El tsunami que golpeó esta arenosa ciudad portuaria después del monstruoso terremoto de Chile encalló barcos de 50 toneladas tierra adentro y demolió el puerto, arrasando con negocios por 40 millones de dólares que le dan rumbo a la economía local de la pesca anual de anchoas y sardinas.
A menos de 200 kilómetros de distancia, el terremoto destruyó los puentes y abrió vastas grietas en la única carretera que atraviesa el país de norte a sur, paralizando instantáneamente la columna vertebral de la renombrada crianza chilena de salmones para exportación.
Y el sistema de telecomunicaciones de Chile estaba aún tan desencajado el martes, cuatro días después del sismo, que los chilenos y los inversionistas extranjeros que poseen viñedos que alfombran las áreas más duramente golpeadas no podían contactar a los empleados de sus bodegas por teléfono ni por internet para identificar al detalle los desafíos empresariales imprevistos para la próxima cosecha.
``Debo llevar las uvas de los viñedos a las bodegas y yo no sé la condición de las carreteras alrededor de la bodega'', dijo Mark Osmun, vocero de Jackson Family Wines de California, propietaria de la bodega Viña Calina en la devastada región de Talca, a unos 100 kilómetros del epicentro del terremoto.
Todavía no se han calculado el costo de los daños que causó el terremoto de magnitud 8,8, aunque la presidenta Michelle Bachelet mencionó un estimado de 30.000 millones de dólares cuando se entrevistó el martes con la secretaria estadounidense de Estado Hillary Rodham Clinton, quien entregó 25 teléfonos satelitales como adelanto de la ayuda por el desastre.
El daño del sismo ya ha forzado al desempleo a decenas de miles y casi seguramente encarecerá la carne de salmón en los países importadores. También se traduce en precios más altos para el vino en un industria que ya ha sido golpeada por el declive del valor del dólar.
Grandes barcos que pescan en las ricas aguas chilenas en mar abierto se libraron del tsunami y pueden entregar sus capturas en puertos no afectados por el terremoto, pero aproximadamente 1.000 botes que estaban más cerca de la costa fueron destruidos, dijo Gonzalo Olea, un vocero de la Confederación Nacional de Pequeños Pescadores de Chile. Algunos terminaron kilómetros tierra adentro.
La región en donde navegan representa el 4% de las capturas de mariscos a nivel mundial, unos 2 millones de toneladas métricas, dijo Héctor Bacigalupo, el gerente general de la Asociación Nacional de Pesca de Chile. Al menos el 90%, incluyendo merluza, caballa y mariscos, van a Estados Unidos, Australia y Africa.
Muchos pescadores perdieron sus hogares y otros, cuyos botes quedaron intactos, no podrán pescar porque tomará muchos meses reparar los muelles de descarga y reemplazar los equipos que los saqueadores robaron de las plantas procesadoras de pescado.
``Nuestro trabajo depende de las exportaciones'', dijo el capitán de bote Carlos Rivas, de 45 años. ``Ahora los barcos están paralizados porque no hay manera de descargar''.
Aún así algunos se hicieron a la mar después del terremoto, manteniendo sus botes en bahías al regresar y remando hasta la costa para entregar el resultado de la pesca a víctimas hambrientas del terremoto en una zona en donde pereció la mayor proporción de las 796 víctimas mortales del terremoto.
La industria del salmón chilena que cría peces en corrales y compite fuertemente con Noruega y Canadá se libró del mayor daño porque se sitúa a cientos de kilómetros al sur de Talcahuano. Pero el sector entró en una crisis en la cadena de suministro en el momento en que el terremoto asoló la madrugada del sábado, en parte debido a la configuración del país.
En los mapas, Chile literalmente parece como un delgado chile con la carretera Panamericana que lo recorre de norte a sur apretujada entre el océano Pacífico y la cordillera de los Andes.
El salmón fresco para ser transportado por aire a Estados Unidos y otros destinos debe ser trasladado rápidamente en camiones refrigerados a lo largo de 900 kilómetros en la autopista hasta el aeropuerto de Santiago, la capital, para cargarlos por aire. Empeorando la situación, el aeropuerto está dañado y aún no ha abierto por completo.
Sin poder cargar los camiones para ir al norte, algunos proveedores chilenos están tratado de establecer una ruta a través de Buenos Aires, Argentina, dijo Kimberly Gorton, presidenta de la distribuidora de mariscos con sede en Boston Slade Gorton & Company Inc. En contraste, la industria del cobre de Chile, que abastece la tercera parte del mercado mundial de cobre no fue tan severamente afectada porque se localiza al norte de Santiago.
Pero la ruta vía Argentina es el doble de larga y los camiones deberían atravesar pasos montañosos para llegar a Buenos Aires. Nadie sabe cuanto se tardará la reparación de todos los puentes chilenos daños y el asfalto de la carretera.
``Claramente se vislumbra una reducción en el abastecimiento y esto va a causar un incremento en los precios'', dijo Gorton. ``Es triste porque Chile depende mucho de sus exportaciones de la industria pesquera''.
Algunas de las más antiguas y famosas regiones de viñedos chilenos yacen en el corazón del área golpeada por el sismo y los ejecutivos de la industria no han podido evaluar completamente el estado de sus operaciones desde la distancia porque las llamadas telefónicas casi no entran.
Concha y Toro, el más grande fabricante de vinos de Chile, anunció el cierre de sus operaciones durante una semana para llevar a cabo minuciosas inspecciones.
Osmun dijo que las únicas noticias que tenía el martes de la bodega Viña Calina las recibió el domingo vía mensaje de texto: Todos los empleados y sus familias están OK, 2.000 litros de vino perdidos cuando un barril se rompió y botellas se quebraron y hubo daños menores a la bodega.
Indicó que las uvas están casi listas para ser cortadas en una cosecha que dura tres meses probablemente no fueron dañadas porque las parras yacen a poca altura del suelo y los viñedos sobreviven los terremotos en California. Las preocupaciones principalmente se enfocan en el estado de las carreteras y cómo los trabajadores de la bodega y sus familias se las están arreglando en medio de la escasez de comida, agua y electricidad.
El daño, aun si es menor, significará costos más altos para las bodegas que ya están afectadas por la recesión global y una temblorosa recuperación impactada por el valor en declive del dólar que hace a los vinos chilenos cotizarse más caro en Estados Unidos.
Pero los promotores de vinos chilenos estaban confiados de que la industria se recupera a pesar del daño estructura a las operaciones.
``El daño no fue suficiente para arruinar las posibilidades de hacer vino'', dijo Michael Cox, director del Reino Unido del grupo Wines of Chile que promociona a 90 bodegas chilenas. ``Si una bodega puede ayudar a otra cercana a aplastar las uvas, hay posibilidades de que salgan todas juntas''.
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