El domingo se coronó oficialmente como el día más escogido por las empresas estadounidenses para declararse en quiebra. Esta vez fue el turno del atribulado prestamista comercial CIT Group, que con su solicitud de protección a través del Capítulo 11, deja a varias pequeñas empresas con la presión de conseguir financiamiento en un reducido mercado de crédito.
La quiebra de CIT, cuyo negocio se orienta a la entrega de créditos a las pequeñas empresas, era una noticia esperada.
De hecho, los términos de la reestructuración ya estaban aprobados por sus acreedores. En su solicitud de bancarrota, el banco declaró US$ 71 mil millones en activos y US$ 64.900 millones en pasivos, lo que la transformó en la cuarta mayor quiebra de la historia de EE.UU. (ver tabla).El banco no pudo conseguir un segundo rescate gubernamental en julio o persuadir a los tenedores de bonos para que canjearan US$ 30 mil millones en deuda para evitar la quiebra.
Los contribuyentes serán los más golpeados, ya que el Tesoro aseguró que es probable que no se recuperen los US$ 2.330 millones que el prestamista recibió en su primer rescate.
“Seguiremos los acontecimientos muy de cerca en vistas de la protección de los contribuyentes durante el procedimiento de quiebra”, dijo el vocero del Tesoro, Andrew Williams. “Pero como deja clara la revelación de la bancarrota prearreglada de la compañía, con los tenedores de bonos recibiendo menos del valor de sus instrumentos, la recuperación de las participaciones en acciones preferentes o comunes será mínima”, agregó.
Las acciones de CIT cerraron en US$ 0,72 el viernes, después de transarse hasta en US$ 61,59 en 2007.Pequeñas empresasEl prestamista financia a cerca de 1 millón de empresas, como las franquicias de Dunkin’ Donuts y Eddie Bauer Holdings, la cadena de ropa en quiebra.
El banco también entrega financiamiento a cerca de 2 mil vendedores, que proveen a 300 mil cadenas minoristas estadounidenses, según aseguró en julio la Federación Nacional de Retail.La contracción del crédito para las pequeñas empresas ha sido un problema que abordó recientemente el presidente Barack Obama, al comprometer una serie de medidas para impulsar los préstamos.
El prestamista dijo el domingo que todas sus entidades operativas continuarán operando funcionalmente, y que espera salir de la bancarrota a fines de año, luego de reducir en US$ 10 mil millones su deuda.
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