El fin de semana fue el momento elegido para que una pareja de zona norte saliera a comprar algunos artículos para su hogar. Había dos productos que le interesaban: un LCD y una cafetera expresso.
El primer destino fue Norcenter Lifestyle Mall, frente al shopping Unicenter. Descontaban que, por la caída en ventas que afecta al país, iban a encontrar sin problemas ambos artículos. Sin embargo, se toparon con una inesperada sorpresa.
En uno de los locales, los LCD de 42” estaban “agotados”. Ante la consulta, el vendedor explicó que hace largo rato no reciben mercadería y que ya no tenían stock.Tras la negativa decidieron ir a Falabella, situado en el shopping de enfrente.
Allí había una promoción con tarjeta Citibank con un 35% de descuento en algunos productos. “Parecíamos hormigas buscando algunas promociones muy interesantes”, relató la pareja. Entre esas, se encontraba el tan ansiado LCD de 42”.
Apenas se acercaron al vendedor para decirle su interés en la compra, éste pidió que los aguarde mientras corría con un papel en su mano para colocar sobre el LCD en exposición un cartel de “Reservado”.Al volver, agitado por esquivar a las decenas de personas presentes en el local, apenas atinó a decir:
“Sólo quedan dos televisores más, y si no lo reservamos lo pierden”.La historia no termina ahí. Una vez asegurado el LCD, fueron por la cafetera expresso. Pero esta vez con menos suerte: no había stock. Tampoco quedaban en el Falabella del Dot Center Baires, y recién la encontraron en el de Florida.“El problema es que no estamos recibiendo mercadería porque una gran parte está trabada en la Aduana”, explicó el vendedor.
Y luego, lamentándose, agregó: “Los perjudicados en todo esto también somos nosotros. Vivimos de las ventas, tenemos una familia que mantener, y sin productos para comercializar, la situación es cada vez más preocupante”, se lamentó.
La nueva realidad La experiencia de esta familia sirve como fiel reflejo de la paradoja que se vive actualmente en la Argentina. En un contexto donde hay caída de ventas y las empresas tratan de hacer promociones desesperadas para incentivar a los clientes, aún perdiendo rentabilidad, hay faltante de mercadería.
Y si bien es un proceso incipiente, todo indica que el fuerte "cerrojo" a las importaciones impuesto por el Gobierno amenaza con agudizar aún más el problema. De este modo, conseguir un LCD o una heladera de marcas reconocidas comienza a complicarse. iProfesional.com reveló días atrás cómo las principales cadenas de electrodomésticos empiezan a agotar stock y les resulta muy difícil operar en el país
(Ver nota: Empresas y grandes cadenas ven al país como un campo minado para seguir operando).Altas fuentes de una reconocida cadena indicaron que los problemas comenzaron hace un año, con la suspensión de las licencias no automáticas para importar, un trámite que se realiza en la Secretaría de Industria para ciertos productos, pero que se intensificaron en los últimos meses.
Un vendedor de uno de los locales de Garbarino, ubicado en Palermo, explicó que “tenemos $25 millones retenidos en Aduana y Electrolux sólo pudo ingresar 250 heladeras”.Lo mismo confirmaron en Rodo y Ribeiro, donde esta situación ha pasado a formar parte del discurso común de los vendedores para justificar al cliente por qué no pueden cumplir con sus pedidos.
“A la gente hay que explicarle que está pasando, porque sino lo perdés ahora y a futuro”, explican.Principales faltantesLa carencia de stock se da en varios productos. Según relataron en algunos comercios visitados, los más afectados son LCD, heladeras y lavarropas.En un Hiper Rodo de Florida explicaron que “hay problemas con las heladeras y lavarropas, sobre todo con las importadas”, comentó un vendedor.En la misma cadena agregaron:
“Quieren fomentar la industria nacional, pero si no abren fábricas no sirve porque no podemos reponer. Todavía tenemos stock, pero se nos está agotando. El problema se va a agrandar en la medida que no podamos reponer".En cuanto a las marcas, en un local de Frávega ubicado en Corrientes y Esmeralda -donde manifestaron que desde hace cuatro o cinco meses sufren problemas de stock-, destacaron que los principales inconvenientes se dan en marcas importadas como Whirpool y Electrolux.
