Alfredo Moreno tiene una carrera marcada por su relación con importantes grupos económicos, así como por estar en el lugar y el momento indicado.
Andrés Kattan A.
Goza de un importante prestigio de negociador en el mercado, por participar en algunas de las fusiones más importantes de Chile. Es de carácter reservado y cuenta con un círculo de hierro que mantiene desde la época en que estudiaba ingeniería comercial en la Católica, conformado por Juan Bilbao y Francisco Pérez
Mackenna, pero, paradójicamente, nunca ha realizado negocios con ellos.
Desde muy joven las grandes empresas se fijaron en Alfredo Moreno. En la década de los 80, cuando aún no concluía sus estudios universitarios, fue contratado por el grupo Cruzat, junto a sus inseparables amigos Juan Bilbao y Francisco Pérez, para que se integraran al departamento de estudios de Forestal S.A.
Desde ese momento Alfredo Moreno comenzaba una carrera que estaría marcada por su relación con importantes grupos económicos.
De Cruzat a del Río
Corría 1983 cuando el grupo Cruzat le delegó el área de comunicaciones de la Comisión Progresa, la cual comprendía las revistas Vea, Ercilla, Deporte Total; las radios Minería y Galaxia. Poco tiempo después se hizo cargo de Ladeco, dormía 4 horas diarias, pero el esfuerzo valió la pena. Conoció en el proceso de venta de la línea aérea a la familia Del Río, que a pesar de no comprar la compañía quedaron impresionados con la labor de Moreno, y aprovecharon la oportunidad para ofrecerle un cargo como director de Sodimac, con lo cual se convertía en el único ejecutivo de la empresa que no era miembro de la familia.
El siguiente paso fue integrarse al directorio del Banco de Chile, a petición de su amigo Felipe Larraín y de su padre Vicente, quienes le pidieron que velara por el Patronato Nacional de la Infancia, para que no saliera perjudicado por la intervención de la entidad financiera.
En el banco llegó a tener cerca de un 1%, el cual luego de la venta, fue valuado en US$ 12 millones. Fue en el Chile donde entabló una relación de amistad con Juan Cuneo, Reinaldo Solari y los líderes del grupo Penta, Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín.
Alfredo Moreno conocía a los Del Río y se los presentó a la familia Solari. Fue ahí cuando se produjo la fusión entre Sodimac y Falabella, gracias a los contactos de Moreno. Asimismo, una vez que se vendió el Banco de Chile, Moreno enajenó su parte y fue contactado por Délano y Lavín, para que formara parte del directorio del Grupo Penta.
La vida profesional de Moreno no sólo ha estado marcada por ser un connotado ejecutivo, sino que también por sus éxitos en el ámbito profesional. A fines de la década del 80 adquirió casi la totalidad de acciones de Telemercados Europa. También creo la Editorial Santiago junto a su socio André Le Foulon, con operaciones en Argentina, Perú, Brasil, México, Venezuela y Ecuador.
Entre fusiones
Sus colegas coinciden a la hora de sacar conclusiones respecto de su influencia y determinación en la fusión que llevó a D&S y Falabella a convertirse en el segundo mayor retail de Sudamérica. Todos esperaban esta unión, era lógica, pero el momento indicado era una incógnita”, señala un compañero de trabajo que observó muy de cerca la alianza. De hecho, la reunión con el representante de D&S, su amigo Hans Eben, se produjo en un restaurante suizo en Lima. Según testigos desde ese momento, ambos sabían que la hora de llevar a cabo esta mega unión había llegado. Eben fue quien lo llevó a Icare y lo nominó como su sucesor en la presidencia, “reunía condiciones empresariales y de ser una persona con mucho criterio y que podía hacer grandes aportes al directorio de Icare”, señaló el director de D&S.
Respecto de la capacidad de negociación de Alfredo Moreno, asegura “que no se elige ser negociador, pero alguien tenía que hacer algo y que es muy disciplinado mentalmente”.
Asimismo, Francisco Pérez
Mackenna sostiene que Moreno “es de carácter muy conciliador, enérgico. Es un animal competitivo que cuenta con mucha inteligencia emocional y es de una personalidad compleja. Es un hombre de números, o sea es más racional que emocional”, señala.
En el caso de Alfredo Moreno, el que mucho abarca poco aprieta no tiene sentido y a pesar de la enorme cantidad de responsabilidades que tiene en el mundo empresarial, siempre encuentra alguna actividad nueva que lo seduce.
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