2009/04/06

Planes de Hacienda Pierden Fuerza al Desconocer Recesión Doméstica

Diversos agentes privados coinciden en que el país atraviesa por un cuadro contractivo y, en ese sentido, advierten que los programas gubernamentales son tardíos y podrían ser insuficientes.

El ministro de Hacienda, Andrés Velasco, anticipó el viernes que deberá rebajar la estimación de PIB para este año, actualmente entre 2% y 3%. En la víspera, la Presidenta Michelle Bachelet manifestaba que la previsión del Gobierno apunta a un crecimiento menor al 1%.

No obstante, los economistas tienen pocas dudas respecto a que la economía chilena ya entró en recesión. Y es que si bien el Producto de los dos últimos trimestres de 2008 ascendió 4,6% y 0,2% en doce meses, para cada caso, el cálculo desestacionalizado, modelo que se usa en naciones como Estados Unidos (EE.UU.), arroja retrocesos de 3% y 8,3% en similares lapsos. Más aún, en tales periodos el consumo pasó de un avance de 5,2% a una profunda desaceleración de 1,1%. El desempeño de variables como la desocupación, que se elevó a 8,5% en diciembre-febrero y la cesantía, que subió 23,5%, también son decepcionantes. De igual modo, la producción industrial y minera evidenciaron declives de 11,5% y 10,1% en el segundo mes del ejercicio.

Estas señales ponen la lápida al postulado oficial del “blindaje” doméstico frente a la crisis internacional; discurso que además supone un riesgo no menor al momento de elaborar los planes de reactivación.
El académico de la Universidad de Chile, Ricardo Ffrench-Davis, sostiene que los paquetes fiscales lanzados por el Ejecutivo no evitarán una contracción en 2009. Argumenta que “el mundo atravesará por una depresión y nosotros estamos globalizados. Estas medidas (sólo) moderan el impacto; suavizarán la caída”.

Coincide Vittorio Corbo, ex titular del Banco Central e investigador senior del Centro de Estudios Públicos (CEP), quien declaró que “no hay duda que dado el contexto internacional, el orbe se está desacelerando y, si uno considera que en el plano local hubo un descenso del Producto en los dos últimos cuartos (del año pasado), por la definición, estamos en ese proceso; aunque igualmente lo están Estados Unidos (EE.UU.), Alemania, Europa y Japón”.

El fenómeno no sorprende a Enrique Goldfarb. Asevera que “trimestre a trimestre hay claramente una inclinación (…) y los indicadores de febrero auguran un Imacec negativo; eso va configurando un cuadro recesivo”.

Unica Lectura

Cecilia Cifuentes, de la Universidad de Los Andes, expone que “independiente de si el número es levemente positivo o negativo, la caída doméstica es suficientemente fuerte como para clasificar la situación de contractiva. Y eso es, en definitiva, lo que importa”. En esa línea, Tomás Izquierdo, de Gemines, comenta que “aunque no tuviéramos un retroceso de -2% o -1% en el Producto; un incremento de 0,1% no es tan distinto. Ya estamos en recesión”.

El decano de la facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Católica (UC), Francisco Rosende, sostiene que el diálogo técnico es “inconducente; lo concreto es que hay un enfriamiento, con un avance del desempleo y una reducción pronunciada en la demanda. Frente a eso, hay que actuar más que perderse en un debate específico”. Lo propio reflexiona Felipe Larraín, de la misma casa de estudios, al manifestar que “están las cifras del órgano emisor, es un hecho; no debería haber mucha discusión”.

Por su parte, Felipe Morandé, decano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, afirma que los guarismos del mercado del trabajo, la industria y la minería “son bastante malos; estamos en recesión”.

Decisiones

En ese contexto, inquieta la posición del Gobierno, que sistemáticamente ha desestimado el complejo escenario doméstico. Obviar esta realidad supone la toma de decisiones equivocadas, paquetes de estímulo sin la profundidad y urgencia requerida.

Así lo estima Morandé. Advierte que es indispensable “perseverar en el manejo fiscal, en una política monetaria expansiva y en buscar el modo de restablecer el crédito. Lo ya adoptado va en la dirección apropiada, pero no con toda la intensidad que se debiera”. Larraín agrega que los planes pro crédito y de apoyo por US$3.000 millones “están bien inspirados. La pregunta es si van a ser suficientes para el problema que tenemos”. Para él, “no lo serán. Se nos viene una desocupación de dos dígitos en los meses de invierno (…) Siempre es bueno partir de un buen diagnóstico para definir las disposiciones adecuadas”.

Mientras, según Cifuentes, lo referido implica “simplemente el hecho de no reconocer el error que cometieron al decir que creceríamos”. Por lo pronto, Rosende explica que el tema “tiene que ver con la forma en la cual se le comunica a la gente lo que está ocurriendo. No obstante, es necesario ser justo al decir que se han dispuesto varias acciones con el propósito de contener el cuadro, y en ese ámbito, habría que plantearse si las medidas son correctas o no”.

Izquierdo expresa que los montos involucrados en los programas gubernamentales son “significativos”, pero enfatiza que la cuestión de fondo radica en la “administración de los recursos (...) Diría que los esfuerzos en este momento debieran estar en que lo que ya se aprobó sea ejecutado con eficiencia y rapidez”.

Una Década Tarde

En tanto, si bien Ffrench-Davis valora el plan para apuntalar los préstamos y asegura que “varias de las iniciativas van a ser permanentes, sobre todo en relación con las pequeñas y medianas empresas (Pymes), con las se estaba en deuda”, asevera que “muchas de estas cosas las hubiera preferido una década atrás”. La denuncia no es nueva para Goldfarb. El economista viene advirtiendo desde hace una década sobre el alicaído mercado interno y la asfixiante situación de las Pymes. “Vengo proponiendo un plan pro Pyme hace una década para ponerlas otra vez en el sistema”, subraya.

Morandé, asimismo, señala que “desgraciadamente no se tomaron (esas determinaciones) hace 10 años”. Complementa que “las personas que tenían acceso a financiamiento hoy tienen mejores condiciones; en cambio, los que tenían más dificultad, hoy no tienen acceso. Esto se vincula a las perspectivas de aumento en el desempleo en un año en que la producción va a caer y habrá quiebras. Es muy difícil contrarrestarlo porque el negocio de los bancos es tener utilidades sin arriesgar demasiado”.

Suscribe Cifuentes, quien opina que la propuesta “ayuda en las circunstancias actuales, pero es extemporánea. Se podrían haber tomado hace bastante tiempo (…) Que el Estado pague al día a las Pymes o que se les faciliten líneas de préstamos, se pudo hacer antes”.

Rosende consigna que la institucionalidad de la banca funciona de buena manera y que tal proyecto responde a “una situación de emergencia (…) Pienso que lo que más hace falta tiene que ver con la oferta, que se ha ido postergando y que se relaciona con el potencial de largo plazo. Ahí hablamos de aspectos como mercado laboral y de estructuras de impuestos, por ejemplo”.

http://www.estrategia.cl/

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