Los vendedores también resaltaron que, entre los productos que hay para la venta, en general no cuentan con todos los modelos.Por otro lado en Ribeiro, ubicado en Corrientes esquina Estado de Israel, reconocieron idénticas dificultades con las mismas marcas, que al tener que cumplir con un cupo no alcanzan para ser distribuidas entre todas las cadenas.
“Mil heladeras para una gran cadena no es nada. Ingresan ahora y hasta fines de agosto no las reponen. Así, cuando las vendemos, nos quedamos hasta 20 días sin mercadería, demasiado tiempo”, agregaron.Al momento de la consulta realizada por este medio, en el local únicamente tenían tres modelos de heladeras con freezer no frost.
Una Gafa (nacional) y otras dos de Whirlpool.Más proteccionismoLos industriales argentinos apoyan este tipo de medidas. En diálogo con iProfesional.com, fuentes de la Cámara de Industrias de Refrigeración explicaron que en 2008 de las 700.000 heladeras que se vendieron, el 30% fueron importadas.
Con la contracción del consumo, desde la entidad aseguraron que “le estamos pidiendo al Gobierno que mantenga las licencias automáticas y sean bastante restrictivos en los volúmenes”.No conformes con esto, adelantaron a iProfesional.com su próxima avanzada: “Estamos negociando con los brasileños aplicar un cupo para reducir aún más las importaciones”.
“En este momento nuestra idea es frenar al máximo lo que viene de Brasil y el Gobierno nos está dando un fuerte apoyo al regular la importación”, aseguraron.A la hora de explicar el por qué de esta postura, desde la Cámara aseguraron que “la industria nacional tiene capacidad para abastecer el doble de lo que hoy demanda el mercado", dando a entender que "todo lo que venga de Brasil, China o México afecta nuestro negocio”.
Es así como los faltantes de productos comprobados por este medio encuentran su explicación. Más aún cuando el consumidor quiere acceder a marcas importadas. Un problema que afecta a varios rubros
Este fenómeno no es exclusivo de los productos electrónicos o electrodomésticos. Por el contrario, también afecta a otros rubros, como el del calzado y los juguetes.Fuentes de una compañía que maneja la licencia exclusiva para la Argentina de una marca de zapatillas de primera línea para trekking, explicaron a iProfesional.com que el año pasado importaron 200.000 pares, a la vez que se encargaron de resaltar su preocupación dado que, tal como revelaron, "desde fines del año pasado no nos salió ningún permiso para ingresarlas”.
“Ahora estamos en plena temporada de invierno y la mercadería varada en el puerto es de hace varios meses atrás, incluso hay pares de octubre del año pasado”, se quejó el empresario, quien agregó que hasta hace unos días “nuestra marca había desaparecido de los locales, no tenían ni siquiera un par en exhibición.
Y lo peor es que estos calzados, con este nivel de tecnología, no se fabrican en la Argentina”.En tanto, Carlos Restaino, director ejecutivo de la Asociación de Empresas del Juguete y Afines (ADEJA), entidad que representa a gigantes del sector como Mattel, explicó a este medio que “el atraso es terrible. Se acerca el día del niño y no tenemos productos nuevos en las góndolas”.
La situación que padece el sector es clave, dado que según la entidad, el 70% de los juguetes que se venden en la Argentina provienen del exterior. Así, “cadenas importantes como El Mundo del Juguete o Zebra están desesperadas porque lo que importan por su cuenta no les sale y sus vendedores tampoco tienen suficiente mercadería”, se quejó Restaino.Las restricciones son “palpables” a nivel estadístico.
