industrias en que hay que ofrecer ya que nuestro clima, en contraste con el de ellos, no está sujeto al régimen de monzón ni a los tornados. En materia de transporte aéreo, aún no hemos podido llegar a un acuerdo para tener línea directa con Malasia, tema que ha estado pendiente desde por lo menos diez años.

Ahora, estos países no están libres de riesgos políticos pero es de esperar que vayan disminuyendo con el crecimiento de sus economías. A pesar de estos problemas, la seguridad de las inversiones que Chile puede hacer es alta, con espacios en infraestructura, construcción naval y transmisión de conocimientos técnicos. Esto último es importante ya que las anteriores experiencias, por ejemplo, en Malasia, demostraron que antes de emprender actividades técnicas avanzadas, era necesario preparar cuidadosamente al personal nativo y que una vez que se hizo, dio excelente resultado.



Potenciar dirección económica

Dado el alto número de tratados de libre comercio que Chile ha firmado, se hace imprescindible elevar a la Dirección Económica de la Cancillería al nivel de una subsecretaría, ya que el control de los avances de los TLC firmados y el seguimiento de los problemas que se puedan suscitar en su funcionamiento, no sólo afecta a los interesados en hacer uso de estos acuerdos, sino también se transforma en un asunto de prestigio nacional que influye sobre nuestra imagen en los países como Tailandia, Malasia e Indonesia, donde los compromisos se hacen más de palabra que por escrito.

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