2009/07/22

Cómo se vive la crisis en Manhattan, la capital financiera del mundo

Son pasadas las 14:00, y pese a los casi 30 grados celsius, Times Square, el corazón de Nueva York, está abarrotado. Cientos de turistas y locales pasean por una cerrada avenida Broadway, que se convirtió en una verdadera feria de las pulgas. El epicentro de Nueva York.
¿Y los rastros de la crisis financiera internacional? Nada.



Sin embargo, basta con empezar a preguntar un poco a vendedores, taxistas, ejecutivos y turistas que viajan constantemente a Nueva York para darse cuenta de que la crisis golpeó a la Gran Manzana, y pese a que para el turista no es evidente que el flujo de visitantes haya caído en forma importante, quienes viven en esta ciudad sí lo tienen muy claro.


Si hace menos de un año encontrar un taxi en Nueva York era una odisea, hoy la situación es radicalmente distinta: hay cinco de los tradicionales autos amarillos haciendo cola para subir un pasajero.


Eso sí, las tarifas no han bajado. Un taxi del aeropuerto J. F. Kennedy al centro de Manhattan sigue costando US$ 55, casi $30 mil.

Hilda trabaja hace diez años en el transporte de pasajeros hacia los principales aeropuertos de la ciudad (La Guardia y JFK). En los buenos tiempos realizaba un promedio de diez viajes por día. Ello le daba un buen dinero para pagar la pequeña vivienda que junto a su marido arriendan en el sector latino de Queens (unos US$ 3 mil por mes), más el oneroso seguro que por ley debe contratar para el transporte de pasajeros.

Incluso quedaba para ahorrar. Pero luego de que estalló la crisis, todo ha cambiado. Con suerte logra realizar dos o tres viajes por día, y sus planes de cambiar su camioneta Ford ya no existen. "Nueva York se ha vuelto un infierno", dice, al punto que ya está pensando en regresar a Quito.


Suma y sigue. El costo de una habitación en un hotel cuatro estrellas bien ubicado (en las cercanías de la Catedral de San Patricio) ha caído hasta en un 30% a cerca de US$ 300 la noche.
"Antes, cuando uno venía, era imposible encontrar espacio en un restaurante de moda. Ahora, hay espacio de sobra y los precios han bajado en hasta un 40%", dijo un ejecutivo chileno que participó en el "Chile Day" en Manhattan, evento para "vender" al país como destino de inversiones y que terminó el pasado viernes.



Otra cosa que llama la atención es cómo han florecido los carros de comida al paso. Hoy, en casi todas las esquinas hay un puesto de venta. Mientras, el negocio de los locales establecidos ha bajado fuertemente. "La venta ha bajado. Se nota que la gente no está gastando en comida", dice un peruano que trabaja en un restaurante del bohemio y turístico barrio "Little Italy".


Hay otros detalles imperceptibles para el turista. En la temporada operática que acaba de terminar en el Metropolitan Opera House aún era posible encontrar algunas localidades disponibles, algo que en los buenos tiempos era imposible, ya que las grandes superproducciones suelen agotar las localidades con varios meses de anticipación.

La cadena Barnes & Noble también da cuenta de los nuevos tiempos. Además de tener corners destinados a libros sobre el Presidente Barack Obama, se han dispuesto puntos especiales para vender los libros de John M. Keynes, el célebre economista que ganó fama en la Gran Depresión al proponer un fuerte aumento del gasto público.


Pese a todo, los estadounidenses no abandonan sus grandes autos y camionetas. Y los citycars brillan por su ausencia.
HOTELERÍA
El costo de una habitación en un hotel cuatro estrellas bien ubicado ha caído hasta 30% a cerca de US$ 300 la noche.

La gran vida les pasó la cuenta a los Wall Street boys
En Wall Street, los ejecutivos tienen prohibido hablar con la prensa. Sólo pueden dar declaraciones previa autorización. Sin embargo, en una conversación informal se puede conocer de primera fuente el origen de la crisis.



"Muchos ejecutivos de rango intermedio se dieron la gran vida sin tener los ingresos para eso. Y muchos no pudieron pagar sus compromisos", dice John, que prefiere mantener el anonimato.
Cuenta que su jefe tiene ingresos millonarios, y él sí puede costear sus lujos.


Pero varios de sus subalternos (los que eran conocidos como los Wall Street boys ) comenzaron a gastar de manera desmedida, invirtiendo cifras millonarias para comprar su casa y su auto de lujo. De ahí que varios comenzaran a vender sus propiedades, con la consiguiente caída en los precios de las propiedades. Y ahí comenzó la cascada que golpeó a todo el mundo.

Pero afirma que hoy hay varios inversionistas que están adquiriendo propiedades a "precio de huevo" con el objetivo de "hacerse una pasada" apenas comience la recuperación de la economía estadounidense.

http://diario.elmercurio.com

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