Además del efecto que tiene la menor demanda por la retracción del consumo, datos oficiales demuestran el impacto directo de las medidas del Gobierno en el ingreso de productos electrónicos y electrodomésticos a la Argentina.En efecto, en lo que respecta a los aparatos de televisión, las importaciones se desplomaron un 62%, mientras que productos como equipos de aire acondicionado y heladeras registraron caídas del 40 y 36%, respectivamente.
Un complejo sistema de trabasLos objetivos que persigue el Gobierno con este “operativo cerrojo” son múltiples: desde incentivar la fabricación de productos en el país para impedir que la crisis se traduzca en más pérdidas de puestos de trabajo hasta evitar que más dólares se “escapen” vía el comercio exterior.
La herramienta más difundida es la licencia no automática, que afecta a un amplio abanico de sectores. A esta se suman medidas antidumping, salvaguardias, y otras restricciones del tipo pararancelaria, como mayores controles técnicos, tal como se observa en el relevamiento realizado por la Cámara de importadores que se reproduce a continuación:
Las licencias no automáticas funcionan como una suerte de llave de paso, que regula el ingreso de un amplio abanico de bienes, en su mayoría “sensibles”, como textiles, calzado, artículos para el hogar, neumáticos, motos, marroquinería y maquinaria agrícola.
El problema es que la Organización Mundial del Comercio (OMC) permite un plazo de aprobación no mayor a los 30 días y, además, establece que sólo sean utilizadas para administrar cupos de comercio. Sin embargo, los empresarios se quejan de su uso indiscriminado y de períodos insólitos que pueden superar los 300 días para obtener la luz verde.
En diálogo con este medio, Rubén Pérez, presidente del Centro de Despachantes de la Argentina (CDA), aseguró que “las licencias están saliendo con mucha dificultad. Entonces, cada vez hay más mercadería que directamente deja de importarse”.En la misma línea, Ernesto Taboada, director de la Cámara de la Producción, la Industria y el Comercio Argentino-China, confirmó que “en algunos productos, los stocks están llegando a niveles críticos.
La situación se está yendo a un extremo que no es bueno”.“Estamos en contacto permanente con importadores de productos de la línea blanca y de electrónica, que son socios de la cámara, porque tienen muchísimos problemas para entrar estos productos”, recalcó.El consumidor, el gran perjudicadoPara Taboada, “el primero que sale perdiendo es el consumidor, porque el importador transfiere los costos de todas estas demoras.
De hecho, ya estamos viendo aumentos en algunos electrodomésticos. Esto ya pasó con los textiles: al caer la competencia de los bienes importados, falta volumen y los precios aumentan”.Pérez confirmó que los costos por tener un contenedor parado son demasiado elevados: “al quinto día hay que pagar u$s200 extras y después del día 30 la penalización es muy alta”.
Una filosofía con efectos negativosSegún el economista Aldo Abram, “el ´vivir con lo nuestro´ apunta a un mayor proteccionismo que permita producir todo en la Argentina. Hace ya mucho que la Ciencia Económica ha demostrado que eso es imposible, incluso para las más grandes economías del mundo que tienen muchos recursos y podrían aplicarlos a fabricar más tipos de bienes y servicios a grandes escalas.
Cuanto más pequeña es una nación, menor es la cantidad de rubros en los que se puede lograr los niveles de producción necesarios para ser eficiente”.“Además, cuando un gobierno protege a un sector con aranceles, restricciones a la importación o un tipo de cambio artificialmente alto, está incrementando su rentabilidad a costa de la calidad de vida de quienes consumen su producción”, sostuvo.
A modo de conclusión, Abram enfatizó que “muchos industriales están acostumbrados a ganar plata sin invertir ni hacer el esfuerzo suficiente para ser más productivos; por lo que dependen de que el Estado los proteja del ingreso de mercadería extranjera fabricada por empresarios que sí buscan mayor eficiencia. Por supuesto, esta protección implicará que los consumidores argentinos deberán pagar mayores precios por esos bienes”.
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