2010/03/22

Rotación de banqueros centrales no ahuyenta a inversionistas de la región

Los inversionistas con posiciones en Latinoamérica parecen ser más temerarios que antes. El movimiento que se ha producido en los bancos centrales de la región durante los últimos meses no ha tenido impacto en los mercados, algo inimaginable hace algunos años.

El reemplazo de Guillermo Ortiz después de doce años al mando del instituto emisor de México, la incertidumbre sobre el futuro político del brasileño Henrique Meirelles y la verdadera teleserie que se vive en Argentina, donde el banco central ha sido encabezado por tres personas en tres meses, da cuenta de un clima de inestabilidad que, sin embargo, no ha espantado a los inversionistas.



El amigo del presidente

El mexicano Guillermo Ortiz fue reemplazado en la presidencia del banco central en diciembre por el hasta entonces ministro de Hacienda y colaborador cercano del presidente Felipe Calderón, Agustín Carstens. Durante su ejercicio Ortiz vivió varios enfrentamientos con el Ejecutivo. En todo 2008 las cifras entregadas por el gobierno y el instituto emisor no concordaron, con el Ministerio de Hacienda augurando un crecimiento moderado y Ortiz corrigiéndolo a la baja. El funcionario también hizo caso omiso a las presiones para bajar la tasa de interés ante una inflación que sobrepasaba el 5% a mediados de ese año, y -recalcando la autonomía de la entidad -decidió aplicar un mandato constitucional y mantuvo los tipos.

Apenas asumió su cargo, Carstens debió demostrar que mantendría la autonomía del Central, puesta en duda por su cercanía con Calderón. "El presidente está de acuerdo en la autonomía. Él no estaría dispuesto a violentarla, y lo único que se pretende es que se exploten mejor las instancias de coordinación entre la secretaría de Hacienda, el gobierno federal y el Banco de México", declaró.

Para los inversionistas, la mayor preocupación en lo que se refiere al país norteamericano es que el crecimiento está por debajo del potencial, la privatización del sector petrolero y el aumento del narcotráfico. El cambio de presidente del banco central no ha sido tema, aunque esto se puede explicar en parte por la destacada trayectoria internacional como economista de Carstens.

En Brasil, el presidente del banco central, Henrique Meirelles, aún no decide si se alejará o no de la entidad para participar en las elecciones del 3 de octubre y optar a un cargo de votación popular.

El titular, que ha ejercido desde 2003, tiene hasta el 3 de abril para presentar su renuncia. Ese mes, el instituto emisor podría subir la tasa de interés de referencia por primera vez en 19 meses, luego de que la tasa Selic fuera dejada en su mínimo histórico de 8,75% en la reunión del comité de política monetaria de la semana pasada.

Según la revista brasileña IstoE, Meirelles podría postular a la vicepresidencia, apoyando a la candidata oficialista Dilma Rousseff, mientras que Folha de Sao Paulo apuntó que el banquero podría buscar un puesto en el Senado por su estado natal, Goias.

Pero la incertidumbre no ha tenido impacto en el ánimo de los inversionistas. "No me consta que el presidente del banco central quiera ser candidato a nada. Pero estoy tranquilo, porque hoy podemos hacer estos cambios sin ninguna dificultad", dijo recientemente el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Recién la semana pasada la bolsa brasileña comenzó a tambalear, probablemente más porque había llegado demasiado alto que por algún temor a cambios en la política económica o monetaria. Por ahora, Meirelles ha dicho que está "totalmente concentrado en su trabajo".



La controversia

En Venezuela, el mandatario Hugo Chávez está abogando por el ingreso del ministro de Finanzas al directorio del banco central, lo que se suma a la reforma del año pasado que permite que el organismo adquiera bonos del sector petrolero y luego los traspase a un fondo.

La oposición advirtió que quien entrega el dinero no debería "sentarse en la misma mesa" que quien lo gasta. Chávez ha dicho que "algún día" cambiará la constitución para eliminar formalmente la autonomía del Central, lo que sería un presagio de una rotación más alta.

Más radical es la situación de Argentina, donde Martín Redrado fue removido de la presidencia del banco central por oponerse al plan de la presidenta Cristina Fernández de usar US$ 6.600 millones en reservas para pagar la deuda del país.

El gobierno designó a Mercedes Marcó del Pont como reemplazante, después de que asumiera de forma interina Miguel Ángel Pesce. Pero el nombramiento de Marcó del Pont ni siquiera ha sido ratificado por el Senado, pese a que la funcionaria ejerce el cargo desde el 4 de febrero.

Pese a ello, el riesgo país de Argentina medido en credit default swaps (seguros contra el riesgo de un impago de deuda), sigue cayendo de forma acelerada.

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