El ministro de Economía argentino, Amado Boudou, reconoció que sin el Fondo del Bicentenario, que utiliza las reservas del Banco Central, el panorama fiscal argentino para este año se complicará. Con esto, el funcionario pone presión al Congreso de ese país, donde quedan tres semanas para que se realice la sesión que definirá el futuro del Fondo.
"El Fondo es una herramienta fundamental para pagar un montón de compromisos de deuda que tenemos en 2010; por eso estamos buscando la posibilidad de avanzar con el DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia) y buscando acompañamiento de la oposición", recalcó.
La presidenta argentina, Cristina Fernández, firmó un decreto para transferir
US$ 6.600 millones en reservas al Tesoro para pagar deuda, y removió al presidente del Banco Central, Martín Redrado, por oponerse.
"Las deudas hay que pagarlas y pagarlas lo mejor posible, porque no vamos a salir al mercado a pagar tasas del 14% teniendo reservas excedentes", afirmó Boudou. En los mercados sus palabras se interpretaron como una señal de debilidad fiscal.
El gobierno enfrenta necesidades de financiamiento que alcanzarán los
US$ 11.400 millones este año, desde los US$ 10.700 millones de 2009, según Credit Suisse. La debilidad fiscal ha generado expectativas de que el gobierno presionará el cambio a la baja para beneficiar a los exportadores e incrementar sus ingresos a través de los impuestos a los embarques. Estas expectativas llevaron ayer al peso argentino a su mínimo frente al dólar a medida que los inversionistas se anticipan a tomar posiciones.
Manifestaciones
El panorama para las autoridades argentinas también se complican en el frente social. Los productores agrícolas lanzaron su primera protesta del año, con un tractorazo en el sur de Santa Fe. Por su parte, manifestantes cortaron ayer la Avenida 9 de julio en Buenos Aires, para protestar por las supuestas irregularidades en la distribución de los planes de empleo decretados por el gobierno.
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